Los acusados del doble crimen de Los Yesos actuarán en dos bloques para reducir condenas

Este martes se tomará declaración a los cuatro acusados, donde cada grupo busca culpar al otro

Sangre, crueldad y muerte en el cortijo de la finca 373 de Los Yesos: el crimen con las penas más altas de la historia de Granada llega a juicio

Uno de los acusados se tapa la cara a su entrada a los juzgados.
Uno de los acusados se tapa la cara a su entrada a los juzgados. / FRANCISCO NEYRA / PICWILD

La Audiencia de Granada ha constituido este lunes el jurado popular que se encargará de declarar culpable o no culpable a los cuatro acusados de asesinar a una pareja en Sorvilán en abril de 2022, procesados que en grupos de dos pretenden responsabilizar a los otros para reducir sus condenas. La primera sesión del juicio de este doble crimen, en el que la Fiscalía pide penas de prisión permanente revisable y otros 60 años de cárcel para dos de los acusados, sin la prisión permanente para los otros dos, se ha centrado en la elección de los miembros del jurado, el trámite de alegaciones y la presentación de posturas de las partes. El juicio continuará este martes con la declaración de los cuatro procesados, en prisión provisional por esta causa.

La Fiscalía ha recordado que los procesados se enfrentan a cargos por una decena de delitos cometidos el 21 de abril de 2022, fecha en la que fueron retenidos y asesinados un hombre de 62 años y su pareja.

Los cadáveres de las dos víctimas fueron localizados parcialmente desnudos en un barranco ubicado junto a una casa de aperos próxima a un cortijo propiedad del fallecido en Los Yesos, un anejo de Sorvilán, en la Costa de Granada. La investigación permitió entonces el arresto de cuatro personas, dos investigados de nacionalidad marroquí considerados autores materiales de los hechos, y otros dos españoles, vecinos de Castell de Ferro, a los que la Fiscalía ha presentado como colaboradores necesarios de los hechos.

Esta misma división de los acusados utilizarán los cuatro abogados de sus defensas, que presentarán a cada uno de sus representados como los cómplices de los otros, ya que todos han incluido las atenuantes de miedo insuperable como descarga de su responsabilidad y han apuntado al otro par como autores materiales de los hechos.

Además del doble asesinato, la Fiscalía investiga el grado de participación de los procesados en los delitos contra la integridad moral, tenencia ilícita de armas, robo con violencia en casa habitada, lesiones y dos delitos contra la libertad por la detención ilegal de la pareja.

En la aproximación inicial a la causa, la Fiscalía ha recordado que el hombre asesinado fue unos días antes a denunciar tres robos en su finca y acusó de estos hechos a los cuatro procesados, ya que conocía a uno de ellos por ser el hijo de una expareja.

Este acusado, que tenía entonces 18 años, fue a declarar a la Guardia Civil por esos robos y contó el doble crimen, según ha precisado este lunes su abogado, que como el letrado del otro procesado español ha asegurado que pretendían robar pero no participar en un asesinato.

Las defensas de los dos acusados de nacionalidad marroquí han adelantado que sus representados reconocerán su autoría en los hechos, aunque negarán la agresión sexual contra ella y también expondrán que actuaron presionados por los otros dos y ante un miedo insuperable.

Las dos acusaciones particulares, que representan a las familias de las dos víctimas, y la Fiscalía, han resaltado que los procesados acudieron al cortijo armados con machetes y ataviados para no ser reconocidos, lo que han interpretado como un indicio de que estaban dispuestos a matar.

Sobre el miedo o el papel secundario de parte de los procesados, las acusaciones particulares han incidido en que no solicitaron ayuda pese a tener teléfonos, nadie huyó de la zona aunque tenían acceso a coches y había un núcleo a unos 200 metros, y los cuatro juntos trasladaron y arrojaron los dos cadáveres por un barranco.

Las víctimas tenían 61 y 47 años y fueron degolladas después de que él fuera torturado para que dijera dónde guardaba el dinero, tras lo que los implicados se deshicieron de los cadáveres arrojándolos por un barranco de Los Yesos.

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