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Los Alpes, a escena

  • En la segunda semana de competición, la montaña empezará a deshacer la igualdad entre los favoritos

Greg Van Avermaet, que llegó líder a la jornada de descanso, junto a un autobús del equipo BMC.

Greg Van Avermaet, que llegó líder a la jornada de descanso, junto a un autobús del equipo BMC. / SEBASTIEN NOGIER / efe

Una vez salvada la primera y, a priori, temible semana del Tour de Francia 2018, en la que los adoquines de Roubaix no castigaron a casi nadie, el pelotón descansó a las puertas de los Alpes para vivir tres etapas de montaña que deben empezar a deshacer la igualdad entre los favoritos.

La primera semana sólo sentenció a Richie Porte por una caída antes del pavé y retrasó a algunos, como Nairo Quintana y Rigoberto Urán, pero ni el viento causó estragos ni los adoquines se comieron a nadie. Las escasas diferencias entre los favoritos se han debido a accidentes y averías, no al dominio de unos sobre otros.

Entre Valverde, quinto, y Dumoulin, que es decimoquinto, sólo hay 32 segundos

Así las cosas, en los Alpes saldrá con el maillot amarillo Greg van Avermaet (BMC), aunque en la lucha por el título el líder real es Geraint Thomas, compañero de Chris Froome en el Sky, segundo a 43 segundos del líder. Del resto, el Movistar, tras su buena etapa en Roubaix, mantiene a su tridente en la lucha, si bien Quintana acumula un minuto de retraso por la avería del primer día, lo que lo obligará a ir pensando en compensar ya desde los Alpes.

Alejandro Valverde sigue disfrutando de su enésima juventud y es quinto. Por su parte, Mikel Landa se entrenó en Annecy en la jornada de reposo sin novedad, aunque con algunos dolores por la caída del domingo. Si el Sky jugará con dos bazas, Movistar lo hará con tres, pero no serán los únicos que luchen. Entre Valverde, que es quinto, a Tom Dumoulin (Sunweb), que es decimoquinto, sólo hay 32 segundos, algo insignificante. En medio, Froome, Landa, Adam Yates (Mitchelton) y Vincenzo Nibali (Bahrain).

Empieza la hora de la verdad en el terreno que esperan todos aquellos que sueñan con el podio en París. El Tour enseña los dientes con tres jornadas de alta montaña que incluyen dos metas en alto. La batalla está servida.

Para empezar el tríptico alpino, una ruta corta de 158 kilómetros entre Annecy y Le Grand Bornand, con cuatro puertos.

Mañana, una etapa sprint de 108 kilómetros con tres colosos para temblar: la Montee de Bisanne y el Col de Pre, ambos de categoría especial, luego la Cormet de Roselend (segunda categoría), y el novedoso final en la estación de La Rosiere, con un ascenso de 17 kilómetros al 5,8% de desnivel.

Y el jueves uno de esos días que marcan cualquier edición. Será la duodécima etapa con final en Alpe D'Huez, una jornada que acumula 5.000 metros de desnivel y que termina en las míticas 21 curvas de herradura. Antes de la fiesta de ese ascenso, dos puertos legendarios: La Madeleine y la Croix de Fer.

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