Tiroteado y convaleciente, el goleador Salvador Cabañas es aún el baluarte de la selección paraguaya de fútbol, el hombre al que sus compañeros llaman antes de cada partido como cábala, el hombre al que quieren brindar aún más éxitos en el Mundial de Sudáfrica.
"Vamos a ganar por él", dijo el capitán de los sudamericanos, el arquero Justo Villar, antes del duelo con España por cuartos de final de Sudáfrica 2010.
Y es que para los paraguayos el Chava Cabañas está dentro de la concentración en Centurion, aunque en realidad convalezca aún con una bala en la cabeza en Argentina.
"Es el mariscal que nos guía, hubiéramos querido tenerlo acá", admitió el central Paulo Da Silva, probable titular el sábado en el estadio Ellis Park ante la escuadra dirigida por Vicente del Bosque.
"Sí, estamos en permanente contacto", añadió el delantero Nelson Haedo Valdez, quien contó que por Internet o teléfono mantienen un vínculo casi diario con el goleador.
Pero ese lazo no es sólo casual, sino más bien un rito. Antes de cada duelo, los paraguayos se reúnen en una habitación con tereré (una tradicional bebida de su país) y telefonean a su líder, al hombre cuyos goles sirvieron para ir a Sudáfrica.
"Sí, es así", reconoció el mediocampista Cristian Riveros, quien anticipó que el gesto será repetido ante España, la favorita del Mundial, para acrecentar la mística del plantel.
De hecho, para los paraguayos Cabañas es casi un superhombre tras sobrevivir a un disparo que recibió en la cabeza en enero en un bar de Ciudad de México.
El jugador del América de México, tras rozar la muerte, volvió a hablar y caminar, pese a que los médicos no lograron extraerle el proyectil de su cabeza por los riesgos quirúrgicos.
"Salvador (Cabañas) estaría aquí si no hubiera sufrido esa desgracia. Jugamos este Mundial para él. Es una gran inspiración para todos", resumió el técnico de Paraguay, Gerardo Martino.
Y en su recuperación en Buenos Aires, Cabañas también sigue de cerca el destino de sus amigos.
"Para el partido con Japón (en octavos de final) gritaba, saltaba y por momentos estaba muy triste por no poder estar allí", reveló su representante, José María González.
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