Al Covirán Granada le costó 25 minutos quitarse de encima a un Araberri que durante todo ese tiempo ejerció de mosca cojonera. Si se ve el marcador final, cuesta creer que mediado el tercer cuarto la ventaja de los locales fuera de sólo tres puntos (50-47).
Es como si los de Pablo Pin se hubieran dedicado hasta entonces cocinar a fuego lento a un conjunto vasco que jugó siempre al límite de la deportividad y que no dejó maniobrar a los anfitriones en su juego ofensivo. También costó asentarte en una defensa empeñada en no dejar que Robinson apareciera en escena más de lo deseado. El trabajo colectivo surtió efecto, pues se dejó al pequeño base americano, que promedia algo más de 20 puntos, en 14, sólo uno tras el descanso.
Fue a partir de ese minuto 25 cuando la resistencia vitoriana se resquebrajó. El Covirán comenzó a equilibrar su ataque, lo que acompañado a una férrea defensa tuvo como consecuencia que la diferencia no hiciera otra cosa que incrementarse según se acercaba el bocinazo final.
Costó despegarse del Araberri, pero cuando los nazaríes lo hicieron fue con una contundencia casi brutal. La derrota ante Melilla del pasado miércoles ya está olvidada.
Intercambio de canastas
Con problemas en defensa comenzó el conjunto granadino ante el conjunto vasco, que durante los seis primeros minutos prácticamente lo anotó todo.
Como los locales hicieron lo mismo, con Iriarte como principal estilete, con intercambio constante de canastas transcurrieron los primeros siete primeros minutos del encuentro (16-15).
Noticiable fue Robinson falló sus tres primeros lanzamientos cuando salió a la pista. El conjunto granadino metió por unos momentos una marcha más al aprovechar que su rival se había metido en bonus.
Desde la línea de personal el Covirán obligó a Antonio Herrera a solicitar el tiempo muerto (21-15, 8’30’’). El minuto y medio restante del primer acto volvió a discurrir por los mismos derroteros de casi todo el cuarto, si bien fueron los vitorianos los que sacaron más rédito para volver a coger el rebufo de los locales tras un parcial de 2-6.
Con una exigua ventaja de dos puntos (23-21) para el Covirán comenzó el siguiente acto. En seguida apareció en escena la calidad de Robinson, capaz de sacarse un triple de la manga en la misma cara de Bortolussi. Fue una gota de agua en el desierto durante los tres primeros minutos, en los que los dos equipos intercambiaron errores en sus lanzamientos.
Sin acierto
Cuando Dedodic, en penetración, volvió a recuperar el mando para los visitantes, Pin fue el que paró el encuentro (25-26, a 6’48’’ del descanso). Tuvo que pasar un minuto más para que el Covirán, con algunos problemas para cerrar el rebote, saliera del punto 25 en el que se había atascado. Bortolussi lo hizo desde la línea de tiros libres. El marcador siguió moviéndose a cámara lenta, con ambos contendientes cediéndose el paso.
Tuvo que volver a salir Iriarte, para alegrar el cotarro al anotar su tercer triple de otros tantos intentos (32-30, a 3’33’’ –buenos números para anotar una canasta con valor de tres– para el descanso).
Primer intento de despegue
En el otro bando, Robinson sacaba de quicio a los locales con sus puntos y triquiñuelas, pero los de Pin aguantaron momentáneamente el tipo y pusieron la máxima ventaja hasta entonces (40-32, 18'30''),
El momento lo amargó el base americano del Araberri con dos triples consecutivos, a cual más inverosímil. Al descanso, la ventaja local volvió a ser anecdótica: 40-38.
Los locales volvieron fallones a la pista, sobre todo en tiros a media y larga distancia. En tres minutos y medio, los triples de De Cobos y un infalible Iriarte mantuvieron al Covirán (46-45, 24’), que si no estuviera empeñado en resolver a base de infructuosos tiros de tres quizá habría podido aprovechar para dar un estirón.
Faltas personales
Hubo que esperar a que el Araberri, siempre jugando al límite, entrara en bonus. En una jugada en la que se cambió el chip al meter un balón al poste bajo para que resolviera Guille Rubio se alcanzó la ‘estratosférica’ (por lo visto hasta el momento) ventaja de siete puntos (54-47, 27’).
La brecha se mantuvo porque los visitantes fallaron varios tiros libres, mientras que en la pista contraria Bortolussi se encabezonó en meter un triple (57-48).
Derrumbe visitante
El Araberri se desquició en los últimos compases del tercer cuarto y su anfitrión lo aprovechó para, sobre la base de una mayor intensidad en defensa, superar por fin la barrera de los diez puntos de diferencia al final de tercer cuarto: 62-49.
Los de Pablo Pin, conscientes de que era el momento para despejar cualquier duda y de dar la más mínima de las esperanzas al rival, empezaron con fuerza el último acto.
En sólo un minuto Sergio Olmos hizo daño en el poste bajo (cuatro puntos) a un rival que ya jugaba con prisas. Un triple de Almazán a falta de ocho minutos puso una diferencia que ya se antojaba definitiva (69-51).
A placer
En los dos siguientes ataques quedó todo finiquitado. Markovic falló los enésimos tiros libres del Araberri y Josep Pérez puso, desde la media distancia, la ventaja en los 20 minutos (71-51, a 7’09’’ para el final).
Con el partido roto, los locales disfrutaron de un final sin más tensión que la de agradar a los aficionados que acudieron al Palacio de Deportes.
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