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Estabilidad, locura y errores

  • Los rojiblancos hacen una buena primera hora de partido, dan un paso atrás en el segundo acto y terminan perdiendo con nueve Una mala decisión de Oier permite a los de Alcaraz empatar

Se pueden hacer muchos análisis del choque de ayer. Pero si algo queda claro es que la derrota ante el Levante hará mucho daño en el futuro. Sesenta minutos controlando a su rival, veinte pendientes de defender que de atacar y la locura de Álvarez Izquierdo, dejan al cuadro de Abel Resino muy tocado. Con un equipo con numerosas bajas, novedoso y más tras dos expulsiones que solo vio el colegiado, al Granada CF se le hizo muy largo el partido atenazado por todo lo que se jugaba. Tres puntos eran fundamentales; uno, tal y como se desarrolló la parte final válido, pero la derrota hará que se tenga que conseguir una remontada de aúpa si quiere salvarse.

Buen inicio

Lo cierto es que el partido del Granada durante poco más de una hora fue digno. Contuvo a su rival, que apenas le creó peligro, se adelantó en el marcador y fue estable defensivamente once contra once. El trabajo en la presión de Adrián Colunga y El Arabi en el inicio del juego del Levante le creaba muchos problemas al equipo de Lucas Alcaraz, cuyo único recurso era el envío en largo en busca de Barral. No tenía más ideas.

Javi Márquez

Fue, de largo, el mejor jugador del cuadro rojiblanco. El catalán, que ha contado con muy pocos minutos en la presente temporada, cuenta con lo que nadie tiene en el centro del campo de los de Abel: desplazamiento en largo. El ex del Espanyol y Elche dio un recital de envíos en largo, balones puestos en el corazón del área en las jugadas de estrategia y oficio para imponer el ritmo del partido que más convenía.

Estable

Defensivamente, el Granada se mostró estable hasta que se vino abajo simplemente por la superioridad numérica de su rival. Pero si hay que poner un debe en el juego fue que dio dos pasos atrás en la presión en la última media hora de partido. Había mucho en juego pero ya no se llegaba al área rival, no se asustaba y los azulgrana se fueron poco a poco hacia arriba.

Locura y errores

Se pueden sacar muchas conclusiones de la actuación del colegiado, pero no hay que mirar para otro lado en la acción que supuso el empate levantinista. Las dos expulsiones fueron rigurosísimas por no decir que inexistentes, y eso condicionó y mucho la recta final del partido. Pero en un partido de la importancia del de anoche, sobre todo hay que mantener la calma. Algo que no hizo Oier que, en un inofensivo saque de banda, con hombres suficientes en el área, salió excesivamente fuera del arco sin convicción alguna. Un error que hará a Abel replantearse la continuidad o no del vasco en el arco.

Un puzzle novedoso

Ver el equipo que terminó ayer el encuentro es, cuanto menos, significativo. Con dos menos sobre el campo, y la línea de cuatro atrás, Iturra y los debutantes Juan Cala y Uche formaron una línea de tres en la medular con el portugués como único hombre adelantado. Ya no hubo fútbol. El objetivo era alejar el cuero del área de Oier pero no se consiguió y Barral lo aprovechó. Quien sabe si Lucas le dio la puntilla a su equipo. El tiempo lo dirá.

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