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Orellana tiene morriña

  • El futbolista chileno sigue muy lejos del nivel mostrado en Vigo la temporada pasada · Brayan Angulo entra por él en el 66' y ofrece mucha más intensidad

"Tengo morriña, tengo saudade porque estoy lejos de esos lares", cantaba Julio Iglesias para explicar la nostalgia que sentía por su tierra, Galicia. Algo parecido le pasa a Orellana. El chileno debe deechar de menos la playa de Samil de Vigo y al Celta de su amigo Iago Aspas, que por cierto ayer demostró que es un jugador superlativo. Desde el magnífico pase que le dio a Floro Flores en la segunda jornada para provocar un penalti, Orellana anda perdido en combate. Ni la visita de su querido ex equipo motivó al '19' rojiblanco para reivindicarse.

Anquela posicionó a Orellana en el extremo izquierdo. El chileno arrancó, como siempre, desde el flanco para moverse por todo el ataque. Su emparejamiento con el 'enrabietado' Hugo Mallo presagiaba un duelo interesante. Pero al final, mucho ruido y pocas nueces. Ninguno de los dos puso demasiado de su parte. Orellana, quizás superado por la situación de enfrentarse a los que hace meses eran sus compañeros, no logró regatear a nadie en todo el partido. De hecho, sólo encaró una vez. Concretamente, fue en el minuto 3, cuando intentó zafarse de Hugo Mallo, pero acabó perdiendo el balón. Lo de las pérdidas iba a ser una constante a lo largo del choque. Pero, por encima de esto lo preocupante fue que no tiró ni una vez.

Si algo se puede destacar ayer del partido de Orellana es su labor en el balón parado. Volvió a lanzar las faltas y los saques de esquina. En dos ocasiones sus envíos crearon una ocasión: en el 35' Íñigo remató fuera un centro del chileno y en el 44' sacó un córner a la cabeza de Borja, pero el madrileño no le dio bien de cabeza. Poco más se puede extraer de la actuación de un Orellana, que se marchó en el 66' para que entrara Brayan Angulo. El colombiano, que debutó con la rojiblanca, superó con creces a su antecesor en el campo.

Hugo Mallo se benefició del indolente partido de Orellana. Aunque, el prometedor lateral no contaba con que Siqueira sí va despertando de su letargo. El brasileño le creó problemas al canterano celtiña en el gol de Torje, que llegó por la banda de Mallo. Además de en esa jugada, Siqueira llegó con facilidad a línea de fondo en varias ocasiones.

En Granada se sigue esperando al Orellana que brilló hace dos temporadas en la ciudad, que repitió en Vigo el curso siguiente, y que dejó boquiabierta a la afición en la pretemporada. Tal vez, tenga que dejar atrás la añoranza de ese lugar donde la lluvia es un arte y aprenderse los versos de Miguel Ríos de "vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar, entre mi gente encontraré la felicidad".

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