Liga adelante

Pim pam pum sin premio (0-1)

  • El Granada agranda la figura de Biel, el portero del Salamanca, que hizo un partido perfecto ante las muchas ocasiones granadinistas. No perdía en Los Cármenes tras la segunda jornada.

Ferrer, el eficiente infógrafo de este periódico, tuvo serias dificultades anoche para dibujar con su Mac las líneas que marcan la trayectoria de los disparos a meta del Granada, un trabajo que le entusiasma y que nunca le genera problemas. Ayer, sin embargo, se vio obligado a ilustrar la página 5 de este cuadernillo con una mazamorra de trazos, confluyentes todos en algún lugar del área salmantina, y con muy diversas trayectorias. No dibujó, en cambio, ningún 'circulico', de los que indican que el tiro termina en gol. Fue a hacerlo en el área contraria, pese a que el Salamanca apenas se asomara por las cercanías de Roberto.

Las líneas que representan los disparos entre los tres palos fueron sobre el verde balones que, siempre, incluso en alguna ocasión de las que no se puede fallar, se encontraron con Biel Ribas, el arquero visitante, que hizo el partido de su vida y lo paró todo. Los otros, los que evocan los intentos que se fueron fuera, superaron con creces a la cifra ordinaria, pues nada usual fue ayer la ausencia de acierto con la que el equipo de Fabri gestionó sus opciones, que, como siempre en casa, fueron múltiples y variadas. Hasta ocho claras -varias de ellas clamorosas- se fueron al limbo. Lo escenificó como nadie Geijo, que tuvo un día obtuso, aciago.

Sí acertó el Salamanca, en una jugada que nació ilegal y que terminó en gol por la lamentable defensa ejercida por Nyom. El 'shock', en el arranque de la segunda parte, se agravaría con un penalti de Mensah, que menos mal que al africano no se le ocurrió protestar, porque vaya tela. Roberto paró el disparo de Márquez y, con más de media hora por delante, todo el mundo creyó en la épica de la remontada, pues no hubiera sido ni la primera ni la segunda. Pero esta vez la magia de Los Cármenes se mostró esquiva y su incomparecencia se alió con el cerrojazo del Salamanca, que se defendió con desesperante orden y que obtuvo un rédito casi indecente de la creciente y letal ansiedad rojiblanca.

Para quien no viera el partido, las interpretaciones de la que es segunda derrota consecutiva y primeros puntos que vuelan de Los Cármenes tras seis plenos seguidos podrían plantear que el equipo sufre mal de altura, o que el vértigo por tener el primer objetivo del curso tan cerca le nubla la vista. Los más pesimistas podrían pensar incluso que el plantel se deshilacha, que se queda sin gasolina o que sus rivales ya le han cogido el aire. Pero no. Lo de ayer tiene más bien pinta de ser una coyuntura desgraciada, un día tonto de pólvora mojada, el mismo pim pam pum de siempre sobre el arco rival, pero esta vez sin frutos. De haber estado acertada la parte matadora del equipo, los charros se habrían llevado cuatro.

El Granada no hizo un partido muy distinto a lo habitual: fútbol muy directo, peligro extremo a balón parado, capacidad en las bandas y nula creación en el medio, aunque la presencia de Abel Gómez siempre garantiza un ramillete de pases de lujo. Sin embargo, faltó un hombre que enganchara con eficiencia, un Orellana que mejore las prestaciones de Calvo. El equipo estuvo atrancado en muchas fases, especialmente después de recibir el palo del gol. Sus fallos en acciones ofensivas fueron multiplicando exponencialmente la ansiedad por anotar y hasta Geijo, el mismísimo Geijo, pareció torpe.

Antes del descanso el marcador podía ser ya plácido, pero la figura de Biel Ribas consiguió ensombrecer las tres ocasiones marradas por el Granada. Geijo protagonizó la más clara de todas, tras un pase perfecto de Abel a Collantes que originó un dos contra el portero; el gaditano cedió para que Geijo anotara a placer pero el Pichichi se encontró la felina estampa del arquero (28'). Los mismos protagonistas actuaron en la segunda, tras un centro de Dani que Biel le quitó de la caña a Geijo y que Collantes, en el segundo palo, no pudo definir (36'). La tercera clara volvió a ser para Geijo tras otro pase de fantasía de Abel, pero el intento de vaselina sobre Biel se fue desviado.

La primera acción del segundo acto volvió a ser una pifia del 22, toda una declaración de intenciones. Marcó el Salamanca y acto seguido Mensah arrolló en el área a Márquez. Apareció Roberto.

Fabri quitó de la escena a Dani cuando lo bajó al lateral y para la asistencia en el rescate escogió a Muriel y a Álex Cruz, voluntariosos ambos, pero sin desborde. El autobús charro se aparcó en la frontal y el Granada tomó riesgos adelantando las líneas, lo que pudo haber costado el de la sentencia a la contra -Perico tiró al poste en el 33'-). Los rojiblancos lo intentaron desde cualquier lado y tuvieron varias opciones claras, pero ni Calvo (64'), ni Abel de falta (66'), ni Collantes (76'), ni de nuevo Abel (89') afinaron su puntería. No era el día.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios