Covirán Granada-Huesca | Crónica

La magia la pone el Covirán ante el Huesca

  • El conjunto de Pablo Pin se impone con suma comodidad al Huesca en un completo encuentro que queda sentenciado al descanso

  • Los rojinegros vuelven a ganar en casa y suman dos victorias seguidas

Ellisor logró una gran canasta a aro pasado que levantó a la afición del Palacio de Deportes.

Ellisor logró una gran canasta a aro pasado que levantó a la afición del Palacio de Deportes. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

El Covirán Granada no tuvo piedad ante el Huesca La Magia, al que derrotó de manera contundente (101-70) pese a las bajas y contar con una rotación muy corta. Los de Pablo Pin fueron netamente superiores a un equipo que no sabe aún lo que es ganar y que tendrá que mejorar mucho si no quiere decirle adiós a la LEB Oro. Los buenos porcentajes en el tiro y la circulación del balón fueron la base para lograr la cuarta victoria del curso.

Con un retraso de cinco minutos arrancó el choque en el Palacio de Deportes con una canasta de Oyoze Alonso. Esa fue la única vez que los oscenses estuvieron por delante en el marcador. A partir de ahí, el cuadro rojinegro fue una apisonadora, pasó a dominar y en apenas tres minutos y 19 segundos, los de Pin ya habían anotado trece puntos, encestado tres triples y dejando claro que, pese a las ausencias por lesión de Pardina, Christian Díaz y Mamadou Niang, había efectivos suficientes para vencer a un Huesca que ofreció muy poca resistencia y escasos recursos.

Problemas de faltas

El buen inicio del Covirán, con una gran defensa, se plasmó en una renta de diez puntos en los primeros cinco minutos. La pero noticia fue que los únicos dos hombres interiores con los que contaba el técnico cometieron en el primer cuarto dos faltas personales, lo que obligó a jugar en la recta final de los primeros diez minutos con Jacobo Díaz de ‘cinco’, Ellisor de ‘cuatro’ y muy abiertos. Obviamente Sergio Lamúa, técnico del Huesca, optó por ordenar una defensa zonal pero al Covirán le dio igual. Siguió anotando con facilidad ofreciendo un gran espectáculo a base de tapones, triples (anotó cinco) y algún que otro mate como el alley oop que realizó Pere Tomàs. Todo ello provocó que al término del primer parcial fueran 16 los puntos de ventaja (27-11) ante un Palacio que disfrutó de su equipo. Los buenísimos porcentajes en el tiro (83 % de tres) explicó el resultado del que vivió el resto del encuentro.

Los rojinegros fueron netamente superiores a un equipo que ofreció muy pocos argumentos

Con Jacobo Díaz y Bropleh anotando triples empezó un segundo cuarto en el que la tónica no cambió nada. El poder anotador de los rojinegros fue inmensamente superior al de su rival, incapaz de superar la pegajosa defensa nazarí. La renta alcanzó los 20 puntos a ocho minutos del descanso. De hecho, la única preocupación de Pin era administrar las faltas de sus hombres interiores, porque el resto de aspectos del juego funcionaban a la perfección. Con un simple bloqueo en la botella, Costa lograba penetrar con facilidad y doblar el balón a un compañero. Acción que se repitió en numerosas ocasiones ante la endeble defensa visitante, con escasos recursos tanto en pista delantera como trasera. Encima, desde más allá de 6,75 se estuvo muy acertado. Un cóctel perfecto pese a la reacción a base de triples del Huesca, lo que provocó que a 4:16 del descanso, Pin se viera obligado a pedir tiempo muerto con 41-27 en el electrónico. No cabía ningún tipo de relajación y desde el banquillo se quiso evitar a las primeras de cambio.

Grandes porcentajes

No se encendió ninguna alarma. Todo lo contrario. La renta siguió creciendo y llegó a alcanzar los 25 puntos ante la desesperación del técnico oscense, que no encontraba soluciones para frenar el vendaval rojinegro. Simplemente con comprobar la valoración de uno y otro equipo en la primera mitad quedaba claro la diferencia tan abismal que existía en la cancha (73-28). El Covirán había repartido al descanso 14 asistencias. Estar por encima del 60% en tiros de campo explicaba todo y ello se reflejó en el marcador al receso (55-31).

Pere Tomàs cuajó un gran partido aportando en todas las facetas. Pere Tomàs cuajó un gran partido aportando en todas las facetas.

Pere Tomàs cuajó un gran partido aportando en todas las facetas. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Quedaba por ver si en la segunda mitad el Covirán haría más sangre o bajaría el pistón. No empezó al mismo nivel pero, poco a poco, fue alcanzándolo. Jugadores, técnicos y afición eran conscientes que el choque estaba sentenciado pero por orgullo, el Huesca apretó algo más en defensa. Sin embargo, los aragoneses no tenían recursos suficientes para, ni siquiera, asustar. El canastón de Ellisor, que ganó línea de fondo y anotó a aro pasado fue el claro reflejo de la superioridad del Covirán, que perdió a Iriarte por faltas a quince minutos del final.

El mejor Ellisor

Pero su ausencia no fue significativa. Además, sirvió para poder ensayar quintetos alternativos para el resto de la temporada. La circulación de balón siguió siendo extraordinaria y la zona rival la destrozaron los jugadores rojinegros a base de triples. Así se llegaron al último parcial 18 arriba y con la buena noticia de ver a Ellisor adquiriendo confianza. Se perdió el cuarto 19-25 pero era previsible. Inconscientemente, se bajó la intensidad y eso que se siguió jugando con una rotación de ocho jugadores.

Pese a las ausencias, los de Pin cuajaron un gran encuentro en una actuación coral

El reparto de la responsabilidad en ataque continuó al igual que las probaturas, en muchos casos por necesidad, como buscar en el poste bajo a Thomas Bropleh, que cuando está inspirado es imparable, como demostró tanto en el interior como en el perímetro. El único aliciente en la recta final del choque fue comprobar si se alcanzarían los 100 puntos, algo que logró Ellisor. Fue el mejor epilogo.

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