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La espinita sigue muy clavada

  • Fiesta del fútbol entre dos aficiones que en cada derbi demuestran que el pasado está totalmente enterrado Más de un millar de rojiblancos se tuestan al sol por el Granada

Generaciones de granadinos han escuchado durante su juventud las batallitas de los mayores sobre la gran rivalidad existente en los derbis contra el Málaga. Ni el 'Granada Atlético' ni el '74', el émulo del Granada CF siempre ha habitado en la Costa del Sol. Faros rotos, matrículas de coche por esconder, trenes botijo llenos de aficionados y una gran inquina entre ambos clubes por jugadores como Viberti, que estuvo cerca de ser rojiblanco antes de convertirse en ídolo blanquiazul. Y para que luego digan que cualquier tiempo pasado fue mejor, desde hace tres temporadas llegó el remanso de paz y la hermandad, pero eso sí no hay manera de que el equipo granadinista compita bien en La Rosaleda.

Como con cualquier ciudad limítrofe la influencia común es enorme. Familias que dividen su árbol familiar entre la Costa del Sol y Granada, estudiantes, trabajadores, funcionarios que van y vienen, la afición morentiana por Pablo Picasso o la amistad del 27 entre Lorca y Altolaguirre, por citar algunos ejemplos.

Muy cercanas y muy lejanas. Porque un granadino debe tener ciertas cosas claras cuando enfila el Puerto de las Pedrizas. Así que los que fueron ayer de excursión a Málaga tenían que llevar bien aprendido que el mundo culinario malacitano es otro mundo. Las tostadas no son medias o son enteras, son pitufos si son chicas y vienas si son grandes, aunque mejor si se comen en mollete de Antequera. Y los cafés pueden ser un mitad, un sombra, un nubecita.

Una vez el buche lleno y la cabeza más clara tras el lío de los nombramientos en el desayuno, era el turno de calentar las gargantas. Las camisetas rojiblancas y blanquiazules que se mezclaban por el barrio de Martiricos sin orden ni concierto. Que si fotos de los granadinistas con 'Bokeman', malagueños afirmando con toda la razón que la cerveza de la ciudad de la Alhambra es mejor, 'guiris' torrados y despistados animando al Granada por el pasado 'liverpooliano' de Illori. Lo que viene a ser la fiesta del fútbol en un día estupendo.

Ya en ese señor campo herencia del Mundial 82 como es La Rosaleda los contrincantes cada uno en una esquina del ring. La afición del Granada en la curva de la tribuna y los animados Malaka Hinchas en la curva de la preferencia. Abrieron fuego los rojiblancos con el himno a capela y los cánticos correspondientes por si intimidaban un poco al graderío local y, de paso, a los hombres de Schuster.

No lo consiguieron ni con los unos ni con los otros. Se entonó la 'Bombonera malagueña' con su himno. Un himno de esos chapados a la antigua, nada de sevillanismos, sino uno de aquellos con arreglos clásicos, rima consonante sin demasiados artificios que parecen hechos por encargo y por el mismo nombre. Escuchen el viejo del Granada o el del Jaén y jueguen a encontrar parecidos musicales.

Antes del himno, que tuvo una duración de canción de rock progresivo, a muchos granadinos se les erizó el vello, por diferentes motivos, con una canción brasileña que se escucha en un programa deportivo local. Un speaker, muy al estilo 'Cebe' o fútbol alemán, se encargó de poner decibelios y emoción jugando del público cuando llegó el momento de cantar los alineaciones. Tan sencillo como decir el nombre de pila y que la afición repliqué con el apellido. Tan sencillo que funciona.

A partir de que Fernando Teixeira Vitienes pitara el comienzo del encuentro, la afición del Granada duró en el choque lo que el inagotable sol y la efectividad de sus jugadores le permitió.

Con el Málaga dominando el partido y sobre todo el marcador la afición local cada vez más relajada y pensó en cansarse de alguna manera para que luego el ágape estuviera más rico. Jalearon con sorna a sus dos ídolos. Al bigoleador Camacho le cantaron "Bota de Oro" y con Caballero se deshicieron en elogios, incluida una canción de un anuncio de ponche.

Con el Granada desquiciado, llegó el momento de entre todos coger la ola perfecta, de meterse con el Sevilla y de dorarse la píldora, que si "tú eres de Primera" que si "tú más", "cuelga tú que a mí me da la risa". Es una nueva tradición como la de que el Granada reciba cuatro en La Rosaleda. En definitiva, ellos se quedan la victoria y con Chiquito de la Calzada y, al menos, a nosotros nos queda el humor malafollá mostrado en aficionados con camisetas de Benítez, Karnezis, Floro Flores, chaquetas que se caen al barro, pero eso ya es otra historia más que se queda entre el Puerto de las Pedrizas y los derbis.

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