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Sin nada que ofrecer (4-0)

  • Un inoperante Granada sale goleado de su visita a San Mamés en un partido en el que los de Valverde son muy superiores Los de Alcaraz reciben dos goles en los primeros 17 minutos

Si hace una semana el Granada esperó hasta el último momento para perder en Valencia, ayer 'optó' por todo lo contrario. Dio la impresión de que rojiblancos pensaron que no había necesidad de dejar para luego lo que se podía hacer  antes. Anoche, al equipo de Lucas Alcaraz le vino muy grande el nuevo San Mamés y apenas le duró suspiro al Athletic, que prácticamente resolvió el enfrentamiento con dos goles en algo más de un cuarto de hora.

 

Los granadinistas no opusieron resistencia a sus anfitriones. Por destacar algo, se dejaron ver un poco a comienzos de la segunda parte, pero su escaso fútbol se desmoronó del todo cuando recibieron el tercero en un penalti que, además, le costó la expulsión de Mainz. La goleada se incrementó por inercia. La diferencia entre el Athletic y el Granada fue abismal.

El choque comenzó con una escalofriante entrada de Fatau sobre Mikel Rico en el centro del campo. Menos mal que ghanés sólo vio la amarilla. Peor fue lo que ocurrió después. Apenas habían transcurrido seis minutos desde el inicio cuando los de Alcaraz se vieron por detrás en el marcador. Iraola colgó un balón al área desde la derecha. Ahí, Aduriz se suspendió en el aire para cabecear junto a un Coeff que hizo la estatua. El balón entró junto al poste izquierdo de Roberto, que se limitó a girar el cuello para certificar el tanto bilbaíno. 

 

Con el marcador a favor, el Athletic siguió a lo suyo en su afán de controlar el balón para marcar el ritmo. La ambición del equipo de Valverde no tiene límite. Mientras, el Granada se quedó sin reacción y muy parado en casi todas sus líneas. Más aún cuando no tardó en llegar el segundo gol de los locales, también con la firma de Aduriz. Susaeta robó el balón  y se lo dio al delantero centro del cuadro vizcaíno, que soltó un zapatazo para marcar por toda la escuadra (17'). Tras el segundo gol, Alcaraz se vio obligado a mover el banquillo. Sentó al amonestado Fatau y puso en el campo a Foulquier (24').

 

La primera señal de vida que dio el cuadro granadinista en ataque fue en una falta botada por Recio. El balón fue directamente a las manos de un Iraioz al que ni siquiera se le alteró el pulso (28'). Poco después hubo opciones de contragolpear, pero El Arabi sólo se vio a sí mismo cuando Pereira se desmarcaba por su izquierda,  y chutó sin convicción alguna. La verdad es que el marroquí no tuvo convicción en ningún momento. No fue el único.

 

Sobre la media hora, el Athletic pareció levantar el pie del acelerador en un encuentro que dominaba con total tranquilidad. Los pupilos de Alcaraz dedicaban la mayor parte del tiempo a ir detrás del balón y a acumular no pocos errores en casi todas las facetas del juego. Lo cierto es que el Granada, a pesar de mejorar un poco, no inquietó a los anfitriones durante toda la primera parte, que terminó con un corte providencial de Mainz que evitó males mayores.

 

En los primeros compases del segundo acto, el cuadro granadinista por lo menos puso de manifiesto su intención de que los locales no siguieran jugando tan cómodos y de que Iraizoz no se quedara congelado debajo de su portería. Alcaraz dio entrada a Riki, que suplió a Nyom, poco antes de que Angulo le quitara a Susaeta el tercero del Athletic casi sobre la línea de gol (52'). 

 

Pero los nuevos aires no llegaron al juego del Granada, al que el balón no le duraba mucho en sus pies. En cambio, a los de Valverde les bastó con apretar un poco para crear más peligro. Ander Herrera, que probó de lejos, hizo intervenir a Roberto (55'). Cuatro minutos después Aduriz volvió a sacar los colores a Coeff, pero el goleador local no estuvo fino en la definición.

 

Al cuarto de hora de la reanudación llegó la única jugada destacada de los visitantes. Brahimi ejecutó el pase de la muerte desde la derecha y Pereira tuvo la mala suerte de que su remate a quemarropa fuera rechazado a la desesperada por Iraola (60').

 

El Granada quería algo más, pero no sabía cómo ante un Athletic capaz de llevar peligro en cualquier momento. Tras unos instantes en los que el balón fue movido con cierto criterio por los granadinistas, los vizcaínos volvieron a la carga. Primero Ander Herrera se durmió en los laureles cuando estaba solo delante de Roberto (64'). Luego, Muniain la tuvo por partida doble justo antes de  Iturraspe enviara el balón  fuera por poco (66'). A la retahíla local se sumó Susaeta, que no culminó bien una gran jugada de ataque local (68'). Se olía el tercero y llegó bien aderezado. Mainz fue expulsado al cometer un penalti que permitió a Aduriz firmar el hat trick (75'). 

 

El tanto descompuso totalmente al Granada, al que se le fueron las pocas ideas que le quedaban. Así llegó el cuarto gol, obra de Gurpegi. Y no subió el quinto porque Roberto no quiso.

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