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Ni plegarias ni nada: lluvia

  • El invierno se reinstala en Granada con la celebración de la popular carrera Sus organizadores ya lo tienen asumido y se lo toman con buen humor

La organización del Memorial Padre Marcelino ya se lo toma a cachondeo. Parece que el fraile agustino no deja de querer bienes para su Granada adoptiva, y en el día en el que toda la ciudad se acuerda de él, se echa unas risas con Santa Bárbara allí arriba. Y, por eso, truena.

La marea de competidores salió con un sol que parecía ganarle la batalla a las nubes, pero regresó a la línea de meta de la calle Arabial en medio de un chapetón de considerables registros pluviométricos.

Hasta los animadores, nada menos que dos, lo tenían más que asumido hasta mucho rato antes del pistoletazo de salida. Entre ellos bromeaban y advertían al público y a los participantes: "Como es ya habitual, sabéis que en cada Memorial Padre Marcelino llueve en Granada. Hoy -por ayer- no será menos". Lo clavaron. De todas formas sólo le hacían caso al director del colegio, el Padre Antonio Carrón, que desde principio de curso, nada más tener el primer cónclave con los padres, ya advertía que el 28 de abril llovería.

El agua volvió a ser la protagonista de la carrera más popular de la ciudad, que tras siete ediciones, está más que consolidada en el calendario de los runners de Granada provincia y aledañas. Pero de los que más abundan son de los antiguos alumnos del colegio Santo Tomás de Villanueva. A ellos no les hace falta quedar en un restaurante para recordar viejos tiempos. Rememorar al viejo profesor de 'gimnasia' les sirve de excusa cada primavera para reencontrarse con compañeros y amigos de antaño. Es un componente que otras carreras no tienen, el familiar. Pocas reúnen tantos significados alrededor de ellos. Se ven abrazos y padres presentando orgullosos a sus hijos, por supuesto alumnos del colegio, y con sus dorsales preparados para correr en las diferentes carreras. Ni siquiera con los más pequeños, los chupetines, pudo el líquido elemento. Es más, fueron los que más disfrutaron en los 200 metros en los que creían ser campeones olímpicos. Seguro que para alguno de ellos ha sido el empujón definitivo para que su progenitor les apunte a una escuela de atletismo.

Y es que, además, ese componente de 'carrera para todos los públicos' lo dan los detalles. Los padres de los alumnos se vuelcan como voluntarios. Ya montan el arco de meta como colgaban dos paracaídas militares como improvisada carpa antilluvia. Y se ruborizan cuando Luis, un cámara de televisión, encuadra a dos de ellas que salvaguardan el puesto solidario del dorsal cero. O los que se apuntan a la festiva Yo no puedo con los diez kilómetros, un recorrido de apenas tres y abierto para todos los públicos. Como siempre, lo importante es participar.

Por que lo de ganar es mejor para otras liebres. La marea verde protagonizada por los integrantes del equipo Bikila parecía como un grupo ciclista en pleno control de carrera. Y claro, triunfaron. Aunque algún despiste de última hora pudo costarle un disgusto a más de uno de los favoritos. Como a la ganadora Machrouh, que pidió por favor que le dejaran pasar para colocarse en primera fila para salir. La pobre se pasó con tanto calentamiento.

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