La Media Maratón Ciudad de Granada congregará a 5.000 participantes, de los cuales un millar de ellos correrán distancia correspondiente al cuarto de maratón, diez kilómetros. La salida está prevista para las 19:30 horas en el Paseo del Violón. En ese momento está previsto por la Aemet una temperatura de 27,5 grados centígrados y un cielo completamente despejado, y un viento de componente oeste flojo de 18 kilómetros por hora, con una humedad relativa del 21%. Estas condiciones de temperatura irán en descenso con el paso de la prueba, que tiene como tope para su terminación de dos horas y 45 minutos.

Media Maratón Ciudad de Granada

Del Paseo del Violón, los corredores enfilarán el Paseo de los Basilios en dirección Puente Verde, donde tornarán a la derecha para tomar las calles Profesor Albareda y avenida Pablo Ruiz Picasso hasta el cruce con la calle Andrés Segovia en dirección plaza Fontiveros. En la calle del mismo nombre se alcanza el segundo kilómetro en una parte de la prueba que se prevé vertiginosa al ser la más favorable por el terreno, plano e incluso descendente. Se llega a la avenida de Dílar pasando por el Ambulatorio del Zaidín hasta la rotonda de la avenida de Barcelona, donde el recorrido pica claramente hacia abajo para estabilizarse en el Jardín de la Reina. El llano es total durante un kilómetro por la calle Arabial, donde se alcanza el cuarto al girar a la izquierda hacia el Camino de Purchil, pasar bajo la Circunvalación, y pasar por la Huerta del Rasillo.

En este punto, el recorrido empieza a dar ya los primeros síntomas de subida. Se gana algo de altura hasta llegar al Hipercor, pasando por delante del antiguo Botellódromo, para enfilar el largo Camino de las Vacas, ahora llamado calle Padre Marcelino Álvarez, donde estará el primer punto de hidratación, algo clave ya que a esas alturas de carrera aún hará calor. Además, estará en este punto el primer control de la RFEA, que debe cumplirse en 40 minutos aproximadamente.

La primera gran 'tachuela' llegará con la subida de la avenida de las Alpujarras, corta pero intensa y que romperá las primeras piernas de la carrera al obligar a los corredores a variar la complexión muscular. La carretera de Málaga pone un pequeño descanso para pasar bajo la vía del tren Granada-Moreda y salir de La Chana, y en Villarejo coger Camino de Ronda pasando por el Estadio de la Juventud en su parte descendente. Será la última tregua para los atletas, que en el Parque Fernández Piñar tendrá el primer avituallamiento importante con fruta y bebida isotónica. Porque desde ahí comienza el rechinar de dientes.

En plaza Einstein las calles picarán hacia arriba, primero de forma suave para remontar Severo Ocho y la avenida de Fuentenueva, usando el paso inferior para evitar el corte de la avenida de la Constitución, subiendo la avenida de Madrid bajo tierra y emergiendo en la plaza de San Isidro. La subida, suave pero constante, lleva a los corredores a la avenida de Pulianas, pasando ante el Acuartelamiento Cervantes, del cual sale la Carrera de la Dos Colinas que 'inspiró' el cambio de recorrido de la Media Maratón.

El último apretón coincide con el cambio a la calle Doctor González de Vega, bordeando el mismo cuartel para alcanzar el Paseo de Cartuja. Esta es la mitad justo de la carrera y donde está la salida del cuarto de maratón, que usará el carril izquierdo en sentido centro para distinguir el paso de los corredores. Y al final de este paseo comienza el infierno: la carretera de Murcia dejará las primeras grandes estampas de la carrera, sobre todo al pasar cerca del mirador de San Cristóbal, donde estará otro punto de avituallamiento clave para afrontar la parte final de la carrera.

Esta se adentra por el Albaicín, con sus callejuelas repletas de público que jaleará a los corredores que, para el común de los mortales, su paso coincidirá con la hora de la cena y las cañas. Mientras los demás estarán en modo sufrimiento. Calle Pagés para soltar piernas todo lo que se pueda en el empedrado y girar para la calle Panaderos camino de plaza Larga hasta pasar bajo el Arco de las Pesas. El Callejón de San Cecilio es la sorpresa desagradable del paso por el barrio puesto que la cuesta engaña y obliga a un esfuerzo extra hasta el mirador de San Nicolás, otro sitio para la foto y para contemplar, si es que los atletas pueden, la Alhambra.

El camino al bajo Albaicín empieza bajando la Cuesta de las Cabras, el Callejón de Atarazana, el de las Tomasas y el carril de San Agustín, donde el empedrado se relaja bastante. Se sale ahí a la Ciesta del Chapiz donde las piernas también sufren, sobre todo las rodillas, por lo pronunciado de la pendiente. El recorrido deportivo-turístico de la prueba aterriza en el Paseo de los Tristes y enfila 'la calle más bonita del mundo', la Carrera del Darro. El empedrado lo pondrá difícil para relajar músculos y los escasos 200 metros de plaza Nueva no dan para lo que queda: la Alhambra.

La Cuesta Gomérez pondrá a prueba las últimas fuerzas una vez se acercan los 16 kilómetros. Tras el Arco de las Granadas el porcentaje es aún mayor y muchos atletas caminarán en vez de correr. Con el final de la cuesta no se acaba la subida. Queda el empujón final, la calle Real de la Alhambra y pasar frente a la Puerta de la Justicia, seguir por el Paseo del Bosque hasta el Washington Irving donde el infierno se acaba. ¿O no?.

El descenso a la ciudad empieza por el Paseo del Generalife, pasando ante la Puerta del hotel Alhambra Palace, y otro descenso para cuidar las rodillas por la calle Antequeruela Baja y la Cuesta del Caidero. En ese momento se llevarán cerca de 17 kilómetros y quedarán cuatro para acabar. Parecen poco pero no lo es. Falso llano picando hacia abajo por la calle Molinos al completo, plaza del Realejo, Fortuny, Santa Escolástica y Pavaneras para alcanzar la plaza de Isabel la Católica, seguir bajando por Reyes Católicos y girar a la izquierda por calle Ganivet y arribar a Mariana Pineda para poner rumbo a la Carrera de la Virgen. Kilómetro 19. Quedan dos kilómetros pero hay que sufrir un poco más para completar el Paseo del Salón y de la Bomba, que parece que no, pero esas rectas se hacen eternas. Puente Verde para entrar en el último kilómetro hacia el Palacio de Congresos donde está la meta.