Un auténtico bombardeo a la nada. Eso fue ayer el encuentro del Granada CF. Los rojiblancos pasaron totalmente por encima en vano de una UD Almería que, a pesar de ver trastocados sus planes con la expulsión de Azeez, no había creado apenas peligro antes -menos aún tras la roja-. El conjunto dirigido por Caparrós suma un punto en un choque donde fue incapaz de perforar la meta almeriense en 20 intentos.

El técnico utrerano apostó de inicio, sobre el papel, por la mordiente. Dos laterales alegres, Piti partiendo desde el flanco con cierta libertad para disparar y, sobre todo, Rochina. Visto lo visto, dicha apuesta salió casi redonda. Casi porque el Granada CF llegó, creó peligró y chutó, pero no marcó.

El conjunto inquilino del Los Cármenes acostumbraba a apretar arriba siempre a sus rivales durante los primeros 10 o 15 minutos de duelo. A partir de ahí, hombres atrás y a mirar más por cuidar la retaguardia que otra cosa. Pero ayer fue diferente. Los granadinistas lo intentaron una y otra vez en todo momento, mas sin éxito. El Almería jugó poco y, cuando lo hizo, intentó lo que mejor sabe: balón a la cabeza de Soriano, prolongación y carrera de sus rápidas 'locomotoras' de segunda línea. Estrategia privada de premio, transformada únicamente en tres disparos en hora y media.

Con El Arabi, el mencionado Rubén Rochina o Córdoba como principales pirómanos y con el arquero visitante Rubén como cortafuegos, los granadinistas no 'mojaron'. Hasta 37 veces rondaron el área de los de Francisco con posibilidad de anotar y ni una de ellas concretaron. Tampoco los diez saques de esquina fueron suficientes. Lo positivo para los granadinos es que, a diferencia de las últimas semanas, tiraron, y mucho. Lo negativo es que esa enorme mejoría no les sirvió para lograr una victoria que se les resiste desde el 20 de septiembre. El de la pólvora mojada va camino de convertirse en un mal endémico en la capital. Pero eso, precisamente, el camino hallado ayer, es la mejor noticia para futuros intereses rojiblancos.