Un sueño olímpico de verano

OLIMPISMO | XXV ANIVERSARIO JUEGOS OLÍMPICOS BARCELONA 1992 (I)

Hace 25 años, Granada se echó a la calle de forma masiva para recibir la antorcha de los Juegos de Barcelona

El fuego necesitó 243 relevistas y recorrió 121 kilómetros en 14 horas

1. Llegada desde Armilla. 2. Manolo Robles, en la Avenida Dílar. 3. Jesús Ortega, en Puerta Real. 4. Francisco Barranco acompaña a Esteban Montiel. 5. Jesús Quero y Montiel encienden el pebetero del Palacio. 6. Un ciclista cerca de El Fargue.
Juan José Medina

Granada, 16 de julio 2017 - 02:35

Justo en el día de hoy, pero de hace 25 años, Granada fue por primera, y única vez en su historia, una ciudad y una provincia olímpicas. El 16 de julio de 1992, el fuego prendido en las ruinas del Templo de Hera, en la antigua Olimpia, irrumpieron en territorio granadino para vivir una de las mayores muestras de fervor que se han visto en la provincia. Un acontecimiento único que levantó una gran expectación pero que ha caído en el olvido colectivo. Ahora que la celebración del mayor evento deportivo en la historia del país cumple un cuarto de siglo, es el momento de revivir aquel momento en que Granada se contagió de la euforia aquella España del 92, que tenía todo por hacer y que dio la vuelta a la historia del olimpismo.

De aquel espíritu habla Jesús Quero, alcalde de Granada en 1992: "Entonces estábamos inmersos en la organización de los Mundiales de Sierra Nevada, que no eran unos Juegos, pero a escala eran nuestro referente". En Granada el movimiento de voluntarios para los Mundiales de esquí estaba empezando a calar. "El año 92 fue el año de España. Nos sacudimos todos los complejos y nos vimos capaces de organizar cosas que no nos creíamos, y Granada fue parte de ello", explica Quero.

El proceso de selección de relevistas tuvo su polémica. Ayuntamiento y Diputación elaboraron listas que debían pasar por el filtro del comité organizador. Julio Perea, entonces diputado de Deportes, recuerda elaborar una pero no la definitiva: "Era un prestigio llevar la antorcha y los organizadores tenían compromisos". Eduardo Jiménez Meana, tirador en Los Ángeles 84, criticó que se dejara fuera del recorrido por la ciudad a los participantes en otros Juegos; y los alcaldes de Motril y Vélez de Benaudalla 'se borraron' al conocer que la antorcha no se desviaría para entrar en sus poblaciones.

Pero aquello no enturbió un día especial. El fuego olímpico de Barcelona 92 se plantó en la provincia a las 11:09 horas del 16 de julio bajo un sol radiante y con el Mediterráneo, el mar olímpico, de fondo. José Olea, presidente de la Diputación de Granada, fue el primero en tomar el fuego en el puente de Cantarriján, justo en el borde con Málaga. Empezaba el recorrido. Justino Cebeira, Fernando del Villar, Miguel Ángel Delgado o Carmen Mingorance fueron algunos de los primeros relevistas. Los corredores hacían tramos de 500 metros y un kilómetro, mientras que otros portadores, que iban en bicicleta para pasar por los tramos más despoblados, recorrían cinco.

El primer olímpico granadino en llevar el fuego fue el atleta Paco Sánchez Vargas, cerca de Almuñécar. También tuvo presencia Pepe Parejo, que aquel año había sido entrenador del Granada CF. Antes de llegar a Salobreña portó la antorcha unos metros, aunque "si me llegan a decir que hago 15 kilómetros, los hubiera hecho", relata con pasión. Añade: "Cuando la llevas no estás pendiente de terminar. Solo pensaba en disfrutar porque era consciente de que era algo inolvidable e histórico". Por eso pagó las 15.000 pesetas que costaba comprar aquel 'mechero gigante'.

El recorrido de la antorcha cambió la N-340 por la N-323, 'la carretera de la playa', que sufrió aquel día un atasco peor que el habitual. Por los pueblos del Valle de Lecrín, Julio Perea, que seguía el recorrido, rememora: "Nunca había visto, ni incluso con una Vuelta a España, esta emoción. Eran cientos de personas: mayores, chicos, familias enteras aplaudiendo. Fue masivo".

Cuando más se acercaba a la ciudad, más crecía el ambiente. A Roberto Casares, que fue uno de los cuatro granadinos que participó en Barcelona 92 -junto a David Serrano (bádminton), Inmaculada González (voleibol) y Esteban Montiel (atletismo)- se le hizo largo aquel trecho cerca de Padul. "Era una subida que no se acababa nunca", rememora el palista, que admite haber vuelto a encender la antorcha en su casa alguna vez.

Lorenzo Morillas (rector de la UGR), José Antonio Morales (alcalde de Armilla), Joaquín Galera (ex ciclista), Jiménez Meana, Esther Sanz (olímpica en bádminton) y Luis Pérez Sala (piloto de F1) acercaron la antorcha a la capital, donde entró a las 20:48. Raquel Reche (velocista), Manolo Robles (palista), David Serrano y Rosa Ortega (campeona del mundo de kárate) fueron los primeros en correr por una Granada que estaba en la calle aplaudiendo y animando. Se vio a algunos derramar alguna lágrima ante el simbolismo del momento. A la organización le fue difícil mantener el protocolo. La crónica de Ideal habló de "expectativas superadas" y de "acogida que pasará a la historia de la ciudad". Jesús García, concejal de Deportes, la paseó por el centro. En el Realejo el periodista Nacho Lewin compartió la antorcha con dos niños que corrieron junto a él.

El fin de fiesta estaba en el Palacio de Deportes, donde el PMD (dirigido por el recientemente fallecido Salvador Jiménez, que además portó el fuego a su paso por el Zaidín) había preparado una exhibición de los diferentes deportes. Esteban Montiel se encargó de llevar el fuego hasta la instalación, llena y en completa oscuridad. Un foco apuntó al maratoniano, que dio una vuelta de honor al recinto con la Banda Municipal tocando el himno olímpico. Un elevador le descendió hasta la pista, donde junto a Jesús Quero, encendieron un pebetero. Ambos lo recuerdan con emoción. "Más que por el fuego en sí, por lo que representaba para mí tras tantos años de entrenamiento. Llegar a unos Juegos, en mi país, y representar a Granada como olímpico, con lo que significa a nivel mundial, es mucho", destaca Montiel. "Fue muy gratificante porque participaron miles de personas. El recorrido por Granada fue tremendo. Las aceras estaban llenas de gente y me impresionó el Palacio de Deportes", rememora el que fuera alcalde.

El fuego olímpico se trasladó hasta la Plaza del Carmen, donde quedó custodiado por agentes de Policía y voluntarios en una caja de seguridad. Estuvo expuesta toda la noche a los curiosos, que no dejaron de acercarse para ver la llamita. A las 8:30, Antonio Oña, director del INEF, empezó el relevo hacia Almería. Armando Rodríguez (fútbol sala), Víctor Sánchez (campeón de España infantil de tenis de mesa) llevaron la antorcha que dejó Antonio María Claret en la vieja carretera de Murcia. Quedaba el final, recorriendo Guadix, con el campeón nacional de marcha Alejandro Cambil recibiendo el apoyo de sus vecinos. La antorcha salió de Granada, cerca de la tres de la tarde. Julio Perea entregó la llama al primer relevista de la provincia de Almería en el kilómetro 77,3 de la N-324. Habían pasado 14 horas, 243 relevistas y 121,5 kilómetros. Dos días eternos.

Jesús Quero, en su discurso en el Palacio de Deportes, deseó que aquella no fuera la última vez que el fuego olímpico pasara por la provincia. Granada y su añorado sueño olímpico, en su caso invernal. Ojalá algún día se repita aquel espíritu de julio del 92.

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