Economía

La química se marca una hoja de ruta

  • La industria reclama precios energéticos competitivos, una regulación clara y una apuesta gubernamental por el sector

En el año 2030 China habrá desbancado a EEUU como principal economía mundial, la UE será una zona envejecida y sin su actual relevancia geopolítica. La industria química europea habrá perdido su competitividad de forma paulatina ante el fuerte impulso de las economías emergentes y debido a factores como los altos costes energéticos y las políticas y sobrerregulación comunitarias. Ese es el panorama que la química española dibuja en su informe Horizonte 2030, presentado ayer a la Junta de Andalucía y el Congreso de los Diputados para reclamar su apoyo ante la evolución prevista. Un apoyo que pasa por medidas que combatan la excesiva regulación, disparidad de criterios y falta de agilidad de las administraciones, establezcan unos precios competitivos para la energía y mejoren las infraestructuras de transporte, además de favorecer la globalización de la industria y la investigación.

El informe expuesto ayer por el presidente de la Federación Empresarial de la Industria Química Española, Luis Serrano, ante la Comisión de Industria del Congreso incide especialmente en dos ámbitos: energía y la normativa referente a la industria química. La deficiente configuración del marco energético español es una queja recurrente entre las empresas: ineficiencia del mix energético, la fiscalidad energética, la falta de transparencia en la configuración de los precios y los peajes, la existencia de un oligopolio o la falta de interconexión energética son algunos de los factores negativos del sistema, calificado por las industrias como "el principal problema de competitividad del sector". Frente a ese diagnóstico, la prioridad de la química es conseguir un precio "competitivo" de la electricidad, priorizando las tecnologías que equilibren costes, emisiones y la garantía de suministro, pero también excluyendo de los costes regulados de la electricidad las primas a las renovables y otros conceptos ajenos al suministro.

El sector se suma además al debate energético de moda: el gas no convencional y su extracción mediante fracking (fractura hidráulica). Ante un futuro 2030 en el que los suministros del shale gas representarán el 16% de la demanda mundial, las químicas proponen impulsar la explotación y "producción sostenible" en España tanto para reducir la factura eléctrica y del gas como para reducir la dependencia energética del país. Otras propuestas son la reducción del déficit de tarifa con una disminución de la "compensación excesiva" de las nucleares e hidráulicas, fomentar los contratos bilaterales o eliminar la nueva imposición energética. Y también impulsar las instalaciones de cogeneración, que permiten el aprovechamiento del vapor para la producción y para las que piden que se garantice no sólo la compensación, sino también que se elimine la doble imposición por consumo de combustible y producción de electricidad.

La regulación del sector es otro gran caballo de batalla de las químicas. Denuncian trabas en tres niveles: europeo, con una sobrerregulación también criticada por otros sectores; nacional, al endurecerse las normas de la UE en la transposición a la legislación española, y autonómico, por la diversidad legislativa entre comunidades. El resultado es, denuncian, "la reducción de la seguridad jurídica y de la capacidad de competir". Una regulación inteligente, que simplifique la multiplicidad normativa actual, y la agilización de los trámites administrativos bajo el principio de ventanilla única son otras reivindicaciones industriales.

El nuevo régimen de comercio de derechos de emisión es una preocupación del sector, que advierte que la retirada de derechos propuesta por la UE y el consecuente incremento del coste de estos "reduciría la competitividad de las empresas europeas". En cuanto al transporte, reclama mejores infraestructuras y un cambio fundamental: permitir que los camiones que transportan productos químicos puedan mover 44 toneladas al igual que en el resto de Europa (ahora sólo se permiten 40).

Luis Serrano transmitió ayer también al Congreso la necesidad de una "política industrial efectiva" ya que "los países con una industria fuerte están superando mejor la crisis". "Es un bien necesario y hay mercado y futuro, así que tenemos que ver cómo orientamos la industria española para que sea parte activa en los desafíos de futuro", señaló en declaraciones recogidas por Efe. La química, recordó, es el segundo sector por exportaciones de la economía española, con 28.000 millones de euros en 2012, genera medio millón de empleos y crecerá este año un 1,4%. "Así que es evidente que tiene futuro", concluyó.

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