Inmaculada Almeida. Empresaria. Directora general de Almeida Viajes

“Los padres intentan evitar que sus hijos sean empresarios”

  • Inmaculada Almeida (El Rompido, Huelva, 1982) es un portento. Tiene tres agencias propias, 314 franquiciadas en España, 32 en Portugal y 11 en México, que facturan 345,8 millones de euros. Esta semana, la escuela de negocios del Instituto San Telmo ha incorporado su ‘caso’ en su material didáctico. Estudió en Málaga técnico superior de agencia de viajes, que es una FP. Más tarde hizo un máster en administración de empresas turísticas y otro de marketing y ventas. Su proyecto de agencia lo hizo con una beca del Instituto de la Mujer.

–¿Cuál fue su primera experiencia comercial?

–Vender pescado con siete u ocho años en El Rompido. Me ponía en la calle con el peso. Mi padre era pescador. 

–¿Y su madre?

–Recoge fresas. 

–¿Siempre quiso poner una agencia de viajes?

–Siempre me quise dedicar al turismo. Con 14 y 15 años se dieron becas para ir en verano a Inglaterra y a Francia. Me encantaban los viajes.

–¿Qué le parecieron esos viajes a sus padres?

–Les costó entenderlo.

–Ahora estarán orgullosos.

–Han venido varios reconocimientos. En enero me entregaron el Premio Andaluza del Futuro en Empresa [organizado por el Grupo Joly y Caja Madrid], una semana antes me dieron la medalla de oro de mi pueblo, Cartaya, y he quedado finalista del Premio Príncipe de Asturias para jóvenes empresarios.

–¿Tenía claro que quería ser empresaria?

–Desde que era estudiante me encantaba ser la líder de los equipos, organizar viajes de estudios y las vacaciones de mis compañeros.

–¿Cuál fue el momento decisivo?

–En los estudios de técnico superior, hice prácticas en una empresa y propuse una serie de innovaciones, pero no quisieron aplicarlas. Decidí hacerlo por mi cuenta.

–Díganos alguna.

–Por ejemplo, una mayorista que se encargara de hacer viajes para discapacitados y personas de movilidad reducida. Cualquiera puede ser un PMR, por accidente, y no tiene por qué anular su viaje. 

–¿Qué porcentaje de su facturación representan estos viajes para discapacitados?

–Más de un 12%. 

–¿Qué otras novedades propone a sus clientes?

–Rutas etnológicas dedicadas al vino, que es una variante del turismo rural. Intentamos defender nuestro producto andaluz, pero lo hacemos por toda España. 

–¿Cómo la tratan los bancos?

–Muy bien, aunque no tengo deudas, ni créditos. Sólo pedí uno a mi nombre, con 21 años. Me lo dio La Caixa: 18.000 euros, sin aval.

–¿Los bancos confían en los jóvenes?

–No. Y creo que hacen mal. Los jóvenes que nos lanzamos, lo hacemos con mucha motivación. 

–Pero en general los jóvenes no se lanzan; quieren ser funcionarios.

–Los padres intentan evitar que sus hijos sean empresarios. Es lo que transmiten. He tenido a jóvenes trabajando conmigo, a los que animo a montar una franquicia y sus padres les dicen: “Mejor quédate como empleado”. 

–La familia es decisiva, pues. 

–Influye mucho. En mi familia me decían que no veníamos del mundo empresarial y preferían que tuviera un trabajo estable. Y yo le decía a mi madre: “Mamá, mi empresa es mi trabajo estable”. Ellos no lo entendían. 

–¿Los jóvenes son buenos trabajadores?

–Depende de la persona. He hecho entrevistas en la que han venido acompañados por sus padres.

–Y a esos no los contrata.

–Por supuesto que no. También he tenido a mujeres acompañadas por sus parejas y ella prácticamente callada; hablaba sólo él.

–¿Están más preparados que sus padres?

–Hemos tenido más acceso a la educación. Pero también hay un sector que está demasiado acomodado, no se ha esforzado y no tiene estudios. Tengo gente más preparada que viene de Latinoamérica y del resto de Europa. 

–¿Se nota la crisis?

–Se ha notado en el ritmo de creación de franquicias, hay miedo a montar un negocio y los bancos no dan créditos.

–La gente sigue viajando.

–Pero reducen los días, evitan el extranjero, hacen turismo interno y recortan el presupuesto. 

–¿Qué es lo que más ha cambiado con la crisis?

–De Europa vienen menos, en particular del Reino Unido. Y como destino los productos estrella, sobre todo para lunas de miel, eran el combinado Tailandia-Bali, que casi ha desaparecido, y el Nueva York-Caribe, que se hace en menos días y prescindiendo de México. 

–Descúbranos un par de sitios en Andalucía imprescindibles y poco conocidos.

–En el Rompido, un barquito cruza a una playa virgen única. Y en el otro extremo de Andalucía, en Cabo de Gata se hace submarinismo en unas aguas espectaculares. Y ambos son muy económicos. 

–¿Las autoridades se portan bien con los jóvenes?

–Se podrían portar mejor. En Estados Unidos hay muchas ayudas a la creación de pymes y en México, ayudas a fondo perdido del 50%.

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