71 edición del Festival de Música y Danza/ Crítica

El encanto de la lírica alemana

  • Andrè Schuen y Daniel Heide compartieron escenario este miércoles en el Patio de los Mármoles

El encanto de la lírica alemana

El encanto de la lírica alemana / Antonio L. Juárez/ Photographers (Granada)

El barítono Andrè Schuen ha visitado el Festival de Granada para ofrecer uno de los ciclos de lieder más emblemáticos, y sin embargo poco conocido, del genial compositor Johannes Brahms. Este concierto se enmarcan dentro del 125 aniversario de la muerte del genial compositor alemán. Junto a Schuen en el Patio de los Mármoles del Hospital Real estuvo el pianista Daniel Heide en la realización del acompañamiento instrumental.

El ciclo La bella Maguelone op. 33 es el primero escrito por Brahms, una colección de quince canciones sobre textos del poeta Ludwig Tieck ideado entre 1861 y 1869 para el barítono Julius Stockhausen. El ciclo tiene un carácter narrativo en torno al amor cortés medieval, describiendo la historia entre la bella princesa napolitana Maguelone y Pierre, hijo del conde de Provenza.

El barítono Andrè Schuen tiene una admirable capacidad canora. Este joven cantante, bien asentado ya en la canción alemana, posee una voz muy bien torneada, con un amplio sentido lírico y un atractivo metal idóneo para este género. Su capacidad expresiva es bastante amplia en todos los registros, afianzada por una preciosista técnica que le permite abordar con aparente sencillez el repertorio sin necesidad de utilizar recursos artificiosos. Así, para matizar y colorear su interpretación, desde los pasajes más delicados a los ataques más poderosos, hizo alarde de múltiples matices, contrastes y expresiones diversas para ir narrando cada episodio del ciclo narrativo, tan exigente si se quiere interpretar con la necesaria emoción y contenido.

Desde el reflexivo lied Nadie ha lamentado nunca inicial, hasta el optimista y reposado Largo tiempo dura el amor fiel que cierra el ciclo, el barítono fue recorriendo diversos planos emocionales; la duda de Son sufrimientos, son alegrías, el pathos de Desesperación o el añorado y entrañable reposo de Descansa, cariño, en la sombra son ejemplos de las recreaciones sonoras que Schuen realizó del mundo onírico creado por Tieck y Brahms hace siglo y medio. Y siempre junto a la voz el acompañamiento atento y oportuno del piano, realizado magistralmente por Daniel Heide, pues una de las características más destacadas del lied alemán es la capacidad expresiva del acompañamiento para describir el marco psicológico en el que desarrolla su discurso la voz.

Muestra de respeto

El público del Patio de los Mármoles, entorno íntimo e idóneo para este tipo de conciertos, asistió con sepulcral silencio y sumo respeto a la interpretación de estas 15 canciones, un reto para cualquier barítono que Andrè Schuen demostró superar con la más alta calidad, variedad de acotaciones y una enorme potencia descriptiva de los sentimientos. En definitiva, pudimos disfrutar de una voz flexible, hábil para coloración y para la expresión, de extraordinaria soltura y libertad en busca de los efectos más variados. La atronadora ovación recibida persuadió al cantante para ofrecer dos bises: primeramente, una canción de juventud de Schumann, seguida de la famosa Canción de cuna de Brahms en una deliciosa interpretación que clausuró la velada.

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