Confesiones
- ¿Qué se siente al ser el coreógrafo de un Ballet tan exitoso?
-Thierry Malandain: El éxito que mencionas es fruto del trabajo en equipo, me agrada, pero siendo la danza un arte frágil, prefiero no pensar mucho en ello.
-Cuéntenme un poco sobre el programa.
-T. M: L’Oiseau de feu que firmo, y Le Sacre du Printemps, del coreógrafo Martín Harriague, son creaciones recientes. La siesta de un fauno es un solo más antiguo, ya que data de 1995, lo retomamos especialmente para Granada, para un programa que de alguna manera rendirá homenaje a los ballets rusos de Serge Diaghilev.-Martín Harriague: Diría que crear La consagración de la primavera da miedo. Muchos han hecho sus propias versiones, algunas muy hermosas y exitosas. Por lo tanto, diría que uno se siente preocupado. Tengo miedo de no estar a la altura, pero ver que la pieza gira tanto y la acogida del público tranquiliza...
-De las tres obras: La siesta de un fauno, El pájaro de fuego y La consagración de la primavera, ¿cuál es su favorita o la más especial para ustedes?
-T. M.: Sin duda La siesta de un fauno. Por casualidad, esa misma noche, la dará en Toulouse el Ballet du Capitole, con el Ballet Daphnis et Chloé de Maurice Ravel, que acabo de terminar.- M. H.: Curiosamente, mi pieza favorita es la de Thierry, El fauno. La vi hace unos años bailada por un ex bailarín de la compañía, Christophe Romero, fue increíble. La pieza está realmente basada en el trabajo del intérprete. El bailarin que bailará el Fauno en Granada se llama Micka Conte y ¡es igual de excepcional!
-¿Qué expectativas tienen de la actuación del próximo sábado en el Festival de Música y Danza de Granada?
-T. M.: La acogida del público fue muy calurosa el año pasado con la Pastoral de Beethoven, espero que los espectadores se dejen seducir una vez más por esta velada en compañía de Claude Debussy e Igor Stravinsky.- M. H.: Antes, siempre estaba esperando que un programador estuviera en la sala, o un director de la empresa y me invitara a presentar o crear una pieza en muchos lugares y compañías, pero es algo que no se puede saber, y muchas veces me sentía decepcionado. Dejé de tener expectativas tan altas. Ahora, solo deseo que el público aprecie el trabajo y que los bailarines aprovechen ese momento en el escenario de este festival tan prestigioso.
- ¿Qué creen que es lo mejor de su trabajo? ¿Y lo peor?- T. M.: Mi coreografía La siesta de un fauno tiene ahora 27 años y me doy cuenta de que mi trabajo no está envejeciendo, que sería lo peor.- M. H.: Es difícil criticarse a uno mismo, especialmente para apreciar lo bueno de mi trabajo. Veo fallos todo el tiempo, lo que necesito mejorar es lo que me impulsa hacia adelante. En la coreografía no hay reglas, hay que establecerlas y jugar con ellas. Diría que lo mejor es quizás la búsqueda constante de la musicalidad del movimiento. Lo peor, quizás por ser demasiado explicativo en la dramaturgia. Es importante dejar espacio al público para su propia interpretación.
-De todos los premios y distinciones que han recibido a lo largo de su carrera, ¿de cuál se sienten más orgullosos?
-T. M.: Recientemente fui elegido en Francia como coreógrafo en la Academia de Bellas Artes. Como tal, soy el primer académico desde 1780, cuando se disolvió la Real Academia de Danza fundada en 1661 por Luis XIV. ¡Es un gran honor!-M. H.: No gané millones de premios, pero el concurso de Hannover que me permitió crear para el Scapino Ballet y el de Biarritz, que me permitió crear dos piezas para el MBB y convertirme allí en artista asociado me enorgullecieron mucho.
- ¿Siempre supieron que querían dedicarse a la danza profesionalmente?
-T. M.: Desde los 9 años quise ser bailarín. Por otro lado, mi ambición después de mi carrera como bailarín era ser decorador y me convertí en coreógrafo.-M. H.: He sido fan de Michael Jackson desde que era pequeño, pero eso no significa que quisiera ser bailarín, ni siquiera comencé a bailar ballet hasta los 19 años. Quería ser meteorólogo, luego profiler. Al final, siguiendo el consejo del propio Thierry Malandain, me inscribí en mi primera lección de ballet en Bayona, cerca de Biarritz, a la edad de 19 años.
-¿Han estado alguna vez en Granada? ¿Qué opinan del público español?
-T. M.: Actuamos habitualmente en España, pero esta es la segunda vez que bailamos en Granada, y estoy encantado de que la compañía pueda reencontrarse con el Festival de Música y Danza y su público, que había estado especialmente atento.-M. H.: El público español sabe mostrar su entusiasmo cuando disfruta de una pieza, pero también ocurre lo contrario. Presenté Gernika en el País Vasco, una obra más política que La consagración que he creado para el colectivo Bilaka, tenía miedo de su reacción pero salió muy bien.
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