Entrevista Festival de Música y Danza de Granada

Carlos Mena: "El interés por la música antigua puede renovar públicos"

Carlos Mena en los jardines del Auditorio Manuel de Falla.

Carlos Mena en los jardines del Auditorio Manuel de Falla. / Jesús Jiménez Hita, Photographerssport (Granada)

La Academia Barroca del Festival de Música y Danza de Granada cuenta en su cuarta edición con Carlos Mena como director. El contratenor vitoriano de éxito internacional, sin duda una de las grandes voces de su generación, lleva años desarrollando también una fructífera carrera como director de orquesta. Dedicada al estudio e interpretación del repertorio de este periodo, en esta cuarta convocatoria la Academia ha centrado sus contenidos en el trabajo técnico, estilístico y estético de las obras de Johann Sebastian Bach y otros compositores en torno a su estética. El curso está destinado a alumnos de canto de las últimos años de formación en conservatorios y escuelas superiores de música, de máster de interpretación musical, y cantantes en los primeros años de carrera profesional. Tras un proceso de selección, llegan a Granada con el repertorio previamente estudiado con objetivo de ultimar el montaje de las obras durante las clases y ensayos. Esta semana han ofrecido varios conciertos en distintos puntos de Granada y su provincia. 

-¿Estas tres actuaciones son una oportunidad para que los alumnos muestren todo lo aprendido? 

-Las actividad pedagógica sigue hasta el final. No está disociado el concierto del aprendizaje, todo está unido en cierta manera. 

-La Academia Barroca del Festival había estado dirigida hasta esta edición por Aarón Zapico, que en este año ha sido el responsable del concierto inaugural. ¿Cómo surgió la posibilidad de dirigir esta cuarta edición?

-Con el Festival he colaborado ya en varias etapas anteriores y conocen bien mi trabajo. En esta ocasión estaba dedicada a lo vocal y surgió la posibilidad. Sobre esa idea de la voz yo planteé que sería interesante dedicarla a uno de los clímax de la música barroca: Bach. 

-Usted ser formó en la Schola Cantorum Basiliensis de Basilea (Suiza), con sus maestros Richard Levitt y René Jacobs, y ha contribuido con su trabajo a fortalecer el excelente nivel de la música antigua española. ¿Cómo ve el panorama actualmente de la música histórica en España en la actualidad?

-La situación pedagógica ha cambiado respecto a hace unas décadas cuando yo me formaba. Ahora se atiende más y hay instituciones especializadas en al formación vocal en música barroca. Se van dando pasos y se va avanzando, aunque quizás no al ritmo que desearíamos y que el talento de los jóvenes cantantes de España demanda. De hecho en estos momentos en los que soy profesor en la Escuela de Basilea en la que estudié, como es un centro de referencia y de los más prestigiosos del mundo, todavía recibo alumnos españoles que no pueden obtener aquí ese tipo de formación con ese nivel de especialización. Se ha andado mucho camino pero todavía queda y este tipo de iniciativas -como la Academia Barroca o la Academia de Música Antigua de la Universidad de Salamanca en el apartado vocal de la que también soy el director- ayudan a ofrecer a los jóvenes talentos unos estándares de formación y unos trampolines para dar el paso a la dedicación profesional. 

-Están surgiendo muchas iniciativas populares con este tipo de música, como los conciertos a la luz de las velas o diversos festivales. ¿Hay más público ahora? ¿Está de moda?

-La música histórica, la que va desde el medievo hasta el clasicismo y entendida como una manera de interpretarla de la manera lo más fehacientemente a como se hacía en la época, lleva ya décadas teniendo un interés especial por parte del público y de los estudiantes. Eso atiende en mi opinión a que es una música que fue planteada de una manera inmediata y con una forma de trasmitir las emociones muy directa. Sobre todo desde la revolución que se produjo con la música barroca. Es verdad que hay una demanda importante pero diría que no es una cuestión de moda porque desde que me empecé a dedicar a ello en los años 90 siempre he encontrado ese interés especial en España. Creo que es algo que se ha asentado y que puede renovar públicos. 

-El curso estaba planteado para dos sopranos, dos mezzosopranos, dos altos, dos tenores y dos bajos. Ocho alumnos entre las más de 30 solicitudes. ¿Fue muy difícil la selección?

-Aunque esa era la oferta inicial, dadas las solicitudes decidimos adaptarlo a ocho estudiantes pero en este caso a dos sopranos, una mezzo, un contratenor, dos tenores y dos bajos. Las selecciones siempre son complicadas porque hay que atender a muchos parámetros y hay que encontrar también un equilibrio. No se trata de escoger de una manera lineal a los cantantes, hay que entender el proyecto y saber equilibrarlo de alguna manera. Realmente estoy muy satisfecho con el resultado a pesar de que muchos cantantes muy interesantes se han tenido que quedar fuera. 

-Los jóvenes llegan a la academia con las obras preparadas. ¿El curso funciona como un ensayo para esos tres conciertos?

-Ellos conocen de manera muy aproximada lo que tienen que estudiar porque el repertorio está planteado con anterioridad, desde que se aprueban las solicitudes. Pero el proceso aquí más que ensayar consiste en trabajar a fondo cada obra observando las características de cada cantante y atendiendo a sus necesidades tanto estilísticas como técnicas. Así ellos pueden avanzar en el estudio de estas composiciones. No creo que lo más enriquecedor para ellos sea focalizarlo en lo que ocurre esta semana. Desde luego el modelo que yo planteo no termina en esta semana: les ofrezco una paleta de principios y conceptos para que ellos puedan seguir luego desarrollándolos. 

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