Antonio Cruz mantiene su compromiso con el Gobierno hasta 2012. Es el horizonte de su hoja de ruta. Después, ya se verá. Tras una legislatura de "muchísimo trabajo y dedicación", asegura que continuará su labor "entregado en cuerpo y alma", como hasta ahora. El drama de la inmigración, los problemas de seguridad ciudadana, el avance de las infraestructuras o la búsqueda de "oportunidades" para que Granada salga fortalecida de la crisis ocupan buena parte de su agenda. Casi a diario, una visita obligada: las obras en la Autovía a la Costa.

-En abril de 2004 tomó posesión como subdelegado del Gobierno en Granada tras el frustrado nombramiento de Luis Rubiales. ¿Qué valoración realiza de estos años?

-Han transcurrido con una rapidez verdaderamente increíble; prácticamente, ha sido un soplo. Creo que han sido cuatro años muy fructíferos para Granada aunque su concreción última no se haya visto. No obstante, pienso que todas las iniciativas que se lanzaron recién constituido el Gobierno en 2004 empezaremos a verlas terminadas, inauguradas y ocupadas por los ciudadanos a lo largo de esta legislatura.

-¿Podría esbozar algunos de los proyectos que se esperan acometer a corto y medio plazo?

-A corto plazo tenemos en perspectiva dos o tres temas que son muy queridos. El primero de ellos es la inauguración de la Jefatura de Policía de Andalucía Oriental, ya que ha sido una reivindicación muy sentida tanto por los funcionarios del Cuerpo Nacional como por los propios ciudadanos. Esperamos poder llevarla a cabo en el próximo mes de septiembre. Lógicamente, también a corto plazo debemos terminar la A-44 y también es cuestión de meses que se concreten los nuevos proyectos de regadíos de la Zona Norte. Ahí nos vamos a volcar.

-A medio plazo, si establecemos como horizonte el final de la actual legislatura...

-A medio plazo destacaría algo en lo que todos los ciudadanos tienen grandes expectativas: me refiero a que en esta legislatura podamos circular por las dos grandes infraestructuras (la A-7 y la A-44), que tengamos en marcha la Segunda Circunvalación de Granada y que veamos avanzar muchísimo el tan reivindicado AVE.

-Desde el punto de vista ciudadano, el paro y la crisis económica se han convertido en las principales preocupaciones. ¿En qué situación está Granada para afrontar este periodo de clara recesión?

-La crisis económica es un elemento clave de la actualidad política y, lógicamente, también mediática. Estamos en una crisis pero también estamos en condiciones de superarla con nuevas oportunidades desde el punto de vista económico. Me gustaría dar dos datos: en el año 2004 había 300.000 afiliados a la Seguridad Social en Granada y ahora hay más de 330.000. Es un dato significativo: estamos en crisis, pero hay más afiliados. También se han desarrollado políticas sociales que, si bien no es que vayan a paliar la crisis, sí pueden ayudar a superarla.

-¿Cree que las políticas que el Gobierno está adoptando se están percibiendo a pie de calle?

-Creo que pueden hacer que los ciudadanos noten la crisis lo menos posible. Es verdad que han concurrido dos circunstancias: por un lado, la subida del precio del petróleo y, por otro, el que se haya desinflado el boom de la construcción. Todos veníamos diciendo que no podía durar mucho tiempo y basta dar un repaso a nuestra provincia para darnos cuenta de que eso era difícilmente sostenible. En algún momento tenía que pararse y ahí estamos. El sector de la construcción generaba mucho empleo, mucha riqueza... Esperemos que, con los planes de vivienda protegida y el mantenimiento del esfuerzo inversor en obra pública, estemos en condiciones de salir de la crisis bastante fortalecidos.

-Los últimos datos del paro en Granada reflejan una posición de partida bastante debilitada.

-Los datos son los datos, pero yo me siento optimista y eso es lo que quiero transmitir a los ciudadanos: efectivamente, tenemos un año difícil (el paro está aumentando, los tipos de interés están más altos...), ha habido una crisis financiera en Estados Unidos que también ha influido... Pero todo eso tendrá que asentarse y, como ocurre siempre en los ciclos económicos, se ha acabado uno expansivo y estamos en uno recesivo. Nuestra esperanza es que sea corto y que empiece el ciclo de crecimiento cuanto antes y al mismo ritmo que en los años anteriores con el fin de que podamos generar empleo y recuperar la actividad económica.

-Pese a la garantía ofrecida por el Gobierno de que las políticas sociales no se van a ver afectadas, parece complicado que se pueda conjugar con la caída de presupuesto ...

-El presidente del Gobierno lo ha dicho muy claramente. Y creo que ahí está la gran diferencia con el PP: la medida que el PP adoptó en el año 96/97 fue el 'decretazo'. El Gobierno de España ha sido muy claro en su diagnóstico de la crisis: se están tomando medidas pero ninguna de ella va a ir encaminada a recortar derechos de los trabajadores ni recortar políticas sociales. Y se están manteniendo todos los avances que se alcanzaron en la anterior legislatura: subidas de pensiones (un 25% en cuatro años), la subida del salario mínimo interprofesional... Esas medidas van a continuar.

-Todos los veranos, la inmigración se sitúa lamentablemente en primera línea de actualidad...

-En el tema de la inmigración me gustaría destacar tres cuestiones que han supuesto un salto cualitativo muy importante respecto a la entrada irregular en España. Por un lado, un descenso muy significativo en la llegada de pateras a nuestras Costas: hemos pasado a más de 2.000 hace un par de años a estar ahora en unos 600. Lo significativo de ello es que, si bien hasta el año pasado la inmensa mayoría de los inmigrantes eran magrebíes y un porcentaje muy pequeño subsaharianos, ahora la situación ha cambiado a la inversa. Y esto tiene una gran importancia porque las mafias que se dedican al tráfico de personas han agotado quizá la cantera en Marruecos: los marroquíes no quieren ya perder su dinero ante las mafias para un viaje de ida y vuelta.

-En el caso de las pateras de subsaharianos, la situación en la que están llegando resulta muy dura...

-A mí me de vergüenza e indignación que existan personas que no sólo trafican con seres humanos, sino que los mandan a la muerte. Me da vergüenza vivir en un mundo donde haya personas de esa calaña. Las pateras de subsaharianos las envían sin combustible para llegar, sin patrón que las guíe y sin alimentos y sin nada para una travesía que muchas veces dura varios días cuando, realmente, con un equipo bueno son unas horas.

-La mayoría de las embarcaciones son avistadas en alta mar. Su localización se ha convertido en un factor clave para garantizar su supervivencia...

-Y por eso quiero destacar de forma especial la labor de las fuerzas de seguridad de Estado, de Salvamento Marítimo y de Cruz Roja. Por un lado, está la ignominia de que haya personas que se dediquen a ese tráfico de personas, es casi un asesinato premeditado, y, por otro lado, la labor generosa de quienes se dedican a salvar esas vidas.

-Hace un par de días, el nuevo jefe superior de Policía anunciaba que uno de sus grandes objetivos es reducir los índices de delincuencia. Los últimos datos del SUP reflejaban una preocupante realidad...

-Aunque yo respeto mucho a los sindicatos, y más aún a los sindicatos policiales, creo que hubo un error al dar la información -no creo que fuera adrede-, en relación a la seguridad ciudadana en la provincia de Granada. Cuando se habla de robo con fuerza en las cosas, dentro de ese concepto hay varios tipos: robo con violencia e intimidación, tirones, robo con fuerza en viviendas... Y, dentro de ellos, el Sindicato destacó uno: efectivamente, el porcentaje de crecimiento del robo con violencia e intimidación era correcto (más del 20%), pero si hablamos del capítulo general ha bajado un 0,33%. En lo que se refiere a tirones, creo que había, además, una confusión porque en lugar de aumentar un 8% lo que ha ocurrido es que ha disminuido un 8%. Desde mi punto de vista, el dato concreto del robo con violencia no refleja la situación real de la seguridad ciudadana en la provincia de Granada. Yo no puedo estar nunca satisfecho en este tema porque lo deseable sería que cada vez disminuyeran los delitos y faltas que se cometen, pero sí puedo decir que estoy bastante contento del trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad en su persecución.

-Con el incremento de los desplazamientos en verano y la apertura de la A-44 se han puesto de manifiesto ciertos problemas de señalización. El PP ha realizado unas críticas muy agresivas...

-Los que hablan del PP son unos indocumentados. Lo que se ha abierto de la Autovía parece que le ha molestado al PP, porque lo que ellos no fueron capaces de hacer nosotros lo estamos haciendo. Yo pediría más rigor. No que no se critique -y la oposición está para ello-, pero que se haga con rigor. La Autovía no es una ratonera. En absoluto. La Autovía mejora sensiblemente la relación entre Granada y el litoral. Lo que ha hecho el Gobierno es ver la posibilidad de poner en uso una infraestructura que ya estaba terminada. Y la manera de ponerla en uso es la que se ha decidido, que era la única posible, tomando todas las precauciones porque lo primero es la seguridad.

-Cuando se baja a la playa genera cierta desazón ver el puente roto. Parece que los trabajos no avanzan...

-Creo que eso nos ocurre a todos. Pero es una sensación. Es una obra compleja, un trabajo difícil y, como he dicho antes, la seguridad es lo primero. Se hizo un proyecto para hacer un puente de una manera, se produjo el problema que todos conocemos y la comisión de expertos que se constituyó ad hoc terminó decidiendo un sistema constructivo casi artesanal. Por lo tanto, ¿cuál sería nuestro deseo? Que se terminara a la mayor brevedad posible. Pero lo primero es que se cumplan los dictámenes de la comisión de expertos.

-¿Seguimos sin dar fecha?

-No la doy porque no la puedo dar. Ni yo ni la empresa ni los técnicos de Carreteras. Nuestro deseo es que el verano que viene podamos disfrutar de la Autovía de manera correcta. Y cuanto antes, mejor: si es para Navidad, mejor; si es para Semana Santa, mejor; cuanto antes, mejor. Pero ahí ya no se puede hacer ningún esfuerzo más del que se está haciendo. Y el que lo plantee o hace demagogia o pone en peligro la seguridad futura de la vía.