Obituario

Adiós a Ratzinger, el papa que devolvió los libros plúmbeos a Granada y beatificó a Fray Leopoldo

  • Sin visitar esta tierra, ha dejado una gran impronta al saldar la deuda de Roma con el Sacromonte y reconocer a su capuchino más venerado

Momento de la firma de la devolución de los Libros Plúmbeos de Granada por el cardenal Ratzinger

Momento de la firma de la devolución de los Libros Plúmbeos de Granada por el cardenal Ratzinger / G. H.

El alemán Joseph Ratzinger ha dejado, sin pisar Granada, una profunda huella en esta tierra. Como papa, Benedicto XVI, y como cardenal, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1982-2005), tomó decisiones y fue protagonista principal de hechos importantes para esta provincia. El primero fue en el año 2000, con la devolución al Sacromonte de sus Libros Plúmbeos, que el Vaticano retuvo en Roma durante más de 300 años. Una década después, ya como máxima autoridad de la Iglesia, firmó la beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire, todo un emblema local.

Sábado 17 de junio del año 2000, en el Palacio del San Oficio del Vaticano, sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger saldó una deuda con Granada. El cardenal firmaba la entrega al entonces arzobispo de Granada Antonio Cañizares de los 21 volúmenes confeccionados con 233 planchas de plomo encontrados en Valparaíso (el actual Sacromonte) a finales del S. XVI. Esas controvertidas planchas que en un primer momento se consideraron un posible nuevo evangelio, fueron estudiadas y retenidas en Roma por la Iglesia hasta aquel día del nuevo milenio.  

Los documentos en plomo fueron declarados después apócrifos por la Iglesia y la versión oficial actual establece que debió de ser un intento de los moriscos para evitar su expulsión ideando una doctrina que mezclaba en sus orígenes el Cristianismo y el Islam. Los signos estaban en latín y en árabe.  

Los Libros Plúmbeos del Sacromonte Los Libros Plúmbeos del Sacromonte

Los Libros Plúmbeos del Sacromonte / G. H.

En 1588, en las obras de demolición de la Torre Turpiana para la construcción de la Catedral de Granada, apareció un cofre con reliquias cristianas y un pergamino que hablaba de un santo hasta entonces desconocido llamado San Cecilio cuyos restos podrían estar en el Sacromonte. Años después, entre 1595 y 1599, aparecieron en la zona señalada huesos y los llamados Libros Plúmbeos, que parecían ser ese nuevo Evangelio, esta vez revelado por la Virgen María, mezcla de islam y cristianismo. Aquello despertó un gran fervor en la ciudad, aunque el Vaticano terminó condenándolos por falsos, durante el papado de Inocencio XI. Sin embargo, la ciudad sigue venerando a San Cecilio, cuya devoción y culto se vieron favorecidos por la aparición de aquellos libros relativos a su martirio.

Con su devolución al lugar de origen tantos siglos después, Ratzinger cumplió así con Granada, pero nunca llegó a visitar ese monte, para muchos sagrado, ni la Abadía donde se depositaron las obras en plomo. 

El "canto a la humildad" de Fray Leopoldo

Benedicto XVI, durante la oración en la que se refirió a Fray Leopoldo Benedicto XVI, durante la oración en la que se refirió a Fray Leopoldo

Benedicto XVI, durante la oración en la que se refirió a Fray Leopoldo / Efe

Otro de los hitos de su trayectoria relacionados con esta tierra, ya como Papa, fue la beatificación de otro gran emblema para Granada, Fray Leopoldo. Ocurrió en 2010. El momento esperado desde hace 49 años por miles de devotos llegó el 11 de septiembre de aquel año, momento desde el que el capuchino pasó a ser beato y fue inscrito en el libro de honor de la Iglesia. En una ceremonia celebrada en la Base Aérea de Armilla ante 120.000 personas y seguida en muchas partes del mundo por otros cientos de miles de fieles, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el arzobispo Angelo Amato, leyó el decreto papal de Benedicto XVI en el que se autorizaba la beatificación y apuntaba que desde entonces, Granada sería la "ciudad de Fray Leopoldo". 

Miles de personas enmudecieron en la ceremonia cuando la cantante granadina Rosa López subió a un atril a cantar el Ave María de Schubert, que sirvió de introducción a la celebración religiosa, en la que participaron 150 sacerdotes, todos los obispos de Andalucía; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el cardenal Antonio Cañizares (anterior arzobispo de Granada) y el cardenal franciscano y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. Por parte de los capuchinos, su ministro general, Mauro Jöhri, presidía la representación de la orden. La ceremonia estuvo presidida por Angelo Amato, aunque fue otro momento en el que Ratzinger fue protagonista en esta tierra sin estar presente.  

Ese mismo día, después del rezo del Ángelus al mediodía, el Papa habló en español en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfose sobre Fray Leopoldo de Alpandeire. "La vida de este sencillo y austero religioso capuchino es un canto a la humildad y a la confianza en Dios y un modelo luminoso de devoción a la Santísima Virgen María", afirmó. Benedicto XVI animó a seguir "el ejemplo del nuevo beato".

Para llegar a esa beatificación, el Papa Benedicto XVI ya había dado previamente otros pasos imprescindibles. Los trabajos comenzaron en febrero de 2006, cuando se emitió el decreto de apertura del proceso sobre un supuesto milagro del fraile. Más de un año después, el Vaticano nombró a Fray Leopoldo "venerable", y después de que el Colegio de Teólogos de la Santa Sede reconociera su heroicidad, en 2008 el Papa aprobó los decretos que reconocen las virtudes heroicas del monje de la Orden de los Capuchinos.

Pero hubo luces y sombras en la relación de Granada con el papa alemán. El jarro de agua fría llegó en 2011. El Vaticano rechazó admitir el milagro documentado por los frailes capuchinos de Granada para la canonización de Fray Leopoldo, ya que, según la normativa eclesiástica, en el caso de los beatos, debe haberse producido después del proceso de beatificación -en 2010- y no antes. 

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