Aquel 8 de marzo hacía un día de primavera, aunque todavía fuera invierno. Caluroso y radiante, tan sólo la brisa que se levantó en el crepúsculo enfrió 'un día más en la oficina más bella del mundo'. La Alhambra olía a flores como ya suele hacerlo más o menos por estas fechas, el verde empezaba a borbotonear en los jardines, algunos recién plantados, y los visitantes recorrían sin excesivas aglomeraciones los palacios nazaríes, el Generalife, y las torres. Ya se hablaba de coronavirus, pero la vorágine ni se intuía. Incluso los turistas asiáticos tenían la ‘osadía’ de caminar por el Patio de la Lindaraja sin mascarilla de protección, apenas tres la llevaban.

Sólo habían pasado cinco días cuando el Covid-19 obligó a cerrar la Alhambra. Parecen una eternidad, un mundo diferente. El portón cerrado del Palacio de Carlos V, una pareja que se hacía fotos para una boda que seguramente se haya quedado en el tintero, y algunos turistas aún despistados con la medida tomada por la Junta de Andalucía. No se había decretado el estado de alarma pero ya flotaba en el ambiente el lockdown al que todos, sin excepción, nos íbamos a enfrentar.

Ya ha pasado un mes y diez días desde el último fin de semana 'normal' en la Alhambra. Los turistas han dejado paso a un retén de especialistas en fontanería, jardinería, albañilería, carpintería, electricidad o cantería para el mantenimiento del gran orgullo de Granada, además de su mayor fuente de ingresos económicos. Ahora están los que la cuidan para nadie, solo para ellos, y para los gatos que moran entre los setos, las violetas, las adelfas o las hierbas aromáticas, desde ya en pleno apogeo y floración. Los felinos ayer se acercaban a los fotógrafos que tuvieron el privilegio de entrar en una Alhambra vedada, vacía, silenciosa e impoluta, detenida en el tiempo. Vuelven a ver una pequeña presencia humana que les dé algo de comida tal y como estaban acostumbrados con tanto turista del que rascar un poco de jamón, miajón o patata frita de bolsa.

La Alhambra pide a los ciudadanos subir a redes sus fotos en el lugar y compartirlas

El Patronato de la Alhambra quiso mostrar que todo está bien, que todo está igual o incluso mejor sin tanta presencia humana que siempre deja su huella de erosión en los mosaicos e inscripciones en las paredes del recinto. Hoy es el día que muchos aprovechan para volver a los Palacios Nazaríes, a los Jardines del Partal, a todo el monumento porque es el Día Internacional. Se suelen hacer visitas gratuitas, privadas, actividades relacionadas... Unas jornadas para sentir de nuevo el patrimonio de toda Granada, no sólo el de la fortaleza nazarí, que este año no va a poder disfrutarse igual.

Hoy hubiera sido el día para echarse a la calle y disfrutar de lo que es Granada, de su patrimonio, sus monumentos, sus jardines y su centro con sus bares. Un día que suele llenar a la ciudad de turistas y que tendrá que esperar a un mejor momento que, visto lo visto, es preferible pensar que ya llegará, en vez de decir que los haga pronto.

Por eso, la Junta de Andalucía trasladará hoy el patrimonio de Granada, además del de toda la comunidad, a las casas para conmemorar este Día de los Monumentos y Sitios. Una alternativa para tratar de paliar estas ganas de salir que quedan. La efeméride se celebrará con una campaña en redes sociales en la que "invita a los ciudadanos a compartir sus imágenes en conjuntos y enclaves andaluces", con la etiqueta #MonumentosYSitiosAND. De este modo, los ciudadanos subirán imágenes en visitas pasadas a estos bienes, cerrados por la pandemia pero en los que se sigue trabajando para garantizar su conservación, explica el ente autonómico. En el caso de la Alhambra y el Generalife, el Patronato compartirá con los usuarios en redes imágenes y algunas curiosidades sobre la ciudad palatina. Admirar desde casa, a golpe de click.