Centro enológico de Huétor Vega

CUANDO hablamos de vino producido en nuestra provincia, no debemos olvidarnos de la Vega granadina. Los árabes la poblaron de numerosas alquerías que son los núcleos originales de los actuales pueblos como Huétor Vega, que en época musulmana se llamó Hins-Watha. Se establecieron aquí durante más de 700 años y crearon una red de acequias que aún perviven, perfectamente reguladas por decretos o dulas. En las tierras de secano cultivaban olivos y vides, y en la Vega, moreras y todo tipo de frutales y hortalizas.

Tras las capitulaciones de Santa Fe en 1492, los moriscos granadinos viven malos tiempos hasta su expulsión definitiva por Felipe II en 1570, con lo que el 1 de noviembre, los últimos moriscos son reunidos en la Iglesia y conducidos fuera del Reino. A partir de este momento, todo quedó prácticamente despoblado y los campos y acequias inservibles. Para solucionar este problema, Felipe II mandó repoblar estos lugares con gentes venidas de Andalucía, Castilla, Aragón y Levante.

De esta época datan los primeros documentos escritos de este pueblo, los Libros de Apeos (Real Chancillería de Granada), escritos en 1572, en los que se detallan las propiedades, haciendas y población, así como el amojonamiento y deslinde del pueblo y las condiciones explícitas en las que se mandó repoblar los alrededores de Granada.

Los siglos XVII y XVIII son años de producción agrícola en Huétor Vega (lino, cáñamo, vino y aceite, y toda la industria que ello genera). Los hueteños siempre cultivaron uva, desde los tiempos de los nazaríes granadinos, y los viñedos comienzan a extenderse desde el siglo XV. La plantación de estos viñedos era, en aquella época, de unas 304 hectáreas en la parte de secano de Huétor que está situada en la zona alta por el camino de los Neveros.

A mediados del siglo XIX, el pueblo cuenta con unos 1.000 habitantes, dos molinos harineros, uno de aceite y varias casas de recreo que hacen las delicias de los visitantes granadinos. A principios del siglo XX se produce un profundo cambio en la forma de vida de los hueteños. La revolución industrial hace necesaria la adaptación de los cultivos (remolacha, patata, tabaco). En 1922 se inaugura la línea de tranvía eléctrico que une el pueblo con la ciudad, y con ello llega la mejor comercialización de los productos en la capital. El vino de Huétor Vega se hizo popular en Granada y en época navideña las gentes hacían colas en los pasillos de las casa-bodega para comprar el producto. Esta línea de tranvía permanecerá abierta hasta 1974.

El vino hizo posible y fortaleció el comienzo de la restauración en la localidad a través de las tapas en pequeñas tascas, que fue el inicio de los establecimientos y restaurantes de Huétor Vega de gran prestigio en Granada.

El vino de Huétor Vega llega a tener unos 15 grados de alcohol, es de un color rojizo y brillante, con capa media. Se cultiva sobre todo Tempranillo y Garnacha. La recogida de la uva se hace a mano por las familias y sus amigos sobre finales de septiembre o primeros de octubre según venga la maduración de la uva. Se suele conocer como "mosto" (como en otras zonas de la provincia), aunque en realidad el mosto no es vino hasta que no fermenta. Son vinos, mostos fermentados, de elaboración bastante artesanal y que deben ser consumidos, si no hay crianza en barrica, en el mismo año.

Como en otros pueblos de la provincia, se hacen reuniones familiares o con amigos para degustar el nuevo vino. Hay huéteños que producen su 'vino mosto' para el consumo de la familia y los amigos, otros tienen puntos de venta en sus casas en las que con un letrero hecho a mano anuncian que ya está a la venta. En distintos restaurantes de Huétor Vega también se puede degustar y comprar. La única bodega industrial de la zona es Bodegas de los Neveros.

Y es aquí, en Huétor Vega donde se le rinde un particular homenaje al vino y se nos ofrece la posibilidad de conocer todo el proceso, desde la uva y su vendimia hasta la cata de un vino, y ello en el Centro Enológico, de gestión municipal, situado precisamente junto al Ayuntamiento. La visita vale cinco euros e incluye la cata de un vino y hay que reservar llamando a 958 308 042.

El centro tiene instalados 20 items en un recorrido sensorial, educativo y formativo por el mundo de los vinos. Desde los egipcios, los romanos, los granadinos musulmanes, hasta las tradicionales bodegas de Huétor Vega de hoy y los nuevos vinos de la provincia de Granada. Es un espacio interactivo, donde el visitante participa y pone a prueba sus sentidos: la visualización de los colores, los aromas y los sabores en las mesas-pantalla facilita mucho la comprensión de conceptos y ayuda a nuestro cerebro a 'rebuscar' entre nuestra pobre memoria olfativa...

Una visión plástica y estética del mundo del vino conforman este mágico y sublime espacio, un lugar exclusivo donde se hace protagonista al visitante. Solo está a cinco minutos de Granada y, después de la visita, podrán recorrer las rutas de los vinos tradicionales de Huétor Vega o continuar con la vista del espacio interactivo de la imagen y la música, situado en el mismo edificio del centro enológico , donde podrá disfrutar de juegos y sonidos de la Alhambra de Granada.

También en Huétor Vega se celebran desde hace más de veinte años en el mes de febrero las Jornadas del Vino, Jamón y Chacinas, en las que se dan cita los sectores de restauración, bodegas y alimentación. Y es que en sus veinte años de historia, este evento ha ido creciendo progresivamente dejando de ser un acto local para convertirse en un encuentro de bodegas industriales de la provincia de Granada y el sector de la restauración de la Mancomunidad del Río Monachil en las que, además, se fomenta la cultura y los productos del entorno natural y geográfico de Huétor Vega. Se las contaremos, puntualmente, en unos meses.