'Cuéntame' a la granadina

Un ejemplo de aquellos que se perpetúan en el sillón lo tenemos en todos los partidos, desde Manuel Pezzi al alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, quien ya próximo a cumplir los 65 años, lo ha sido todo en política

04 de octubre 2010 - 01:00

LA decisión del todavía alcalde de Huéscar, Agustín Gallego Chillón, de no presentarse a las próximas elecciones municipales, es todo un ejemplo de coherencia política, tan en desuso entre nuestros políticos de hoy en día. Dice el máximo mandatario que su retirada de la política, que no de la militancia, se debe a que se ha jubilado y llega el momento de retirarse.

La decisión de Gallego Chillón debería de servir como ejemplo para otros políticos de nuestra amplia geografía quienes, ya próximos a la edad de jubilación, deberían imitar al alcalde de Huéscar, dejando paso a los más jóvenes. Un ejemplo de lo que venimos diciendo, de aquellos que se perpetúan en el sillón, los tenemos en todos los partidos, desde Manuel Pezzi al actual alcalde de Granada, quien ya próximo cumplir los 65 años, lo ha sido todo en política.

Desde que iniciara su actividad allá en el año 82, formando parte de las listas de Alianza Popular al Congreso de los Diputados como número dos de la candidatura, encabezada por el inefable Guillermo Kirpatrick, Torres Hurtado no ha dejado de bajarse de un "coche oficial" y de vivir de las prebendas que los ciudadanos otorgamos a nuestros políticos. Su bagaje es amplísimo: diputado nacional, senador (desde el año 86 al 89), diputado autonómico, delegado del Gobierno y, hasta hoy, alcalde de Granada.

De todos los puestos ha salido más o menos airoso y ha tenido la virtud de saber nadar y guardar la ropa sin buscar grandes enfrentamientos con los presidentes de turno. Aguantó el envite con Díaz Berbel, cuando éste pretendía ocupar un puesto en el congreso siendo ya diputado autonómico y los estatutos del partido, presidido entonces por Manuel Fraga, prohibían la dualidad de cargos.

Entonces, y gracias a las intervenciones de Segismundo Nogueras, Luis Curiel, Miguel Angulo, Pedro Montañés y Leandro Bas, entonces gerente de la Confederación de Empresarios, Torres Hurtado lograba introducirse en las listas de AP, formando tándem con un desconocido Guillermo Kirpatrick quien, por azares del destino, se vio obligado a cambiar su puesto en las listas de Cádiz por las de Granada.

Unas listas que entonces iba a encabezar el que fuera secretario de Economía del partido, Rodrigo Rato, y como número dos Gallego Morel, que declinó la oferta de Fraga. Una oferta que le fue reiterada al que posteriormente fuera concejal de cultura, Fermín Camacho, que tras conocer la negativa de Gallego Morel no aceptó ser segundo plato.

Ante aquella situación y en una reunión en el pub Vía Veneto, lugar donde se cocía parte de la política local de aquella derecha granadina, el grupo mencionado anteriormente decidía buscar un candidato de urgencia que pudiera acompañar a Kirpatrick como número dos en las listas. La propuesta de Torres Hurtado, tras una reunión en el hotel Washington Irving, en esa época dirigido por Antonio Velázquez, presidente a su vez del comité electoral, le fue realizada a Fraga en su despacho de la calle Silva.

En la reunión, y a pesar de la oposición de algunos dirigentes de AP, entre ellos Díaz Berbel, Francisco Cazorla, Francisco Bustos, Luis Casaseca, Elena de Vizcaya y Pitita Ruiz Jiménez entre otros, a Fraga se le trasmitió que Torres Hurtado, en su reunión del Washington, con el presidente y el secretario del comité electoral, había mostrado su predisposición a estar sólo una legislatura en política si resultaba elegido y que además ante la falta de recursos para la campaña electoral, él en nombre de su grupo (entonces formaba parte del consejo de administración de la Caja Rural, presidida por Segismundo Nogueras) aportaría cinco millones para sufragar la campaña en Granada; y lo más importante, se evitaría una grave confrontación con el sector más duro del partido encabezado por el entonces presidente del partido en Motril, Francisco Bustos, empeñado en colocar a su hijo como número dos en las listas.

Ni que decir tiene que ni una ni otra promesa fue cumplida y hoy, tras 28 años en política, Torres Hurtado continua viendo desfilar a todos los que en el partido ponían en solfa que un "cateto de Píñar" fuese el elegido para representar a Granada en aquellas elecciones del 82. Luego llegarían sus enfrentamientos con Jiménez Carmona por lograr un puesto en el Senado, un episodio con pelea incluida, sus enfrentamientos soterrados con Díaz Berbel, sus deslealtades con Juan de Dios Martínez Soriano, su apoyo a José Luis del Ojo en su pugna con Soriano por la presidencia del partido en Granada, quien a pesar de la derrota del candidato de Sevilla salió fortalecido a ojos de Arenas, su nombramiento como delegado del Gobierno en Andalucía y por último su elección como alcalde de Granada cuando nadie en el partido, ni en las encuestas, apostaban un duro por él.

Este será el oponente contra el que tendrá que vérselas Francisco Cuenca el próximo 22 de mayo. Y mucho tendrá que trabajar el delegado de Innovación para poder arrancar esos 15.000 votos que dice necesitar para hacerse con la Alcaldía. Sobre todo si tenemos en cuenta el nivel de popularidad de Torres Hurtado entre los suyos, algo que no puede afirmar Cuenca quien se las verá y deseara por ofrecer una lista en condiciones, sobre todo ahora que al parecer Aparicio ha declinado formar parte de la misma, porque según ha confesado a un íntimo amigo "eso de ser segundo plato ya es algo que no le atrae en absoluto"

Por cierto: ya hay en el PSOE quienes han empezado a lanzar sus dardos envenados contra Cuenca, diciendo que debería seguir los pasos de Torres Hurtado cuando una vez nominado como candidato a la Alcaldía de Granada dimitió de su cargo como delegado del Gobierno y se dedicó a patearse todos y cada uno de los barrios de Granada.

Ahora, con una nueva nominación como candidato, desde el PP, desde el PSOE, y desde algunos medios se ha empezado una campaña anunciando que Torres Hurtado, una vez elegido alcalde, dejará el puesto para poder optar en el 2012 a formar parte de las listas del PP al Congreso o al Senado. Un rumor propagado desde el propio partido, que añade que Hurtado de esa manera conseguirá las cotizaciones necesarias para poder retirarse con la pensión que el Congreso otorga a todos aquellos diputados y senadores que hayan cotizado durante más de siete años en su paso por ambas cámaras.

Con ello, y a punto de cumplir los 65 años, el todavía alcalde de Granada conseguiría su jubilación de oro y su salida de la política por la puerta grande. Para que este rumor se cumpla y se convierta en noticia habrá que estar atentos a la confección de la próxima lista electoral. Si en ella se incluye un nombre, les puedo asegurar que Torres Hurtado no terminará la legislatura y que Sebastián Pérez (y no Mari Mar Francés como me aseguraba José Moratalla la semana pasada) se convertiría en el próximo alcalde de Granada. Pero eso ya formará parte de otro capítulo de nuestros particulares 'cuéntame' granadinos.

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