La cadena granadina de supermercados Dani se cuela cada año por estas fechas en los telediarios y periódicos de toda España por su cualidad de tener las tiendas más baratas del país para llenar el carro de la compra con todos los productos básicos de alimentación e higiene según el informe que cada año hace la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios).

La histórica empresa local que empezó en 1959 cuando Daniel abrió su primera tienda cerca del Arco Elvira y que cuenta con casi una veintena de establecimientos no ha conservado la condición de tener el supermercado más barato de España (siendo los más económicos el Alcampo de Vigo y el de Granada), pero sí ha conseguido mantenerse como la cadena más barata a nivel nacional.

En concreto, la cadena de ámbito regional Dani (con la mayoría de las tiendas en Granada y otras en Málaga, Jaén y Almería) supera a Tifer y Alcampo como la cadena más asequible. Las cadenas nacionales con mejores precios en el último año han sido, según el estudio, Alcampo, Supeco y Mercadona, mientras que dentro de las regionales han sido Dani, Vidal, Tifer y Familia.

Por el contrario, las cadenas que encabezan la lista de las más caras son la habitual de Sánchez Romero seguidas de otras como Suma, Ulabox y Sorli Discau.

"Represión de otra época"

Pero la historia de éxito de Dani, de trascender de tenderos locales a lo nacional por su capacidad para abaratar los precios y para dejar muy asequibles los productos frescos no está exenta de polémicas laborales. Así en los últimos años, se han sucedido las protestas de los empleados y de los sindicatos por las condiciones de represión en la empresa granadina.

Así, tras los despidos de seis trabajadores en verano de 2018 las organizaciones sindicales denunciaron "medidas represivas de otra época" contra la plantilla de los supermercados Dani. De esta forma, en julio de 2018 la responsable del sindicato Servicios CCOO Granada, Maribel Díaz, señaló que el considerado el supermercado más barato de España lo es "a costa de las condiciones laborales de su plantilla".

Además, rechazó que la empresa granadina responda a las acciones sindicales limitándose a castigar a su capital humano con el despido y con amenazas al resto de trabajadores. Díaz aseguró entonces que la cadena emplea medidas "represivas propias de otra época" contra sus más cuatrocientos trabajadores.