Entrevista al jefe de la UFAM de la Policía Nacional en Granada y enlace de Igualdad de la Jefatura, Miguel Nestares | 25-N: Día contra la Violencia de Género

"Los inicios de los comportamientos machistas se dan en las primeras relaciones entre menores"

  • El 'Protocolo Cero' es una nueva guía de actuación policial ante casos de violencia de género en los que no haya denuncia

  • El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, destaca la importancia de educar contra el machismo

El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, posa en la entrevista con Granada Hoy.

El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, posa en la entrevista con Granada Hoy. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

–¿Ha cambiado la pandemia, con el aumento del uso de las tecnologías, la violencia de género?

–Ha generado una recapacitación de intentar proteger a las mujeres. En esa época nos dimos cuenta de que a lo mejor había aún muchas cifras negras de mujeres que aún no habían denunciado y que por ello no las teníamos al alcance. Se ha generado mucho pensamiento dentro de la Policía, porque había menos denuncias, pero muchas más preocupación, entonces esta época de reflexión derivó en la puesta en marcha del llamado Protocolo Cero, a través de la Instrucción 5/2021 de la Secretaría de Estado de Seguridad, para intentar proteger a esas víctimas que no denuncian.

–¿En qué consiste ese protocolo?

–Desde el primer momento de un caso posible de violencia de género, estamos llamados a intentar recabar toda la información, que se encargan los primeros policías intervinientes, que son los de Seguridad Ciudadana, ya sea porque se reciba una llamada, alguna información de algún vecino, un coche patrulla que detecte en la calle algún posible caso, vamos a hacer una actuación inmediata. Antes también se hacía, pero ahora mismo hay una instrucción de Secretaría de Estado que lo regula y dice las pautas a seguir, en el sentido de recoger todos los datos posibles, entrevistarse de forma reservada con la víctima, ver si hay menores a cargo, que es algo que nos preocupa mucho… También informarla in situ de los derechos a los que tiene acceso, que son circunstancias que antes se hacían a posteriori, una vez que está en dependencias policiales aunque no quiera denunciar. Así, se le va a hacer una valoración de riesgo desde primera hora, con la intervención de esos agentes, para ya luego nosotros haces una investigación más a fondo o especializada. Ahora se ha regulado y protocolarizado toda esa primera actuación que ya se hacía antes.

–Digamos que es un protocolo que se centra sobre todo en quienes no denuncian…

–Está establecido precisamente para aquellas víctimas que no quieran denunciar. Cuando ya van a denunciar, ya sí se hace directamente desde la UFAM, como unidad especializada, pero desde el Protocolo Cero ya se da traslado a la UFAM de todo y nosotros vamos a hacer investigación e incorporar esa víctima en el Sistema VioGen aunque no quiera denunciar, se le incluye directamente en el sistema.

–Esto entonces se ha podido traducir en un incremento de casos o altas, si ahora ya automáticamente son incluidas aunque no haya denuncia, ¿no?

–Creo que se ha vuelto a los mismos niveles o más, si cabe que antes de la pandemia. Hay mucha más concienciación social. Aunque muchas veces en las calles se habla de la Ley Integral, de que se aumenta, lo importante es que se está haciendo una interiorización en la sociedad, sobre todo a nivel institucional. Hay más comisiones y mucha más coordinación, lo que hace que llegue mucha más información a más mujeres y que vengan a denunciar.

"A la víctima hay que empoderarla, darle autoestima porque vienen con una sensación de culpa brutal y no debe ser así"

–A nivel de concienciación, ahora las campañas parecen más enfocadas en el entorno. ¿Eso ha hecho que aumente el número de casos detectados tras avisos de terceros?

–Es importante hacerlo de una forma multidisciplinar. Hay que trabajar con las víctimas, también con los agresores –en las prisiones hay cursos para rehabilitación de maltratadores–, a nivel de educación, etcétera.

–A nivel de educación, falta aún mucho camino, porque cada vez salen casos más jóvenes, sobre todo a través de redes sociales, de control de pareja…

–Es una situación compleja. El tema de las redes sociales, la sociedad que está ahora mismo adulta no se crió con esas tecnologías y quizá el enfoque para ello sea más complicado y pueda irse en cierto modo de nuestro control, porque es cierto que lo que antes se hacía, que tenía menos trascendencia, ya que un bullying antes se hacía en las horas de clase, por ejemplo, y ahora con las redes sociales es 24 horas y se magnifica. Pero poco a poco se va trabajando en eso. Es complicado porque tenemos una sociedad interiorizada de ámbito machista y eso hay que acabarlo. La semana pasada estuve en un curso de Igualdad, porque también soy enlace de Igualdad de la Jefatura Superior de Policía, y hablábamos del lenguaje inclusivo y había comentarios en los que se decía que parece un poco esperpéntico eso de hablar diciendo “todos, todas...”, pero si utilizamos eso vamos interiorizando en materia de igualdad. La sociedad se está construyendo en esa concienciación. Por eso lo del Protocolo Cero es fantástico para así evitar situaciones más graves de violencia de género.

–El Protocolo Cero es una fórmula entonces que aúna a más personal policial en torno a la detección y lucha contra la violencia de género y sin que sean solo los agentes de la UFAM…

–Desde la Policía nos hemos centrado mucho en descentralizar la formación. Tenemos la UFAM, como unidad especializada, pero la Policía Nacional es un todo y se procura formar a todos los posibles intervinientes en un caso de violencia de género. Hay cursos centralizados en materia de oficinas de denuncias, de inspección de guardia, de los propios agentes de Seguridad Ciudadana… Ahora estamos preparando unas jornadas para todos los que no tienen la especialidad propia de UFAM.

–¿En qué van a consistir esas jornadas?

–Son tanto para personal interno, como jueces, fiscales, la jefa de unidad de la Subdelegación del Gobierno… Mezcla un poco el ámbito policial con el multidisciplinar. Vendrá también una psicóloga experta forense en materia de violencia de género, juristas, como la magistrada de los Juzgados de Violencia de Género de Granada… Son jornadas de una semana, de 30 horas, de formación muy específica y practica de actuación concreta en la materia. Por ejemplo, se explicará cómo se informa a una mujer, se alcanza el nivel de empatía con la víctima para que hable…

"Si yo observo que hay una denuncia falsa, actúo en consecuencia y llevo bastante tiempo aquí y eso es prácticamente inexistente"

–¿Y cómo se hace eso?

–Tenemos muy presente el estatuto de la víctima, porque muchas veces a la Policía lo que le preocupaba era perseguir al malo, pero en materia de violencia de género, tema sexual, lo importante es la víctima. También nos dimos cuenta de que había una victimización secundaria a raíz del proceso policial, procesal, judicial… Entonces nos enfocamos en la víctima y en su protección, por encima de cualquier cosa. Cuando tomamos contacto con una víctima de violencia de género, lo que hacemos es una entrevista de primer contacto con tres objetivos: primero para tranquilizarla, para que vea que sí, que somos policías, pero somos de carne y hueso y tenemos capacidad de ayuda sobre ella. Tenemos un equipo de policías con una alta capacidad de empatía para ello, porque están muy implicados y se llevan las cosas a casa incluso, entonces las víctimas, cuando están con nosotros cinco minutos, notan que es así y se relajan. Ven que vamos de paisano y que no tenemos esa coraza de tipo policial. También se le preguntan varias circunstancias sobre su situación, para así saber el tipo de violencia o situación de maltrato que esté sufriendo, para así darle la asistencia adecuada. Por ejemplo, saber si ha denunciado más veces, si ha acudido al IAM y tiene más o menos información, si tiene hijos a su cargo y si han estado expuestos a la violencia… Todo eso para recoger un poco de información y ya luego estamos con ella el tiempo que haga falta. Esas preguntas son para garantizar también su protección efectiva, porque una mujer no se va a ir de comisaría si pensamos que puede correr algún peligro. Se le da información y se personaliza su caso, se le dan varías vías de solución para así tener alternativas.

–Es decir, que se le da a la víctima información para hacerle ver que no es la culpable.

–A la víctima hay que empoderarla, darle autoestima porque vienen con una sensación de culpa brutal y no debe ser así. Se le hace un trato cercano y se le explica lo que ocurre si no denuncia y se le tranquiliza con lo que le pueda pasar al agresor, ya que sienten culpa también al pensar en qué le puede ocurrir a él. La información es muy importante porque eso es empoderarla, darle confianza, ya que si no sabe lo que va a pasar, sería como el que va al médico, le mandan unas pastillas pero no le dicen qué tiene y no puede poner remedio. Se le explica las ayudas que puede tener, por ejemplo, en el IAM...

–Un tema que siempre sale a la palestra por parte de un sector concreto de la sociedad es el de las denuncias falsas. ¿Qué hay de cierto en ese sentido?

–Denuncias falsas yo no veo. No es por ser políticamente correcto y no lo digo por decir. Si yo observo que hay una denuncia falsa, actúo en consecuencia y llevo bastante tiempo aquí y eso es prácticamente inexistente. Es cierto que puede haber unos criterios en alguna mujer, que pueden omitir algún dato, pero la situación como tal de conflicto para fundamentar la denuncia sí que la hay. Lo que pasa es que ella cuenta sus circunstancias y luego ya estamos nosotros para investigar, pero eso de una mujer que vaya a comisaría a mentir diciendo, por ejemplo, que se ha roto el brazo y no sea verdad, no he detectado.

–Siempre se ha dicho que no se busque un perfil como tal del hombre que maltrata, pero ¿ha habido algún cambio en este sentido, sobre todo entre los más jóvenes, con el auge de la tecnología?

–En esto siempre cito a Miguel Lorente, que dijo que el perfil del maltratador es hombre, varón y del sexo masculino, y es cierto, hay perfiles variopintos y de todas las edades. Sí es cierto que creo que ha aumentado un poco a nivel de jóvenes. Las redes sociales están presentes en casi todos los casos de violencia de género, pero no por juventud. Casi todas las denuncias tienen componentes de redes sociales y eso hace que trabajemos mucho con el grupo de Delitos Tecnológicos.

"Las redes sociales están presentes en casi todos los casos de violencia de género, pero no por juventud"

–¿Hay cada vez más jóvenes sean tanto víctimas como agresores?

–El tema de la violencia de género dentro de los jóvenes es cierto que hay. Ahora bien, el proceso de la violencia de género, si hablamos con expertas en psicología de esto, se ve que las primeras relaciones empiezan en la adolescencia y los ciclos de la violencia son espirales muy grandes. Los primeros comportamientos machistas es cierto que se dan en las primeras relaciones, pero cuando ya hay un dominio y control desorbitado es cuando ya se realiza la convivencia. Ahí sí que se generan muchas más tensiones, económicas y de muchas cosas, que hacen que el ciclo de la espiral de la violencia sea mucho más concéntricas y concretas. Por eso se puede dar una explicación de por qué no hay tantas denuncias en los jóvenes, pero eso no quiere decir que no haya violencia de género entre los menores. Lo que pasa es que las relaciones no están totalmente forjadas o formalizadas. Por eso nos preocupamos en educar en ello a través del llamado Plan Director de la Policía, con el que vamos a las escuelas y explicamos que los celos, todo eso, que no es amor, que es control y eso es machismo y también violencia de género. Las relaciones se tienen que basar en el respeto mutuo, de ellos hacia ellas, pero también al revés.

–En el caso de Granada, ¿cómo está la situación en comparación con otros años?

–Hay mayor conciencia, mayor sensibilización y que, no es que haya más, sino que es que había cifra negra, como he dicho al principio. Hay muchas situaciones de maltrato, de violencia intrafamiliar, que no se denuncian.

El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, durante la entrevista. El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, durante la entrevista.

El inspector jefe de la UFAM en Granada, Miguel Nestares, durante la entrevista. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

–Salta a la memoria el caso de la joven asesinada en Motril hace unos meses a manos de la que era su pareja y las críticas que hubo entre aquellos que aseguraban que la violencia de género estigmatiza al hombre y que, en este caso, como eran dos mujeres, “nadie” clamaba contra eso… ¿Cómo se gestiona eso?

–Porque violencia de género es un concepto, como también está el de la violencia doméstica, que también se persigue. En la UFAM somos especialistas en violencia de género, pero también doméstica. Es decir, nosotros también tratamos con personas mayores maltratadas por sus hijos… Y eso es algo que nos preocupa también. El caso ese es que el concepto es violencia doméstica, pero no por ello es menos importante. Es cierto que legalmente pueda haber diferenciación del tema de derechos, pero es igual de importante.

–Y esa diferencia a nivel legal de los derechos, dado que es absolutamente normal que haya parejas formadas por dos personas del mismo género, ¿no habría que modificarla de alguna manera para que no fuese así? Porque vienen a ser víctimas iguales...

–Es que no por ser víctima de violencia de género es más. Siempre pongo de ejemplo el homicidio y el asesinato. El hecho al final es matar a la otra persona, y con alevosía es que lo estás esperando por la espalda. Ese plus de hacerlo, de que no se pueda defender, se castiga con más pena. En el caso de la violencia de género, el abuso de superioridad del hombre hacia la mujer es manifiesto. Entonces, volviendo al ejemplo de homicidio y asesinato, en ambos hay un cadáver, pero si tú vas de frente tienes menos pena que si vas por detrás. Es decir, en parejas del mismo género no hay ese abuso de superioridad por género. Pero la violencia doméstica se persigue y se castiga igual, al igual que si fuera de mujer a hombre. Hay casos, pocos, en los que ellas son las agresoras y se persigue igual.

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