España tiene una deuda pendiente con la ciencia
El retorno de talento es la mayor baza de un país que ha dejado escapar grandes centros científicos
España tiene una deuda pendiente con la ciencia. Hay expertos que consideran que en realidad tiene más de una, pero hay una que es muy evidente. La investigación ha caído en saco roto desde la crisis y la fuga de cerebros se ha convertido en una losa para las próximas décadas que, a buen seguro, el país acabará pagando, si es que no lo está haciendo ya. Esta es una de las bazas con las que juega el Gobierno español desde que presentó por primera vez la opción de Granada en el XII Simposio Internacional en Tecnología de Fusión Nuclear que se celebró en la ciudad coreana de Daejon a mediados de 2015.
España es el país con más ingenieros, científicos y empresas trabajando en IFMIF de todos los que ha presentado candidatura. Es decir, que ha fundamentado su apuesta por la fusión nuclear en el retorno de miles de científicos que han tenido que emigrar ante la falta de oportunidades en su propio país. Profesionales que encontrarían trabajos de alta cualificación y remuneración sin tener que irse al extranjero. Esa deuda pendiente que puede empezar a subsanar España si consigue hacer una propuesta ganadora para el acelerador.
De perderse, IFMIF-Dones pasaría a engordar la pesada lista de oportunidades perdidas para España en la carrera por Grandes Instalaciones Científicas (GIC). La más sonada es una de las más recientes, cuando la candidatura de Bilbao para albergar la Fuente Europea de Neutros (ESS) acabó marchándose a Suecia. Según los cálculos del diario El País, esta gran instalación cuya inversión rondó los 630 millones de euros hubiera costado a España lo mismo que 50 kilómetros de AVE. La misma inversión, por cierto, que necesitaría IFMIF-Dones.
El ESS es la última decepción de una trayectoria plagada de derrotas. Sin ir más lejos la de ITER, la plataforma para la que validarían materiales desde IFMIF, ya fue a parar a Cadarache (Francia) a pesar de la insistencia de España para ubicarlo en la localidad catalana de Vandellós.
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