Homenaje a los republicanos fusilados

La Unión Cívica Andaluza por la República rindió ayer homenaje a los 2.400 granadinos que fueron asesinados durante la Guerra Civil Española por las fuerzas franquistas en la tapia del cementerio municipal de San José en la capital.

El acto contó con la presencia de ocho familiares de ajusticiados y se aprovechó para poner en la tapia una placa en su memoria. Todo bajo el amparo de una bandera republicana y numerosos ramos de flores en el lugar donde perdieron la vida la "flor y nata" de la sociedad granadina de aquel momento, según las palabras expresadas en el acto por el periodista y escritor Francisco Vigueras, miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada (ARMH).

Vigueras reclamó "respeto" para la placa, en la que se ha grabado la leyenda: "A las víctimas del franquismo fusiladas en esta tapia por defender la legalidad democrática de la República", ya que en otras ocasiones el Ayuntamiento de Granada ha retirado elementos similares situados en el perímetro del camposanto granadino.

Además, recordó que varios de los fusilados en esa tapia, como Vicente Almagro o Luis Fajardo, fueron los propios miembros electos de la corporación municipal de 1936, "compañeros" de los actuales regidores municipales.

De los concejales del Ayuntamiento de Granada sólo hizo acto de presencia en el homenaje la portavoz municipal de Izquierda Unida, Lola Ruiz, quien expresó su anhelo de que se instale una placa conmemorativa definitiva a los fusilados que esté refrendada por "todas las instituciones", al igual que ha ocurrido en otros países que han padecido guerras como Francia o Alemania.

En el acto de homenaje a las víctimas se leyeron varias misivas de los republicanos ante los visiblemente afectados familiares y un texto del escritor Max Aub, que describía a los españoles republicanos como "rotos, derrotados, hacinados, heridos, somnolientos, medio muertos", pero instaba a no olvidar que fueron "lo mejor del mundo".

Por su parte, Concepción Donaire, una nieta, hija y sobrina de fusilados en la contienda que estuvo presente en el homenaje de la asociación, lamentó los años en que no pudo decir "nada" acerca de su drama y rememoró como, tras quedar huérfana, cuidaron de ella y sus tres hermanos un cura y una celadora de prisión.