Jerónimo Páez | Consejero delegado de Cetursa en la etapa del campeonato de esquí

"La estación de esquí está masificada: o se limita el acceso o hay que ampliar"

  • “No creo que fuera un problema privatizar la Sierra si hubiera un inversor real y profesional”

  • Se cumplen 25 años del aplazamiento de los Mundiales de Esquí: Sierra Nevada 95, un legado que perdura

Jerónimo Páez, artífice del histórico aplazamiento de los Mundiales de Esquí del 95.

Jerónimo Páez, artífice del histórico aplazamiento de los Mundiales de Esquí del 95. / Juan Carlos Vázquez

26 de enero de 1995. Máxima expectación ante la rueda de prensa que Jerónimo Páez convocó como secretario general de Sierra Nevada 95 junto al entonces responsable de la FIS, Gianfranco Kasper. Las fotos en blanco y negro resultan hoy casi fúnebres. "Habiendo analizado la situación actual y después de estudiar con todo detalle los partes meteorológicos a largo plazo, el comité organizador y la FIS han decidido que, debido a causas de fuerza mayor, los Mundiales no podrán ser realizados". Esta fue la primera parte del comunicado. Si nos quedamos aquí, hoy tendríamos que estar escribiendo la historia de un fracaso. Pero el anuncio tenía segunda parte: "El comité organizador es declarado oficialmente preparado para celebrarlos en febrero de 1996, con mejoras y nuevas instalaciones en las áreas de esquí. La FIS y el comité organizador os invitan a los Mundiales de esquí alpino de 1996, aquí, en Sierra Nevada". Moviendo los hilos para lograr el aplazamiento, inflexible e incansable, estaba Jerónimo Páez, uno de los pocos personajes que ha tenido un verdadero peso en la historia reciente de Granada.

-¿Quién lo consiguió de verdad? Se escribió entonces, y se repite hoy, que nunca hasta ese momento se había invertido -y trabajado- tanto para organizar unos Mundiales de Esquí. Pero aquellos días los teléfonos arderían, las gestiones diplomáticas se desplegaron al máximo nivel...

-Se consiguió el aplazamiento del Campeonato Mundial de Esquí Alpino de Sierra Nevada 1995 al siguiente año gracias a la unión de una serie de personas e instituciones que se concentraron en este objetivo. No fue un tema personal. Jugaron un papel importante el Ayuntamiento de Granada, la Junta de Andalucía y  una serie de personas como el presidente del Comité Olímpico, Juan Antonio Samaranch, el presidente de Sierra Nevada 95, Juan López Martos, y el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves. Sin duda y muy especialmente el Rey Juan Carlos y  la Casa Real, que no escatimaron esfuerzo alguno.

El también abogado y editor recuerda la intrahistoria de Sierra Nevada 95. El también abogado y editor recuerda la intrahistoria de Sierra Nevada 95.

El también abogado y editor recuerda la intrahistoria de Sierra Nevada 95. / Juan Carlos Vázquez

-Cuéntenos algo de la intrahistoria de la negociación. ¿Tuvo alguna opción Jaca por ejemplo o Austria como alternativa?

-No tenía ninguna opción Jaca y nunca la tuvo. Sí podían haber sido alternativas algunas de las grandes estaciones europeas. Pero la decisión última pertenecía al FIS, que finalmente acordó el aplazamiento gracias a su secretario general, Gianfranco Kasper, hoy día presidente de ese organismo. No era fácil; tenía fuertes presiones en contra. Los Campeonatos del Mundo se celebran cada dos años y a la estación que los tenía adjudicados en 1997, Sestriere (Italia), no le hacía ninguna gracia que se aplazara el de Sierra Nevada.

-Granada se impuso...

-Kasper venció todas las resistencias. Es verdad que él conocía los esfuerzos y las obras que había hecho la estación de esquí de Sierra Nevada. Las había seguido desde el principio, dado que no eran pocos en la FIS los que tenían dudas de que podíamos terminarlas a tiempo. Entre ellos el propio presidente de entonces, Marc Hodler, que fue quien sentenció los sueños sevillanos de su Olimpiada de Invierno. Nos tenía poca simpatía y tampoco creía mucho en nuestra eficacia. Pero Kasper creyó desde el principio en nuestra capacidad y no se equivocó. Y eso sin duda ayudó.

"Tuvimos que vencer la simplificadora imagen que tenían fuera de la indolencia andaluza"

-Sierra Nevada 95 debía coger el testigo de Barcelona 92 como gran convocatoria internacional. Analizado con perspectiva, aunque sea valorando lo que significó un año después, ¿cree que se consiguió? Digo como impulso a la ciudad...

-Es posible que ninguna otra estación se haya esforzado tanto con anterioridad, pero no nos quedaba más remedio. La razón se debe a que Sierra Nevada era una buena estación de esquí, pero no estaba preparada para la alta competición, debido en parte a su complicada orografía y a las muchas carencias que tenía, tanto de pistas, parking, hoteles, accesos... Desafortunadamente poco se podía hacer respecto a la masificación de la urbanización; simplemente tratamos de controlarla y que no siguiera creciendo. De poco sirvió porque con posterioridad al campeonato, incomprensiblemente esta situación se ha ido agravando con los años. Puede que éste sea el más grave de los problemas y sólo se paliará el deterioro futuro si se crea un ente urbanístico para gestionarla en el que participe Cetursa. Gracias a las obras que se realizaron, Sierra Nevada pudo dar un salto adelante y convertirse en una gran estación y un motor de riqueza para nuestra región.

-Aquel año las campanadas de Nochevieja fallaron en la Plaza del Carmen (como éste por cierto), los granadinos casi iban en manga corta en enero y la Sierra se tiró toda la campaña ‘pelá’... Lo de sacar en procesión a San Torcuato y San Antón para que nevara parece de una película de Buñuel...

-No creo en los malos augurios, pero sí creo que a veces es frustrante trabajar en proyectos que dependan de la climatología y de las veleidades de la naturaleza.

"En Granada estamos retrocediendo y, cuando esto sucede, cuesta mucho emerger de nuevo"

-Se habla de las habilidades diplomáticas (y contactos) de Jerónimo Páez casi tanto como de su mano dura con su equipo. ¿Qué hay de verdad? ¿Leyendas urbanas? ¿El tiempo lo ha ablandado un poco o sigue siendo igual de exigente e inflexible? ¿Fue en parte lo que salvó el Mundial?

-Soy más duro conmigo mismo que con los demás y, en cuanto a mi inflexibilidad, sucede que no creo que se pueda hacer ningún proyecto, ni siquiera llevar a buen puerto ninguna actividad, si no existe rigor, esfuerzo y disciplina. De hecho, cuando viajamos a otras estaciones para ver cómo funcionaban, tuvimos que vencer la simplificadora imagen que muchas de las personas que nos recibían tenían de la indolencia andaluza. Hay que decir también que aprendimos bastante de cómo trabajaban los nórdicos y los centroeuropeos, y tomamos la decisión de superarlos. Y creo que, en parte, lo conseguimos.

-Al final fue un éxito la celebración del 96 pero también el propio aplazamiento. Era la primera vez en la historia que se lograba algo así...

-Puede que sí. Se debió a que conseguimos formar un gran equipo con todos los trabajadores, uno de los mejores del país y además logramos que se integraran en el proyecto y lo hicieran suyo. Siempre he creído que se debe amar el trabajo, casi tanto como a la familia, y también ser leal a la empresa si ésta lo que es con uno. Me temo que algunos de esos valores se han ido perdiendo a lo largo de los últimos años y no contribuye a mantenerlos, esa locura que nos ha dado por someter a las empresas públicas a un exceso de controles administrativos, a todo tipo de intervenciones, y auditorías que sólo sirven para deteriorar el clima de trabajo y a la larga a que nadie de cierto nivel esté dispuesto a trabajar en ellas y menos a dirigirlas.

-Tener un año más para la organización, ¿terminó convirtiéndose en un regalo para Granada?

-Sin duda. Pudimos mejorar la preparación de toda la gente. No obstante, vivíamos bajo la preocupación de si la nieve sería abundante un año después. No lo teníamos claro y sólo a mediados-finales de noviembre de 1995 supimos casi con certeza que la climatología iba a ser bastante favorable. A partir de entonces sabíamos que lo más seguro es que triunfáramos.

"La frustración del aplazamiento contribuyó a unir a los granadinos"

-Ahora que tanto se cuestiona la gestión de la Junta durante las cuatro décadas de gobierno socialista, que volvemos a la política de los agravios, ¿qué papel diría que ocupó para la celebración de los Mundiales? Al menos repasando la hemeroteca de aquellos años, la apuesta del entonces consejero Juan López Martos y el propio presidente Chaves no parece que fuera un pose de cara a la galería...

-Yo creo que hoy día hay mucha gente preparada y decidida que está llegando al poder (al menos en Andalucía). Pero al mismo tiempo uno oye bastantes tonterías y sandeces de algunos otros sobre cómo se gobernó en el pasado. Y suelen ser personas que no estarían donde están si no fuera por lo que consiguieron quienes lo precedieron.

-Dos décadas después Manuel Chaves (protagonista en las fotos de aquellos años) planteó el Milenio con un espíritu similar pero fue un rotundo fracaso... y aquí sin segundas oportunidades.

-Prefiero no hablar del Milenio. No fue Chaves quien diseñó este proyecto. Tenía bastantes más luces, sensatez y era más eficaz que cuantos  lo elaboraron y ejecutaron...

-La persona del año para la revista ‘Time’ en 2019 ha sido Greta Thunberg simbolizando la preocupación actual por el cambio climático. ¿Cree que hoy se aprobarían las obras que se llevaron a cabo en Sierra Nevada para el Mundial? Pienso por ejemplo el ‘lobby’ de los ecologistas...

"La situación climática se deteriorará exponencialmente cuando los casi 6.000 millones de habitantes de los países emergentes alcancen un nivel económico parecido al nuestro"

-Hoy día sabemos que la situación climática se deteriorará exponencialmente cuando los casi 6.000 millones de habitantes de los países emergentes alcancen un nivel económico parecido al nuestro. Me imagino que no vamos a decirles que sigan pobres; teníamos que haber tomado medidas hace 50 años para controlar la bomba de la población y sus consecuencias. Ni siquiera se están tomando hoy día. Para que exista un planeta sostenible hay que cambiar el modelo de consumo y ello supone enviar al paro a millones de personas. No creo que estemos dispuestos a tomar estas decisiones cuyas consecuencias podrían trastocar todo el sistema. Ni siquiera somos capaces de ampliar la edad de jubilación algunos años, aunque sabemos que no podemos mantener el sistema de pensiones si no se hace, debido al envejecimiento de la población. En todo caso, el cambio climático es una amenaza real, aunque tengo dudas de que el camino que toman para evitarlo algunos de los líderes más mediáticos sea el mejor para conseguir un mundo sostenible. Deberíamos empezar por tomar medidas drásticas y suprimir de entrada el plástico y otros muchas cosas nocivas y fáciles de eliminar. Pero da la impresión de que las y los grandes gurús del cambio climático están más preocupados por su popularidad que por su efectividad.

-Al final, las infraestructuras que se adecuaron entonces han terminado quedando obsoletas. ¿Se arrepiente hoy de no haber peleado más, por ejemplo, por un parking de más capacidad?

- Antes de dejar Sierra Nevada en el año 1996, después del Campeonato, diseñamos otro parking en la estación y la ampliación del área esquiable, concretamente a la Hoya de la Mora, el Valle de San Juan y la Laguna de las Yeguas hacia Elorrieta. No sé por qué no se hizo. También dijimos que no debería construirse ningún otro edificio más en la urbanización (al margen de los ya aprobados) y tampoco se cumplió.

-Cetursa ha estado gestionada históricamente por el PSOE y desde hace un año por el PP cambiando incluso la cartera de la Junta de la que depende (de Turismo a Hacienda). Hay quienes defienden la privatización...

-A veces se olvida que Sierra Nevada existe gracias a la iniciativa pública (Ayuntamiento y Junta), que compró la estación cuando fracasó la iniciativa privada. Además, admitamos que el deterioro, la masificación urbanística y la falta de limpieza se deben al Ayuntamiento de Monachil, no a Cetursa.

-Con las condiciones laborales actuales de sus trabajadores, ¿podrían celebrarse unos Mundiales como los del 96?

-El problema no es si se puede celebrar unos Campeonatos como los del 96 con el estatuto laboral actual de la estación. La cuestión de fondo radica en saber si se puede gestionar eficazmente con tales restricciones. En realidad, creo que hoy día son buenos los responsables de la estación. Cuestión distinta es saber si se puede gestionar con eficacia con los numerosos  controles existentes, al mismo tiempo que los clientes demandan cada día más y mejores servicios. Mi opinión es que, dado el crecimiento de la demanda, o se pone un numerus clausus o no queda más remedio que ampliar el área esquiable.

-El siempre polémico (y recurrente) debate sobre la necesidad de poner en marcha algún medio mecánico entre la capital y la Sierra, ¿tiene fundamento?

-No conozco a ningún empresario que esté dispuesto realmente a comprar la estación ni tampoco construir de verdad el telecabina desde Granada. Si hubiera algún inversor (real y profesional) y de mí dependiera, no tendría inconveniente en sentarme a hablar de privatización si la propuesta fuera positiva. Y en cuanto al telecabina, todavía más fácil: si tuviera las decenas de millones que cuesta un medio mecánico de este tipo y avalara la operación, le daría la licencia. Un tema bien distinto es el desarrollo urbanístico. Sobre esta cuestión, como ya he apuntado, creo que no debería darse ninguna licencia más.

"El exceso de controles en las empresas públicas sólo hará que nadie de nivel quiera dirigirlas"

-¿Cree que la Granada actual sería capaz de una hazaña, de un cierre de filas, una movilización y una organización de aquella envergadura? Socialmente pero sobre todo políticamente...

-En teoría, si lo planteamos como un futurible, podría ser posible... pero desde luego no sería fácil. En alguna medida estamos retrocediendo, caminando hacia atrás y, cuando esto sucede, cuesta mucho emerger de nuevo. No siempre se consigue y lo malo es que no se vislumbran cuáles son las fuerzas políticas que pueden unirnos y liderar un cambio a mejor que incluya a toda la sociedad... 

-Los políticos se han convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas, un desprestigio del que tampoco se salva el estamento judicial y tampoco nuestros intelectuales.

-Si bien es verdad que el nivel que pueden tener los políticos a veces es un problema, creo que lo peor  (y difícil de resolver) es el deterioro de las instituciones. La vida administrativa y pública se ha judicializado, la esfera penal ha invadido la esfera administrativa y quienes realmente tienen la última palabra en las decisiones y las actuaciones son los interventores, los auditores, los fiscalizadores, las cámaras de cuentas y, en última instancia, los jueces, algunos de los cuales empiezan a convertirse en justicieros... Todo esto significa que se han trastocado las reglas del juego y para colmo no hemos logrado establecer un sistema de control de los controladores, en definitiva quién custodia a quien custodia. Y en esta situación nadie sabe a qué atenerse.

-¿Es menos fuerte España hoy que hace 25 años? ¿Pesa menos en el contexto internacional?

-Puede que lo empiece a ser y, sobre todo, el país está menos cohesionado. Es difícil por otra parte tener peso en el mundo internacional cuando estamos sometidos a los constantes embates de los nacionalistas que pretenden fracturar la nación española.

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