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Jornada partida en los colegios de Granada: Las urnas marcan el paso hacia el horario sólo de mañana

  • Familias de dos centros educativos que mantenían clases mañana y tarde y cambiaron al modelo continuo a causa del Covid eligen de forma mayoritaria el horario que concentra las clases de nueve a dos

Opciones a elegir en uno de los centros donde se votó.

Opciones a elegir en uno de los centros donde se votó. / R. G.

El pasado 10 de mayo en el colegio Sagrada Familia de Granada se votó de forma clara por la continuidad de la jornada continua que se implantó en septiembre de 2020 a causa de la pandemia. Hasta la irrupción del Covid-19 este centro mantenía clases en horario de mañana y dos tardes en semana, lunes y martes. Estrella Martínez fue una de las madres que optó en este referéndum por la jornada continua. El motivo, los horarios laborales y la dificultad para conciliar. “Tener a la niña en horario de tarde los lunes y los martes nos descuadraba”, relata sobre el principal motivo por el que eligió seguir con la jornada de nueve de la mañana a dos de la tarde, opción mayoritaria entre las familias. En La Asunción de Granada también hubo votaciones y el resultado fue el mismo.De forma clara, las familias eligieron un horario que concentra las clases por la mañana que deja las tardes libres para los escolares. Estos dos centros han elegido el tercer trimestre para preguntar a las familias por la organización de cara al próximo curso.En Granada sin pocos los colegios, concertados, que mantenían la jornada partida. Tuvieron que modificar los horarios a causa de los protocolos sanitarios y ahora dejan en manos de la comunidad educativa, las familias, la decisión sobre cómo afrontar el 2022/2023.

El portavoz del colegio Sagrada Familia, Manuel Montes, da cifras sobre el proceso electoral. Del total de padres y madres censados, acudió a las urnas algo más del 66%. Un 88% votó a a favor de la jornada continua, y el resto se decantó por la partida. “Era algo que las familias nos comentaban y el colegio quería conocer la realidad”, añade Montes, que señala que en el mes de marzo se hizo un primer sondeo para conocer la opinión de la comunidad educativa y trasladarla al consejo escolar.De ahí salió este singular proceso electoral cuyo resultado ya ha sido trasladado a la Delegación de Educación y Deporte. El docente explica que para las familias que lo requieran se oferta en horario de tarde actividades extraescolares y que, para el próximo año académico, se ofrecerá la posibilidad de estudio dirigido en español e inglés. “Como cualquier centro, buscamos la innovación pedagógica”, apunta el portavoz del centro.

En La Asunción también salió para adelante el cambio de modelo tras la votación del pasado 9 de mayo. La directora pedagógica del centro, Magdalena Martínez, recalca que todo el proceso se ha hecho con "transparencia" y se han seguido las "normas". Como en el caso de la Sagrada Familia, el Covid motivó un cambio horario de la jornada partida a la continua. En este caso, había clases de 9 a 13:30 y de 15:30 a 17:30 los lunes y miércoles. "Hemos dado el paso también apoyados por la titularidad del centro", explica Martínez, que señala que el principal motivo que esgrimían las familias que solicitaron la modificación era la conciliación. En cuanto a la plantilla, subraya que "no teníamos partido ni por un horario ni por otro. Lo importante es que las familias estén contentas". Tres de cada cuatro votos optaron por el horario concentrado.

En los años 90, Andalucía propuso la opción de convertir el horario escolar en jornada continua. La propuesta se trasladó a los consejos escolares y se decidió que se impartirían clases en horario de, aproximadamente, 9:00 a 14:00. Siete de cada diez colegios en España funcionan así. Un estudio del Centro de Políticas Económicas de la Escuela de Negocios Esade reavivó hace unos días este debate. Según este, la jornada continua es negativa para el alumnado, supone una pérdida de ingresos para las familias e incrementa la brecha de género, ya que afecta a la conciliación.

La investigación que pone en entredicho la eficacia de este sistema se titula Jornada escolar continua: cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo. Sus autores (Marta Ferrero, Lucas Gortazar y Ángel Martínez) concluyen que, además del perjuicio en el desarrollo académico y socioemocional de los niños, la jornada continua acarrea graves consecuencias económicas para las familias, que se traducen en una pérdida salarial de la madre, lo que acaba aumentando “la brecha de género”.

Sobre el primer aspecto, el de la afección académica, la investigación parte de la base de que no existen pruebas definitivas sobre las consecuencias que un tipo de horario u otro tiene en la enseñanza, aunque hay algunos estudios “correlacionales” que apuntan a que la jornada partida (también llamada completa) está asociada a mejores resultados. “Existe una evidencia abundante sobre cómo el tiempo que un menor permanece en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos, tanto en términos académicos como socioemocionales”, advierten los autores.

En el plano de las consecuencias familiares, los investigadores han ido más allá. Estos concluyen que la jornada continua se traduce en una pérdida de 8.048 euros anuales para la familia, de los que el 66,4% corresponden a las madres. El estudio asocia la jornada intensiva con una reducción significativa de los ingresos. Así, determina que las madres de hijos en edad escolar que no contratan servicios para cuidar de sus hijos cuyos colegios tienen horario solo de mañana reciben 1.850 euros brutos menos anuales que aquellas cuyos hijos tienen jornada completa. Esta pérdida para los padres se fija en los 970 euros. Por lo tanto, los investigadores determinan que la brecha de género se agrava tanto dentro como fuera de los hogares.

Por otra parte, se indica que los que salen beneficiados con la jornada intensiva son los profesores “tanto en términos de bienestar como en posibilidades de conciliación”. Así, proponen bonificar a los docentes con 2.000 euros más anuales que compensarán el aumento de 35 horas para llegar a la jornada completa. También apunta que el horario intensivo ha dado lugar a una proliferación de las actividades extraescolares, lo que puede contribuir a la segregación social.

En la provincia de Granada todos los colegios públicos –el debate se centra en Infantil y Primaria– llevan años con la jornada continua. Esta opción la estrenó en los 80 el archipiélago canario y luego se fue extendiendo a la península. Los consejos escolares proponen la votación, en la que juega una papel fundamental la opinión del profesorado, la mayoría del cual se ha mostrado proclive al horario intensivo, a excepción del País Vasco, Navarra y Cataluña, donde sigue dominando la jornada partida. En algunos concertados y privados ha existido hasta la pandemia un modelo que combinaba clase por la tarde y por la mañana.

Décadas después, el debate vuelve a estar sobre la mesa aunque con nuevos elementos. El secretario general del sindicato Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza (FSIE) en Granada, Marcial García Piqueras, apunta al difícil encaje que tiene que una votación de familias determine el horario laboral de unos trabajadores.“Ese es el trasfondo”. En el centro en el que trabaja, el Ave María de Albolote, las familias promovieron un referéndum para elegir horario hace unos años, aunque no se llegó a votar. García Piqueras añade que el profesorado tiene 25 horas lectivas a la semana, que completa con otras tareas hasta llegar a las 38 horas de trabajo semanales. Si tiene que impartir clase por la tarde, añade el representante de FSIE, esto se tendría que compensar. Por otro lado, apunta a que los centros concertados ofrecen servicios para facilitar la conciliación que reclaman las familias de los escolares, esto es, comedor y actividades extraescolares.

La representante de Feuso Andalucía en Granada, Silvia Mancera, por su parte, opina que las “altas temperaturas” hacen que la opción de la jornada continua sea “a priori una postura sensata y propicia para favorecer las condiciones óptimas de trabajo” tanto para los profesionales como para el alumnado. “No hay constancia de que los centros con jornada continua hayan perdido alumnado o hayan obtenido peores resultados académicos”, añade.

Desde otro centro educativo se esboza otra cuestión a tener en cuenta. Los centros cuyos titulares tienen colegios en varias comunidades buscan la uniformidad de horarios. Les es más fácil para su organización y desarrollar sus proyectos. Esta cuestión lleva a estos titulares a promover entre sus colegios en Andalucía, y Granada, que se mantenga el horario partido que pervive en otras comunidades. Este docente añade que, sin embargo, en estas latitudes hay que tener en cuenta factores tan determinantes como el calor y el hecho de que la oferta cultural es diferente a la que pueden encontrar los escolares de otras comunidades. “Mi experiencia –detalla este profesor– es que la mayoría del claustro y las familias quieren horario continuo. Nos va mejor”. Sobre el estudio, asevera que la mejora en el rendimiento que pregona “no es especialmente significativo” y que en cualquier caso, el estudio selecciona centros de diferentes autonomías, con divergencias no sólo en cuanto a horarios, sino en otros factores que pueden ser determinantes en el rendimiento escolar, como los recursos económicos. “La jornada partida –completa este docente– obliga a que haya otros servicios en juego”. En Granada son los menos los que mantenían el horario partido y con la pandemia (ante la necesidad de evitar interacciones entre alumnado y mantener los grupos burbuja) se procedió a implementar la jornada que va de nueve de la mañana a dos de la tarde.

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