Pasado con presente incluido

Luis Curiel, el hombre que vive del aire

  • Durante cinco años y medio presidió la Confederación Granadina de Empresarios y durante once la Cámara de Comercio

  • Creó una empresa de aire acondicionado que es un referente en el sector

  • Su pasión por volar le ha hecho ser un gran divulgador de la aeronáutica española

Luis Curiel, en el Aeropuerto

Luis Curiel, en el Aeropuerto / A. C.

Hay personas cuya hiperactividad viene a ser un merecimiento innato. Quiero decir que van compareciendo frecuente e incesantemente en la vida de los demás no solo por sus obras sino por sus circunstancias personales. El entrevistado de hoy tiene anotadas en una libreta las cosas que le gustaría hacer y lo que tardaría en hacerlas. Bueno, pues ya va para 2063 las cosas que le gustaría hacer pero que todavía no ha hecho. "Tendría que vivir 50 años más y tengo la impresión de que eso no va a ser posible", dice con ese sentido del humor que le acompaña siempre.

Este hombre se llama Luis Curiel Aróstegui y cuando yo llegué a Granada para ejercer el periodismo, hace ahora casi 35 años, era el presidente de la Confederación Granadina de Empresarios, estaba en el comité ejecutivo de la Cámara de Comercio (de la que luego fue también presidente) e intentaba soltar adrenalina pilotando una avioneta que había comprado con cuatro socios más.

Luis Curiel por entonces era una importante fuente informativa y los periodistas los buscábamos cuando queríamos un titular atractivo, bien sobre la marcha de la economía de la provincia o bien para lanzar cualquier noticia relacionada con la aeronáutica granadina, como cuando consiguió paralizar la subasta pública de 42 avionetas que estaban en Armilla y eran auténticas reliquias de la aviación española.

Después lo dejó todo (menos su pasión por volar) para dedicarse a su empresa de aire acondicionado, que fue creada por él en 1972 y que ha conseguido ser un referente de las empresas andaluzas dedicadas a la climatización. Es un hombre que vive del aire y en el aire. Lo dicho, una vida en el aire.

Quedo con Luis en el bloque técnico del Aeropuerto de Granada. Una espesa niebla se ha adueñado de la vega granadina y ha suspendido toda navegación aérea. He quedado allí con Luis porque él ha ido a hacerle los honores a una aventurera belga llamada Valerié Dereymaeket que está dando la vuelta al mundo en avioneta y quiere aterrizar en Granada.

Equipo de competición Aero-Club Equipo de competición Aero-Club

Equipo de competición Aero-Club / Archivo

A Luis, como representante granadino de la Fundación Aeronáutica Antonio Quintana, le han pedido que la reciba y la haga sentirse como en su casa. Pero la viajera, que tenía previsto llegar a las diez de la mañana, no podrá aterrizar hasta que se vaya la niebla y acuda el sol. Un viejo chiste que se oía en las cabinas de los controladores asemejaba la niebla con las suegras, que cuando se levantan y se van dejan un día espléndido.

El aterrizaje de la aventurera pues se ha retrasado dos horas, las que tengo para hablar con Luis. Antes de empezar la entrevista, Luis me pide que le acompañe a saludar al nuevo director del aeropuerto de Granada, al que no conoce personalmente a pesar de que lleva ya un año en su puesto.

El director del Aeropuerto se llama Julián Torres, un joven manchego afable y resuelto que está decidido a que el negocio venga con viento de cola. "Los vuelos internacionales están funcionando muy bien. Yo creo que este aeropuerto está en pista dispuesto para despegar", nos informa antes de invitarnos a un café. Cuando nos quedamos solos, Luis comienza a hablar de su vida.

Nueve hermanos

En una visita a Carrier En una visita a Carrier

En una visita a Carrier / Archivo

A Luis Curiel, extrovertido y campechano, le preceden las ideas en su cabeza y su voz siempre va detrás, por eso habla atropelladamente, con avidez, con énfasis, con impaciencia, hasta tal punto que a veces las palabras sufren ligeras interrupciones en su intento de salir fuera.

Resuelto, dinámico, va de un lado a otro de la vida con esa premura de los que no están dispuestos a perder mucho el tiempo. Así se porta cuando quedo con él y voy detrás como un perrillo faldero que sabe que la persona a la que sigue es de fiar. Luis ese tipo de entrevistados con los que el entrevistador se siente a gusto porque parece adivinar aquello que el periodista quiere escuchar y se lo sirve en bandeja, sin esperar la opción de la pregunta.

Luis Curiel nació en la calle Duquesa en el año 1946. Su padre, funcionario de la Diputación por la mañana y agente comercial por la tarde, podría ser el prototipo de aquellos progenitores de la posguerra pluriempleados que necesitaban varios sueldos para mantener a su familia numerosa. Eran nueve los hijos de los Curiel que gastaban sus energías infantiles por los alrededores del Monasterio de San Jerónimo.

-En el Monasterio estaba el Cuartel de Caballería y había por allí también un economato militar. Date cuenta que en aquellos tiempos Granada acababa allí, lo demás era Vega. Estaba muy cerca el periódico Ideal y mi padre era amigo de algunos redactores. Recuerdo, por ejemplo, cuando descargaban las bobinas de papel y los niños íbamos a verlo como un espectáculo.

Varios fueron los centros que se encargaron de formarlo: El Instituto Padre Suárez, la Universidad Laboral de Córdoba, la Escuela de Peritos de Jaén y la Universidad de Granada cuando se matriculó para el Graduado Social. En el año 1965 estuvo en Alemania y Francia, en aquellos años en que Andalucía se desangraba enviando mano de obra a esos países.

Imagen del archivo de Luis Curiel Imagen del archivo de Luis Curiel

Imagen del archivo de Luis Curiel / Archivo

Al cumplir los 20 años comienza a trabajar en la empresa de montajes Juber y después de hacer el servicio militar en Aviación, cómo no, se casa con María Rosa, su novia de toda la vida. Luis es un claro ejemplo de vocación temprana, precoz y sagazmente asumida, una vocación sin paréntesis de desalientos. A los 25 años monta su propia empresa dedicada a la climatización: Instalaciones Técnicas Curiel.

-Me di cuenta de que era el momento. Tenía el conocimiento que me había transmitido mi tío Alfredo Aróstegui, la ayuda de mi familia y el aliento de muchos amigos: Luis Ladrón de Guevara, Francisco Masats, José Antonio Llopis, Francisco Álvarez Puerto… El aire acondicionado comenzaba a entrar en las empresas y negocios y yo podía montárselo. Empezamos muy modestamente pero poco a poco la cosa fue funcionando. Dentro de poco el negocio va a cumplir 47 años y nos hemos convertido en una empresa de referencia en el sector. Hemos realizado 6.500 obras y hemos participado en muchos de los grandes proyectos que se han hecho en la provincia: hoteles, edificios institucionales, comercios, instalaciones deportivas, espacios singulares… En fin, donde hay una gran iniciativa, allí estamos nosotros. Al menos lo procuramos, jejejeje. Y aunque voy transfiriendo el negocio a mis hijas Teresa y María Luisa, sigo al frente de la nave. Soy un jubilado activo.

Luis es propenso al humor, a un humor fino y lacerante, macerado en la ternura y el arrojo que hace falta para pilotar una avioneta o ponerse al frente de una asociación.

Cuando en España se aprueba la Ley de Asociaciones, forma parte de la Asociación de Instaladores Eléctricos como vocal de la junta que presidía Gerardo Cuerva, su gran amigo. Junto a él formaría un dúo vacunado contra el desaliento y dispuesto siempre a reivindicar el papel de los empresarios en la sociedad. Fue Presidente Fundador de la Asociación de Instaladores de Aire Acondicionado.

Promoción del Real Aero Club de Granada. 1986 Promoción del Real Aero Club de Granada. 1986

Promoción del Real Aero Club de Granada. 1986 / Archivo

-La Confederación Granadina de Empresarios se funda en 1981. La primera junta directiva hizo campaña en las elecciones democráticas en contra del PSOE, que fue al final quien las ganó. Aquello fue un error, pero a partir de entonces se decidió que los empresarios no debían tomar partido por ninguna opción política. Hubo una pequeña crisis tras aquello y en 1982 me nombraron presidente. Estuve casi seis años.

Además de la Confederación Granadina de Empresarios, Luis Curiel estuvo casi veinte años en la ejecutiva de la Cámara de Comercio, institución que presidió durante once años. También fue presidente del Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio, presidente fundador de Avalunión y presidente del Real Aero-Club de Granada.

Pasión por volar

Con su hija Elvira en el Campeonato de España de Paracaidismo Con su hija Elvira en el Campeonato de España de Paracaidismo

Con su hija Elvira en el Campeonato de España de Paracaidismo / Archivo

Mi añorado director Melchor Sáiz-Pardo me contó una vez una historia sobre Luis Curiel. Un día éste y otro empresario granadino, Manuel Juan García Ruiz, tenían que ir a Madrid a una reunión empresarial importante. Ese día Iberia suspendió el vuelo y Luis le propuso a su colega ir en su avioneta.

Por la Mancha les sorprendió un temporal impresionante y la avioneta estuvo en un tris de estrellarse. Al final pudieron tomar tierra y salir ilesos del trance. Desde entonces todos los días dos de febrero ambos empresarios se reúnen para comer y celebrar que siguen vivos, que están en esta vida de milagro.

-Mi pasión por volar me viene de muy joven. Mientras los demás hacían pajaritas de papel yo hacía aviones. Con 13 años ya quería pilotar una avioneta. Ese era mi sueño, que no se cumplió hasta que no tuve casi 30 años, cuando vi un anuncio en el periódico que decía que el Aero-Club daba cursos de piloto. Me apunté y me saqué la licencia gracias a mi maestro D. Manuel Echevarría. Después, con cuatro socios, nos compramos una avioneta, una Cessna 172. Con ella hicimos muchas horas de vuelo y participamos en pruebas deportivas en toda España. Hoy es una lástima que esta práctica esté en decadencia. La Administración pone muchas pegas para volar en estas avionetas. Yo tengo la mía ahora en Vélez-Málaga y cada vez tengo menos oportunidades de salir. Las autoridades y fuerzas vivas no entienden que una aviación privada deportiva es un signo de progreso. En otros países esta práctica está muy valorada pero aquí en España todo son pegas.

Luis Curiel ama la aviación y su historia. Gracias a él y a su protesta quedó para el patrimonio aeronáutico gran parte del lote de 42 avionetas Bücker E-3B que el Ministerio de Hacienda quiso subastar en 1996.

-Las avionetas iban a ser subastadas y seguro que algunas desguazadas. Yo era entonces presidente de la Cámara y tenía cierta fuerza. Las avionetas eran auténticas reliquias de la aviación mundial y joyas codiciadas por los museos, coleccionistas y aficionados de todo el mundo. La subasta significaba el expolio, una vez más, de nuestro patrimonio cultural, incomprensiblemente permitido por el Estado Español, en la más absoluta impunidad. Al final me hicieron caso y la mayor parte de las avionetas no se subastaron.

Con María Rosa Marín Con María Rosa Marín

Con María Rosa Marín / Archivo

Sin duda, si algo hay que reconocerle a Luis Curiel es su labor como gran divulgador de la aeronáutica. Fue presidente del Aeroclub de Granada más de 20 años y casi 30 años de en la Junta Directiva del Real Aeroclub de España. Organizó en 2011 una magna exposición sobre 'Cien años de la aviación en Granada' junto con Emilio Atienza y se empeñó en que los granadinos conocieran a un paisano que fue pionero de la aviación española: Emilio Herrera Linares, del que Emilio Atienza es su mentor y biógrafo.

-Además de piloto, era ingeniero y un gran científico. Y eso era algo que había que decirles a los granadinos. Al final conseguí que la junta directiva del Real Aero Club de España aprobara concederle el diploma de honor de la institución al cumplirse los 50 años de su fallecimiento.

Luis me cuenta que ha perdido a grandes amigos que han muerto al estrellarse la avioneta que pilotaban, pero que estos son los peajes que hay que pagar por tener esta pasión. "Se matan en el avión los que saben muy poco de volar y lo que saben mucho", suele decir.

Ante una maqueta del Aeropuerto de Granada Ante una maqueta del Aeropuerto de Granada

Ante una maqueta del Aeropuerto de Granada / A. C.

Antes de terminar nuestro encuentro e ir cada uno a nuestros respectivos quehaceres, Luis me cuenta que tiene otra pasión: la pintura.

-Me gusta mucho pintar. Ya de niño se extrañaban en mi familia que hiciera dibujos sin que nadie me enseñara. Por eso, cuando pude, por pura afición, me apunté a la Escuela de Artes y Oficios de Granada. Coincidí con mi maestro Rafael Revelles y con los pintores Brazam y Ortuño. E incluso llegué a participar en una colección de pintores que patrocinaba la Caja Provincial de Granada. Hoy día sigo pintando. Pero te digo una cosa, la verdadera heroína es mi mujer, que ha sabido mantener a la familia y aguantar tantas ausencias.

-¿Cuántos nietos tienes ya, Luis?

-Tengo cuatro hijas y cuatro nietos: María Luisa, Elvira, José María y Teresa. Una familia impresionante -dice con el orgullo del que se siente

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