Mariscal, toda una vida dando lo mejor
Unos embutidos colgados en la puerta de una carbonería para que se secaran fue suficiente. Tenían tan buena pinta que los vecinos querían comprarlos. Así empezó el negocio Mariscal, hace más de cien años. 'Papatito' y 'Mamachón' son los bisabuelos de la generación que ahora se encarga de esta empresa tan granadina y de solera, sinónimo de calidad y buen hacer.
Comprar en Mariscal ya es de por sí un ritual, porque todo se antoja conforme vas eligiendo desde el otro lado del mostrador. Además, el equipo es muy profesional y lleno de simpatía. ¿Qué mejor para matar el gusanillo que quedarse a tapear o comer aquí mismo? Es una opción que lleva unos años funcionando de maravilla y a muy buen precio.
Las tapas suelen ser de embutidos de la tienda. El famoso queso de cerdo, un poco de jamón, queso con almendras, salchicha blanca, morcilla… tienen una gran variedad de chacinas y todas con un sabor único, secreto de familia. Aunque hay una enorme selección de productos, a todo lo granadino se le da un cariño especial, lo que siempre es de agradecer.
Para comer en este tiempo de otoño recomiendo comenzar con una ensalada Mariscal con espinacas frescas, bacon, nueces, vinagreta. La templada de cabra con mezclum de lechuga, cebolla caramelizada, queso de cabra y reducción de balsámico también es muy buena. Todavía estamos a tiempo de probar sopas tan veraniegas como el gazpacho o el ajo blanco. Como entrante también funciona muy bien el mousse de pato con reducción de Pedro Ximénez o el provolone con mermelada de tomate.
De primero llegan platos más contundentes y tradicionales como los callos de cerdo, la carrillera o el rabo de toro, una de las especialidades. La hamburguesa Mariscal está especialmente sabrosa. También el codillo, al que dan un punto muy bueno.
Elegir carne a la plancha es una opción acertada. Tanto la ternera (entrecot, solomillo o chuletón) como el cerdo, el pollo, el cordero segureño o el buey son de excelente calidad. La ternera es autóctona de Granada.
Los postres no son muchos pero sí escogidos: el famoso pionono, pasteles de Casa Sol, requesón con miel, pasas y nueces. En este tiempo, también milhojas con dulce de membrillo.
Además de Cerveza Alhambra perfectamente tirada cuentan con una buena selección de vinos nacionales, entre los que se da protagonismo a los granadinos. Su famoso vermouth de la casa o un chato de Monachil son estupendos para abrir el apetito.
Quien desee comer de una manera más ligera puede elegir una tabla. Funcionan muy bien. Las hay de distintos tipos de jamón - de ibérico de bellota para los más sibaritas- de quesos y de embutidos. Las tostas también son una fórmula que gusta mucho por su variedad: motrileña con anchoas, de bacalao confitado y tomates secos, de cuatro quesos e incluso a elegir.
Quien quiera disfrutar con el sabor de Mariscal sentado en su casa puede hacerlo. Existen platos para llevar como el rabo de toro, la carrillada, albóndigas en salsa de almendra, bacalao con tomate. Sólo es necesario calentarlos. Recetas muy naturales sin aditivos con fecha de elaboración del día. Caducan al mes porque se persigue una cocina tradicional.
El papel de la mujer es fundamental en esta empresa. Desde Mamachón que era la matancera, a la abuela Rosa que atendía a los clientes a Rosa, la hermana mayor. Algo importante es que muchos de los trabajadores llegan a jubilarse en la empresa. Ellos, siempre atentos, imprimen a este negocio ese trato hogareño y entrañable que también los hace únicos.
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