Granada

Mediadores del éxito escolar

  • Educación quiere extender la figura de padres y madres-delegados para involucrar más a las familias en los colegios · El CEIP Miguel Hernández los elige desde hace años

Involucrar a las familias en la educación reglada no es fácil. La incorporación de la mujer al mundo del trabajo dejó desierto el único puente que existía entre las escuelas y los progenitores del alumnado, hasta tal punto que, en la actualidad, la vinculación es casi total en Infantil y se pierde progresivamente hasta ser inexistente en Secundaria.

Sin embargo, el elevado índice de fracaso escolar ha activado las alarmas en la Administración educativa que, tras varios años de autoevaluación en sus centros, ha concluido que la participación de las familias es clave para universalizar el éxito escolar.

La Comisión de Educación del Parlamento de Andalucía aprobó el jueves una iniciativa del Grupo Socialista para editar una Guía de Derechos y Responsabilidades de las Familias para la buena educación de sus hijos e hijas. Pero, ¿cuál es la clave para conseguir la colaboración de las familias en los centros educativos?

El colegio público Miguel Hernández, del barrio Casería de Montijo, en la zona Norte de Granada, encontró hace años una fórmula que, aunque ya se aplica en algunos centros andaluces, ahora se quiere extender a toda la comunidad: la elección de delegados por clase entre los padres y madres de los alumnos.

"Cada año los padres de cada aula de Infantil eligen a su delegado, pero se mantiene al resto salvo que haya una petición expresa de cambio", explica el director del colegio, Antonio Pereira.

La vicepresidenta del AMPA de este centro, Paqui Avilés, es además delegada de sexto de Primaria, donde estudia una de sus hijas. Lleva doce años ejerciendo de representante de las familias, primero con su hija mayor y ahora con la más chica y tiene claro que "la educación es un conjunto".

Como ella, cada aula tiene una madre-delegada (la mayoría son mujeres) que hace de vocal en la AMPA y se encarga de mediar entre las familias y el profesorado del centro. "Son los mejores mediadores que podemos tener -matiza el director-, nadie como ellos para poner voz a las necesidades de los alumnos". Y con esto no se refiere el director del Miguel Hernández únicamente a la organización y participación de las actividades escolares. Con 140 alumnos (un 35% de familias de origen inmigrante) y 16 maestros en el claustro (con un 40% de movilidad anual), involucrar a las familias en este colegio de una zona deprimida es una tarea ardua.

Las clases comienzan a mediados de septiembre, pero la directiva arranca una semana antes su Plan de Acogida a las familias para que el profesorado pueda conocer en profundidad bajo qué circunstancias llegan sus alumnos. La jefa de estudios, Clotilde Girela, lleva doce años recibiendo a las familias. "A qué se dedican, cuántos miembros son, de dónde vienen, qué trayectoria tienen, si los padres están trabajando cuántas horas pasan fuera de casa y con quién dejan a sus hijos...", detalla Girela. La respuesta a estas preguntas integran el perfil del alumno y, a partir de ahí, el centro pone a disposición sus servicios del programa Puertas Abiertas que promueve la Junta. "Tras estas charlas, los padres pasan a tener confianza en los maestros del colegio y la relación es más fluida", añade la jefa de estudios.

Pero es la figura del delegado la que entra en acción con los demás progenitores del aula cuando las circunstancias de uno (o varios) alumnos es delicada. "El padre-mediador habla con los demás para que entiendan porqué algunos compañeros de sus hijos son más revoltosos o no llevan el material", explica el director.

Una de las actividades que mejor resultado está dando son las charlas interculturales. Ante la diversidad que hay en el centro, son los propios padres los que cuentan cómo es su país de origen, cuáles son sus costumbres y qué festividades tienen.

Para que los progenitores dejen de ser unos meros porteadores de niños y pasen del umbral del colegio, dialoguen con los maestros de vez en cuando y, sobre todo, asistan a todas las tutorías, intervengan en las reuniones de la AMPA y participen en cada actividad que programa el centro, la labor de la directiva y la disposición del profesorado es fundamental. "Un 60% de los padres asisten a las tutorías en el Miguel Hernández", dice el director, y es un buen dato porque aunque estas citas se programan una vez al trimestre, en la mayor parte de los centros sólo acuden una o ninguna vez en todo el curso.

Paqui Avilés es ama de casa y reconoce la dificultad que tiene la mayoría de los padres para participar en las actividades escolares, pero también recuerda que "las reuniones y eventos se convocan por las tardes".

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