Granada

Ollero: el remate de su vida

  • El diputado del PP que representó a Granada durante 17 años y esperó inútilmente un ministerio recibe el premio menor de formar parte del Tribunal Constitucional

En junio de 1986, en su primera campaña como cabeza de cartel de la Coalición Popular por Granada, y mientras la selección española se batía en el Mundial de México (finalmente cayó en los penaltis frente a Bélgica), el sevillano Andrés Ollero, catedrático de Derecho en la Universidad de Granada, removió el césped político con una insólita campaña en la que reclamaba los votos con el espíritu de un delantero centro. El lema era "Centre su voto a Coalición Popular y encontrará siempre a Ollero al remate".

"Ollero al remate" se convirtió en la coda de aquella campaña. Y con la misma fe con que Butragueño marcó aquel verano cuatro de los cinco goles ante Dinamarca, el político en ciernes atizó un zapatazo que lo mantuvo durante 17 años seguidos en el Congreso de los Diputados. Pero ¿esperaba Ollero centros más trascedentes?

Muchos años después, en 2004, después de dejar la política institucional, el propio Ollero recordaba en el Congreso, al ser propuesto como miembro de la Junta Electoral Central, sus inicios políticos. "Entonces hice una campaña electoral un poco por mi cuenta -porque en el fondo yo iba un poco por mi cuenta, estaba en una agrupación dentro de la Coalición Popular, en el PDP- y se llamó 'Ollero al remate'. Durante dieciséis años yo he rematado todo lo habido y por haber y he sido todo lo parcial que mi cargo institucional exigía, y no he disimulado lo que disfrutaba siendo parcial". "Pero ahora", añadió para disipar dudas, "aquí me comprometo a ser imparcial y a no disimular lo que voy a disfrutar siendo imparcial".

Parcialidad-imparcialidad, inteligencia, trabajo, diálogo y conservadurismo ideológico y moral. Este podría ser uno de los muchos perfiles de un político que durante décadas representó a Granada en la política nacional a la espera de un remate definitivo que impulsara su biografía hacia la cumbre de un ministerio. Remates hubo muchos, pero el centro entre los centros, el que le permitiría marcar el gol de su vida, no ha llegado (en apariencia) hasta ahora, cuando el Partido Popular lo ha propuesto como miembro del Tribunal Constitucional. ¿Era el centro que esperó Ollero durante los 16 años que estuvo en la vanguardia política (y los casi diez a la expectativa) o aguardaba otro aún más ambicioso? Sus logros, de hecho, son relativos. Fue portavoz del PP en la comisión de Justicia e Interior del Congreso y estuvo en el Pacto de Estado por la Reforma de la Justicia.

Ollero, que siempre ha ido por libre, dejó por sorpresa la política en 2003 y a continuación abandonó también Granada. Cambió la cátedra de la UGR por la de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es probable que sus méritos académicos e intelectuales no estuvieran en consonancia con el papel mediano que le tocó en política. Su independencia dentro del PP le impidió quizá cabecear centros más altos.

La tarea, sin embargo, que tiene por delante es ardua. El catedrático, miembro activo del Opus Dei, aterriza ahora en el Constitucional para examinar, de entrada, la legalidad del matrimonio homosexual. De hecho, según la oposición, parece elegido ex profeso para reventar la ley. Ollero, de 68 años, arrastra el lastre de la parcialidad. En 2005 dejó claro, en un seminario celebrado en Pamplona, que "hablar de matrimonio homosexual no tiene sentido en términos jurídicos". Es más, el matrimonio entra parejas del mismo sexo fue, a su juicio, una imposición moral del PSOE. Qué primará ahora ¿el ideólogo y moralista conservador o el fino jurista?

El remate constitucional de Andrés Ollero se huele en el estadio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios