Granada

Paseo por la dejadez

  • La Asociación Bajo Albaicín pide a las instituciones el saneamiento de la zona

  • La abundancia de hierba seca y alta preocupa a los vecinos

A un lado la Alhambra, el palacio rojo, haciendo gala de la majestuosidad histórica que ostenta. Al otro el Albaicín, Patrimonio de la Humanidad desde los años noventa. Más adelante, la ciudad se distribuye por medio de multitud de calles que acumulan siglos de historia, un poco más allá, la Vega; y muy al fondo las cumbres de la Sierras de Tejeda y Almijara. Justo debajo, matojos de hierba secos que podrían arder con una simple chispa, basura acumulada en distintas zonas, pintadas en la muralla y animales de pasto.

Unas de la mejores vistas panorámicas de Granada -si no la mejor- sin duda es la del mirador de San Miguel Alto, donde todos los días del año decenas de turistas y oriundos se concentran, sentados en los poyetes de piedra, para admirar la ciudad. La mayoría de ellos sólo contemplan embelesados la estampa de postal de viaje o se hace una la foto para la publicación en redes sociales, y les pasa desapercibida la situación de abandono "lamentable y vergonzosa" del lugar que denuncia la Asociación Bajo Albaicín.

La asociación de vecinos pide que se prohiba el acceso de coches al cerro

A juicio del colectivo de vecinos, hay una serie de situaciones que se deberían subsanar y arreglar en ese paraje, que está en el itinerario de muchos turistas, como la limpieza de matojos de hierba secos y de una considerable altura -que se pueden prender con una colilla-, la basura acumulada en diferentes puntos e incluso en algunas cuevas, las pintadas realizadas sobre la muralla, el acceso de los coches y el uso del lugar como sitio para que pazca el ganado.

Realizar un paseo por el entorno de San Miguel Alto puede producir sentimientos encontrados, porque las vistas magníficas hacia la ciudad pueden verse empañadas, dependiendo de lo tolerante que sea uno con la suciedad, por la basura que se acumula en algunas cuevas que presentan estado de descuido y de abandono. Sin embargo, esta situación contrasta con los carteles de alquiler que cuelgan de otras casas.

Muchas de estas cuevas están ocupadas por personas que están de paso. Algunas respetan el medio ambiente y limpian, como François que lleva tres meses en Granada y acaba de adecentar el entorno de la casa en la que está pernoctando estos días. Carmen, una de las vecinas que vive más cerca de la muralla, sostiene que muchos de los que residen en la cuevas tiran la basuras fuera de los contenedores y otros no, pero sobre todo se queja de las ratas que aparecen de vez en cuando cerca de su vivienda.

Las cuevas del San Miguel Alto en su mayoría son de titularidad popular, excepto siete de las 64 que hay, que están escrituradas. El área de Urbanismo estaba trabajando en su inspección para averiguar cuáles son peligrosas teniendo en cuenta que están construidas sobre un terreno arcilloso que se mueve con facilidad. Tras estos trabajos, el Ayuntamiento tenía previsto concretar el expediente que remitirá al Juzgado para proceder a los desalojos de las cuevas.

Desde la asociación señalan que en el Ayuntamiento de Granada, tanto el actual equipo de gobierno como los anteriores, nadie se ha propuesto rehabilitar el lugar donde "las hierbas secas pueden arder fácilmente, lo que es de un peligro enorme" y evidencia "la desgana y la falta de compromiso de los políticos en Granada, porque la zona no ha estado bien jamás, sólo cuando estaba abandonada".

De la misma opinión son muchos de los vecinos del lugar, como Alba, que considera que quitar los hierbajos debería ser lo "mínimo", un asunto que calificó metafóricamente como "para morirse". En ese sentido coincide también Carmen, que reside en el lugar desde siempre y que cree que el asunto de los matojos habría que solucionarlo porque algunas hierbas alcanzan una altura que incluso le impide ver la Alhambra desde su casa.

En torno al mismo asunto, Gabriel y Yibril, que viven en una de las cavidades afirman que ellos quitan algunos hierbajos, pero quitarían más si no les hubieran dejado sin luz porque hay mucho que cortar. Por su parte, la Asociación Bajo Albaicín también pide al Consistorio que insten a los vecinos de la zona a limpiar sus parcelas.

Dando un paseo por la zona se pueden observar diversas acumulaciones de basura, entre las cuales, algunos chatarreros aprovechan para encontrar objetos con los que sacar algo de dinero. Los vecinos reclaman contenedores y papeleras porque la zona es lugar de tránsito e incluso una de los residentes, Carmen, regaña a aquellos que tiran la basura fuera de los sitios habilitados para ello.

Por su parte, Ana Reis, que vivió en la década de los años noventa en una de la cuevas de San Miguel y la nostalgia del pasado la trajo de vuelta a Granada, afirmó que en 1995, cuando ella residió allí, el cerro estaba en estado más salvaje pero más limpio y cuidado.

"La zona no sólo ha que limpiarla una sola vez, sino acondicionarla con todos los servicios. Entendemos que nos digan que no hay dinero, pero aquello que hay que solucionar no es costoso, como llevar una cuadrilla y limpiar y llevarse la basura", señalan desde la asociación.

Por otro lado, respecto al estado de la muralla zirí, desde la asociación se mostraron tajantes: "Está hecha una vergüenza, luego arreglan un cuarto de metro de muralla y vienen hasta los ministros. Hemos visto hasta gente coger ladrillos de ella y llevárselos para hacer obra en su casa".

"Lo de las murallas es un delito, tenerlas de esa manera constantemente y no arreglarlas nunca, es un delito. Además, se debería respetar la distancia que marca la ley desde la muralla hasta cualquier edificación", exponen desde la asociación.

Por otro lado, desde la asociación destacan que el estado de San Miguel puede dar una mala imagen a los turistas y subrayan que "no se pueden seguir pintando las murallas y hacerlas polvo. Granada lleva en abandono muchos años, y no pueden calificarla como ciudad de turismo cultural si se tienen las murallas echas una pena".

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