Granada

La Poli de barrio, a dos ruedas

  • Ocho agentes componen la patrulla ciclista; un servicio que se creó el pasado mes de agosto para realizar una labor de vigilancia e informativa

Después de 18 años patrullando juntos la ciudad, a Miguel Ángel Fernánez y Luis García les apetecía probar algo nuevo. Así fue como estos dos Policías Locales de la capital acabaron formando parte de la unidad de bicicleta, creada en agosto de 2013 con un único objetivo: Llegar donde el coche o la moto no llegan. La experiencia para ellos está siendo inmejorable. Según cuentan, cada mañana acuden a su puesto de trabajo con una especial ilusión, solo de pensar en los aproximadamente 25 kilómetros de trabajo que les esperan. Poco les importa el calor, el frío o si hay cuestas, pues para ellos no existe ruta, callejón o plaza imposible en la ciudad de la Alhambra.

Y así lo demuestran. Granada Hoy pudo realizar el pasado viernes una ruta real por las calles de la capital con esta unidad. El balance: muchos apercibimientos y pocas multas. Tal y como ellos mismos reconocen, su concepto de trabajo es más el de una patrulla de barrio, cercana al ciudadano que atiende las dudas de los vecinos, resuelve conflictos con partes amistosos o escuchan las quejas. Eso sí, cuando hay que ponerse serios también se ponen. "Nosotros notamos que con la bicicleta a la gente le cuesta mucho menos acercarse a nosotros. No existe esa mampara divisoria entre el ciudadano y el policía, nos ven bastante menos represivos", dicen. No obstante, desde que se puso en marcha en agosto de 2013 la unidad de Policía Local en bicicleta ha puesto 923 multas de tráfico, 130 denuncias por infracciones a la Ordenanza de la Convivencia y 23 denuncias por la Ley 1/92 de Seguridad Ciudadana. También, en ese tiempo, se han realizado 58 informes de desperfectos de mobiliario; un total de 1.887 vigilancias en parques públicos y 1.886 atención a los requerimientos ciudadanos. "Esta parte no gusta tanto. Aunque hay gente que piensa que sí, al Policía no le gusta denunciar a una persona. Pero la prioridad es el ciudadano y el hecho de denunciar a quien hace las cosas mal beneficia al resto de la sociedad".

El punto de partida de la ruta es la Jefatura de Tráfico, donde ambos comprueban el estado de las ruedas y que llevan todo lo necesario. Productos de botiquín, tiritas, herramientas para la bicicleta o mapas de Granada para los turistas son algunos de sus apechusques. Con todo listo, comienza el recorrido. Tras salir por la Jefatura, en esta ocasión ambos policías giran a la derecha por la Huerta del Rasillo en dirección al Parque Tico Medina. "En general, solemos ir a zonas urbanas peatonales, donde el acceso con el coche o la motocicleta se complica para realizar labores de vigilancia o informativas", relatan.

A su paso por las distintas vías de la ciudad el resto de conductores los miran de dos formas. Por un lado, con respeto total, al tratarse de policías locales, pero también con sorpresa, pues las potentes bicicletas que llevan vestidas de pegatina de poli generan fans. No solo por parte de mayores, sino también de los niños que a su paso, quedan embobados.

Ya en el semáforo cercano al Tico Medina, a la altura de la Inmaculada, otros ciclistas a su lado esperan que la luz torne a verde. Silencio total. Junto a ellos, saltarse el semáforo por pesado que sea es imposible. Luego, en el parque, la zona de perros suele ser su prioridad. Casi todo el mundo conoce ya la Ordenanza de Convivencia que obliga a los dueños de los animales a llevarlos atados. Es gracioso. Conforme avanzan ocurren dos fenómenos simultáneos. El que tiene el perro atado los mira. El que no, se hace el remolón, se da la vuelta y lo ata sigilosamente.

En estos casos, según cuentan, se acercan al ciudadano para recordarle que es obligatorio llevar el perro con la correa. Todos lo entienden, o al menos eso parece. Una vez en la zona reservada para la suelta de perros, un adiestrador le pregunta si puede soltar a los animales fuera. No se puede, y si son de raza peligrosa menos.

Después del Tico Medina (aunque según las necesidades) lo normal es que discurran Río Genil arriba hasta la Fuente de la Bicha, tal y como hicieron el viernes. En este área verde de la ciudad también son frecuentes los roces entre ciudadanos, por ejemplo cuando antes los perros iban sueltos y se cruzaban con quienes se desplazaban en bicicleta. O cuando esos ciclistas recorren el sendero atorado siempre de gente a gran velocidad. "Eso ya se ha arreglado", explican satisfechos. Los perros ya andan atados por esta zona. "Con los ciclistas todavía queda trabajo por hacer, la velocidad puede provocar atropellos indeseados", dicen.

Continua el recorrido justo cuando el calor empieza a apretar. También beben agua y bromean: "Aunque llevemos traje de Policía somos humanos y necesitamos parar para refrescarnos". Tan humanos como otro ciudadano que pasa al lado de ellos a la altura del puente y les dice "aquí hace falta otra fuente". Estas sugerencias las apuntan si son interesantes para solicitarlas a la administración.

Aunque acompañados por Granada Hoy ruedan más lento, Miguel y Luis suelen hacer estos recorridos en poco tiempo. Todo depende de cuanta gente haya en la calle. Así, a este recorrido que culmina en el centro de la capital suman otros espacios urbanos como el parque de Las Palmas. "En los parques sobre todo nos encontramos con gente que se está fumando un porrillo o incluso, el otro día varios jóvenes haciendo botellón".

Una fiesta que terminó, seguramente, con varios adolescentes como mínimo, sin merienda, pues según cuentan "cuando vimos que eran menores, se impuso la sanción pertinente pero también se llamó a los padres". Después de recorrer los parques y senderos más transitados, hacia el mediodía, la actividad se traslada al centro. Ya en Mesones son muchos los turistas que se acercan para preguntarles por ubicaciones. Dudas que resuelven mapa en mano. "Es una labor gratificante, un trato constante con las personas de forma amable", declaran.

De momento, la unidad está formada por ocho Policías Locales aunque no se descarta ampliarla. Eso sí, tal y como reconocen se trata de un trabajo que solo es posible si se realiza de forma voluntaria. Son muchas horas sobre la bici y el trabajo desgasta. "Esto no crea tanto estrés, es agradable. Hemos estado 22 años de servicio en zona Norte, hemos visto tiroteos, persecuciones...y el turno de noche nos tenía desgastados", relatan sobre su pasado, aunque conscientes de que "en la vida lo bueno es cambiar, no quedarse estancado en algo". Y ellos, lo han conseguido.

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