Granada

Preparados para un gran TERREMOTO

  • La capital estrena un plan pionero a nivel andaluz para coordinar todos los servicios en caso de seísmo

Predecir cuándo se va a producir un terremoto es, por el momento, imposible. Minimizar sus consecuencias no. En una ciudad como Granada con una actividad sísmica importante resulta imprescindible que administraciones, fuerzas de seguridad y ciudadanos tengan una hoja de ruta a seguir ante la posibilidad de que se produzca un terremoto de gran magnitud. Bajo esta premisa, el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios y el área de Urbanismo, en colaboración con el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Granada, la UGR o el Ejército han redactado el Plan de actuación ante riesgo sísmico más completo de Andalucía. Un documento compuesto por tres volúmenes capaz de dar una respuesta eficaz y coordinada ante una posible catástrofe.

Según explico ayer el responsable del servicio de extinción de incendios de Granada, Sergio Iglesias, el documento, que está elaborado para actuar ante las consecuencias de un posible terremoto de 8 grados en una escala de 1 al 12, tiene grandes líneas de actuación: el estudio de cómo afectaría en Granada un temblor de estas características; el análisis de la vulnerabilidad de las líneas vitales, es decir, las instalaciones de agua potable, saneamiento o electricidad y, por último, la creación de un equipo de técnicos con formación especializada capaces de hacer un triaje de los daños estructurales para actuar según la gravedad. En este punto, se ha añadido una novedosa ficha de inspección rápida de edificios que dispone de unos campos sencillos y objetivos a la hora de evaluar de forma efectiva si es necesario o no el desalojo de un inmueble con criterios homogéneos. Todo con el objetivo de concretar una estructura que permita coordinar a los distintos servicios de emergencias tanto estatales como autonómicos, locales e incluso internacionales; zonificar el territorio municipal y delimitar áreas de pendiendo de la gravedad de la emergencia. Asimismo, se pretende establecer la coordinación con el resto de administraciones y hacer partícipe a la ciudadanía de los riesgos así como trasladarles instrucciones de protección en caso de terremoto.

Para la redacción del plan que se inició en 2012 a raíz de una tesis doctoral que estudiaba por zonas la vulnerabilidad de los edificios se han estudiado los elementos en riesgo como el número de personas que se tendrán que proteger, los edificios residenciales (21.000) y los edificios singulares. "No basta solo con saber si se caen o no. Hay que predecir si estarán operativos para darles una utilidad", destacó Iglesias, que también incidió en la importancia de analizar las líneas vitales que quedarían en funcionamiento como canalizaciones de agua, conexiones eléctricas, carreteras, o gas. "Si tengo un incendio producido por un escape ante un terremoto y no tengo agua para apagarlo, también implica un riesgo". No obstante, y pese a la utilidad del plan, Iglesias remarcó que ningún país del mundo, por evolucionado que esté, tiene una capacidad de respuesta programada para un evento catrastrófico de estas características. Por eso, "el secreto está ganar en eficacia sobre lo que sí se tiene".

El trabajo de la Unidad Militar de Emergencias (UME) o Cruz Roja será clave, por ejemplo, para la instalación de los campamentos y albergues de damnificados. Además, el documento estima que la capital cuenta con 14.000 plazas hoteleras y las camas vacías (1.400 de hospitales públicos y 140 privados) que podrían ser utilizadas dependiendo de su grado de ocupación en caso de catástrofe. Todo, coordinado bajo un mando de dirección central que se situará en el Parque de Bomberos Norte, dadas las características del suelo que hacen de esta zona un lugar más seguro. Tanto es así, que el plan también contempla la instalación de un posible campamento en el recinto ferial de Almanjáyar, donde hay suministros de agua y luz. Información que está recogida en este amplio documento que permite obtener la hoja de ruta a seguir sin depender de la tecnología que podría verse trastocada si falla la electricidad.

Las zonas más vulnerables de la ciudad están situadas en el Sur y el Oeste de Granada que afecta a la zona de Zaidín, Ronda, y la Vega, de especial fragilidad por el tipo de suelo. Según uno de los estudios realizados, en caso de que se produzca un seísmo de 6,5 grados con una intensidad máxima de entre IX y X, en torno a un 5% de las edificaciones podrían verse destruidas, un 40% sufriría unos daños graves o muy graves, el 47% sufriría daños leves o moderados y un 8% resistiría sin daños. Las zonas más antiguas son las que gozan de mejores terrenos (Albaicín, Realejo, Bola de Oro, y la colina de la Alhambra).

En el plan también se ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de los Bienes de Interés Cultural (BIC) de la ciudad como la Alhambra que, pese a su antigüedad, ha soportado bien los terremotos de los últimos siglos.

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