Voluntariado

Psicólogos voluntarios de Cruz Roja

  • Más de 32 psicólogos forman parte de forma desinteresada de los equipos de respuesta inmediata en caso de catástrofe de la institución de ayuda humanitaria  

Manuel Mariano Vera, decano del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental.

Manuel Mariano Vera, decano del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental. / Alex Cámara (Granada)

El accidente de pozo de Totalán situó el foco en la labor que realizaba el equipo de rescate del pequeño Julen pero también en los profesionales que acompañaron a sus padres en esos días de angustia. Como los operativos que intervienen en caso de accidente aéreo, terremoto, atentado... los psicólogos forman parte de ese equipo que tiene que estar perfectamente coordinado, entrenado y preparado para dar actuar en caso de emergencia o catástrofe.

Para dar una mejor respuesta a esta necesidad de intervención inmediata hace ya seis años que el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (COPAO) y Cruz Roja Española en Granada firmaron un convenio de colaboración que ha recibido numerosos reconocimientos por ambas partes. Pero la labor en la que pueden beneficiarse ambas instituciones va más allá que la colaboración en los ERIE (Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias).¿Qué ocurre cuando a los problemas a los que se enfrenta la población como pueden ser las dificultades de relación con los hijos o los conflictos de pareja se ven agravados por una situación de pobreza extrema? ¿Qué sucede cuando un trastorno mental previo lleva a una persona tener una vida tan desectructurada que termina viviendo en la calle y no recibe ningún tipo de tratamiento para esa patología? 

El mes pasado Manuel Mariano Vera, decano de COPAO, y Francisco Escribano, presidente provincial de Cruz Roja Española, firmaron una adenda al convenio para poner en marcha la campaña denominada Psicología solidaria. Haz voluntariado que tiene como objetivo la captación de colegiados para ayudar en la institución humanitaria.

Los responsables manifestaron su intención de colaboración en esta nueva campaña para captar voluntarios psicólogos. “Cuando firmamos el convenio marco nos comprometimos a colaborar en lo que fuera. No se definieron cuales eran las líneas pero sí había una inmediata: la colaboración en crisis o catástrofes, porque no podemos olvidar que estamos en una zona sísmica importante”, relata el decano.

“Hay que estar preparados siempre para cualquier emergencia, desde un terremoto a un atentado terrorista”, subraya Vera, quien recuerda que una ciudad como Granada ha sufrido desde el asesinato del fiscal Luis Portero a la bomba destinada al coche que transportaba a los trabajadores de la Base Aérea de Armilla. “En Granada hemos tenido acontecimientos de suficiente entidad como para que estos equipos intervengan”.

“Tanto Cruz Roja como el propio Colegio tenemos cada uno nuestros dispositivos en casos de emergencias pero ahí hemos encontrado un modo de relacionarnos una entidad con otra –entre otras muchas cosas, porque algunos trabajadores pertenecen al Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental–.”, explica el decano, que pone como ejemplo del hecho de que las dos instituciones se dan la mano lo ocurrido en el 11-M en Madrid. “En ese caso intervinieron psicólogos de Andalucía Oriental. Es más, la portavoz de Cruz Roja era miembro del Colegio”.

“La relación con Cruz Roja es muy positiva y elaboramos simulacros las dos instituciones. Son grupos que se preparan para no intervenir nunca, pero desgraciadamente está habiendo en nuestro entorno acontecimientos que hacen necesaria la actuación”, relata Vera, quien matiza que últimamente están interviniendo menos en casos de catástrofes, “que es algo que afecta a la población en general”, para “responder en el de las emergencias” como pueden ser los casos de niños afectados por un entorno en el que hay muertes por violencia de género.

“Ante un hecho traumático son fundamentales las intervenciones psicológicas, que no son ni de acompañamiento ni de apoyo –porque eso ya lo harán los familiares o amigos– . Los psicólogos, con nuestras técnicas y previamente entrenados en estos simulacros, actuamos para prevenir problemas psicológicos mayores”.

Además del papel evidente que juegan los equipos de salvamento y los sanitarios en estos primeros momentos, la labor de los psicólogos también es clave. “Esta primera fase, cuando ha habido una desgracia como puede ser la muerte de una hija por violencia de género, las crisis de ansiedad se disparan y vienen como consecuencia cosas naturales como la tristeza, la ira, la incredulidad, las preguntas... Cuando no se conocían los efectos que provocaban estas cosas no se les hacía ni caso. Hoy ya sabemos que una intervención a tiempo en estos momentos iniciales de extrema necesidad de apoyo psicológico tiene efectos beneficiosos a largo plazo”.El decano aclara que se trata de prevenir trastornos posteriores severos. “Eso no quiere decir que desaparezcan ni la tristeza ni la ansiedad ni nada, pero es verdad que no se instalan problemas psicológicos mayores”.

Por ese motivo, los ERIE de Cruz Roja o equipos de respuesta inmediata en emergencias pueden ser de dos tipos, sanitarios y psicosociales. Estos últimos están integrados por un trabajador social, un socorrista de acompañamiento y un psicólogo, además del coordinador. Actualmente, 32 psicólogos colaboran de forma voluntaria en este programa.

Pero ese no es el único terreno en el que pueden resultar útiles los conocimientos de los psicólogos. Vera recuerda que “la intervención psicológica está en el terreno privado, porque la administración pública no tiene puestos de psicólogos”. Eso deja fuera del apoyo psicológico al que posiblemente sea el sector de la sociedad que más lo necesitada. “La población, en casos de extrema pobreza, la forman personas que no van a acudir nunca al psicólogo porque ni la Seguridad Social se lo permite ni su propia situación. Son problemas que nos encontramos todos agravados por la angustias de no llegar a unos mínimos vitales. Todo esto junto forma una bomba de relojería”, sostiene Vera.

¿Qué les pueden aportar a estas personas? Para Vera, “mediante psicoterapias hacemos un cambio de pensamiento a la hora valorar la vida y tomar decisiones”. “Se puede dar equilibrio suficiente a la persona para que sea capaz de reaccionar pero necesitan además un apoyo social: un trabajo o una ayuda social que les permita vivir”.

El decano del COPAO destaca que ser solidario es un valor intrínseco a su propia profesión que se potencia desde instituciones académicas o el colegio, pero reconoce los psicólogos también pueden ver recompensado el tiempo que invierten en este voluntariado. “Es cierto que, antes de ser autónomos en nuestro trabajo, necesitamos formarnos como profesionales y eso nos lo aportan las prácticas. En este caso, otros psicólogos que están en Cruz Roja nos transmitirán su práctica profesional en muchos aspectos de trabajo de la ONG como juventud, mayores, orientación laboral, en unidades de acogida, casos de violencia de género...” . “Es un intercambio: doy solidaridad y recibo experiencia profesional, que por otra parte me va a servir en mi currículum a la hora de buscar trabajo”, resume a modo de arenga para animar a más psicólogos a hacerse solidarios.

Marisol Uceda es una de las voluntarias de Cruz Roja. La psicóloga, de 47 años de edad y con una década de experiencia en Cruz Roja, habla mejor de “intercambio de tiempo por experiencia”.

Porque, en la práctica, los voluntarios no hablan de ese servicio como una cuestión curricular sino vital. Uceda, que ahora puntualmente trabaja coordinando algún proyecto de Cruz Roja, ha sido voluntaria prácticamente en todas las áreas de la institución: “He impartido talleres de todo tipo, desde sexualidad a habilidades sociales, prevención de conductas violentas, atención a personas sin hogar... También participé en un proyecto específico para alojar a las personas que son de fuera y tienen a familiares en hospitales. En la zona Norte de la capital he prestado apoyo psicológico e impartido talleres para mujeres. Y por supuesto en el ERIE, pero como se interviene mucho menos y se puede compatibilizar con otro voluntariado”.

Otra de las voluntarias, Vanesa Martínez, una psicóloga de 37 años que dedica dos tardes a la semana desde hace tres años a sus labores de voluntariado, prefiere referirse a esta tarea no ya como una experiencia vital sino como una forma de “nutrirse” como persona: “Te sientes muy bien ayudando” dice con la dulzura que la caracteriza.

Ella ha colaborado en proyectos de atención a la mujer, también a la familias en situación de extrema vulnerabilidad con los que ha realizado “desde escuelas de padres hasta actividades de ocio infantiles”. “Ha sido lo mejor que he podido decidir porque he aprendido muchas cosas en el ámbito personal y laboral. Y he aprendido tanto de los compañeros como de los usuarios”.

Eva Jiménez, de 38 años, está especializada en ERIE y colaboración internacional gracias a que domina varias lenguas –inglés, italiano, francés y alemán–. Aunque no lleva tanto tiempo realizando labores de voluntariado ya ha participado en varias intervenciones de Emergencia:“Atendimos a los familiares de una víctima de asesinato en Guadix este verano” . Por su parte, Laura Prados, de 32 años, ha participado con el ERIE en Motril en un caso de llegada masiva de inmigrantes. “Nosotros ayudamos en lo que sea necesario, aunque se trate de organizar las mantas, pero estamos preparados para actuar si llegan en shock y hay que derivarlos”, cuenta la psicóloga,que atesora un lustro de experiencia como voluntaria. 

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