Refutar las críticas sin estridencias

EN esta segunda jornada del XVI Congreso Nacional del PP, Aznar y Mayor Oreja cumplieron su papel crítico. El presidente de honor cuestionó con dureza el giro al centro que pretende Rajoy, y el europarlamentario vasco rechazó con contundencia futuros pactos con los nacionalistas. Ambos discursos, repletos de referencias a la unidad de España, fueron muy aplaudidos por el plenario.

Rajoy, temeroso de la ruptura de la unidad, contestó con templanza a las críticas recibidas de su mentor y de su competidor en nominaciones del pasado, y logró ganarse a un plenario que lo recibió de forma poco entusiasta para un acto de estas características.

A pesar de que la cautela presidió toda su intervención, el líder de los populares defendió los futuros pactos con formaciones nacionalistas que respeten la Constitución con convicción. En una España en la que las mayorías absolutas parece que pasaron a mejor vida, enrocarse en el "mejor solos que mal acompañados" de Mayor Oreja sólo serviría para instalarse en una soledad no deseada por Rajoy.

Para convencer a sus parroquianos, el líder del PP aplicó el sentido común, resultó franco y supo jugar con los silencios.

Aunque aportó pocas novedades sobre el proceso de renovación que está impulsando en el PP, Rajoy sí fue capaz de hacer algún que otro ejercicio de autocrítica, que no le viene mal para rebajar la lectura optimista que ha venido haciendo de los resultados de las elecciones del 9-M, que supusieron, al fin y al cabo, una derrota que la necesidad del primer momento y la propaganda quisieron convertir en un crecimiento en votos y en escaños, en unos resultados históricos por encima de la auténtica realidad: un nuevo fiasco electoral.

Las acusaciones de cambio de principios y de ideales las refutó bien. Escuchando a Rajoy, muchas de las peroratas de Aznar y Mayor Oreja carecían de sentido.

Ahora está por ver si los críticos aceptan las explicaciones que ha ofrecido Rajoy y el proceso de integración y permiten en las próximas semanas que la nueva dirección pueda articular un discurso de oposición al Gobierno sin la espada de Damocles de la crisis interna.

Si en los próximos días el frente mediático que intentó que tirara la toalla activa el argumento del cierre en falso del congreso, Rajoy lo va a tener muy complicado para completar la hoja de ruta que tiene prevista para recuperar el poder en las elecciones legislativas de 2012.