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Tuna Femenina de Medicina de la Universidad de Granada: Tradición renovada

Imagen de la Tuna Femenina de la Facultad de Medicina de la UGR.

Imagen de la Tuna Femenina de la Facultad de Medicina de la UGR. / foto cedida por la Tuna

La historia de la Tuna Femenina de Medicina de la Universidad de Granada (UGR) es corta y a la vez extensa. La idea fraguó el 17 de abril de 2015 aunque antes se habían sucedido varios intentos. Finalmente, "se consiguió", explica la jefa de la Tuna, Blanca Lucio. En conversación telefónica desde Madrid, donde ejerce como médica, Lucio explica por qué se creó una tuna femenina.

La inquietud de formar esta agrupación nació del interés por la vertiente musical. "A veces las tunas no se suelen asociar a la música, sino al ocio". En el grupo de las pioneras estuvieron Samay Campos, Sol Mochón, Rosalía Amor, Elena del Águila y Adriana Martínez-Castroverde, enumera Lucio. Aquellas primeras tunas quisieron recuperar, de forma no profesional, la tradición española musical.

Para ello contaron con la ayuda de la tuna masculina de la misma Facultad, la de Medicina. "Los que echaron un cable fueron ellos, fueron nuestros padrinos", recuerda la actual jefa de la tuna femenina. "No estuvimos solas". La idea de crear un conjunto mixto estuvo ahí, pero no salió adelante. Cada una de las tunas, la masculina y la femenina, al final tiene su propio repertorio y características singulares. 

Hay cantera en esto de ser tuna. Lucio añade que hay doce personas que "se han metido hace poco" y que aspiran a tener su beca, el emblema que acredita que se tiene la experiencia necesaria para ser tuna. "Están aprendiendo para acabar quedándose", añade sobre el periplo que seguirán estas recientes incorporaciones. En el colectivo son 33.

"Hay que trabajarlo", sopesa sobre lo que sopesa ser tuna. Participan en actividades como las jornadas de recepción a estudiantes en los Paseíllos universitarios cada inicio de curso, eventos solidarios y deportivos como la carrera de la mujer o contra el cáncer, recogida de alimentos o visitas a centros residenciales en Navidad para cantar villancicos. "Eso nos encanta".

¿Y qué hace falta para ser tuna? Blanca Lucio lo resume así. "En principio ganas y compromiso". "Yo llegué sin saber nada de música y ahora soy bandurria principal", explica sobre su trayectoria. Lucio aprendió gracias a otra tuna, a la que a su vez enseño otra compañera. La mayoría de sus actividades se realizan en Granada, pero este colectivo se define como diverso e incluso disperso geográficamente, aunque la mayoría de sus integrantes estén en Granada. "Eso hace mágica a nuestra tuna. Seguimos aunque algunas estemos fuera. No paramos", apunta la responsable de la asociación.

Para hacer frente a actividades como la participación en los certámenes de tunas -el próximo es en La Línea de la Concepción- ponen en marcha la maquinaria para recaudar fondos. Estas actividades "nos hace estar unidas".

Además de formar parte de un colectivo con intereses comunes, la tuna tiene otros efectos sobre sus integrantes. En el caso particular de Blanca -que vino a Granada desde Cantabria para cursar cuarto de Medicina- "me ayudó muchísimo". Incluso en la etapa de preparación del MIR. "Los domingos salía con la tuna", recuerda. Eso ayudaba a esta joven médica a no desfallecer durante los intensos meses de trabajo previos al examen.

Con la Universidad de Granada la relación de esta agrupación es "muy buena". La institución colabora con la cesión de espacios o financiación. "Nos hace estar bastante arropadas".

La Tuna Femenina de Medicina cuenta con varios medios para contactar con la asociación. Disponen del correo electrónico tunafemedicinagranada@gmail.com y la cuenta de Instagram @tfmgranada.

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