La idea de que el Centro histórico de la ciudad debe presentar una imagen adecuada y homogénea, tal y como dice el plan de protección que lleva su nombre, ha motivado que la Gerencia de Urbanismo vuelva a girar una inspección por la zona para realizar un informe técnico sobre la presencia de luminosos y carteles inadecuados en comercios y establecimientos.

La inspección no se hace por casualidad sino porque en los últimos meses han visto cómo los elementos discordantes en este sentido han aumentado de manera considerable.

La cruzada contra los llamados luminosos y los carteles banderola no es nueva. En realidad, la medida de retirar este tipo de elementos se remonta al tripartito que dio una moratoria de dos años a los comercios para que efectuaran los cambios, pero no todos respetaron la norma. Con el equipo de Gobierno actual las advertencias y llamadas de atención al respecto también han sido reiteradas desde 2004, pero poco fructíferas.

Desde la Gerencia se afirma que los inspectores ya han revisado Gran Vía y alrededores, Marqués de Falces y la Plaza de la Trinidad. El recorrido de control se ampliará estas semanas y tendrá como resultado un informe técnico con el que se procederá a las pertinentes notificaciones a los propietarios. Aún así, desde el Ayuntamiento ya se están tramitando algunos expedientes, concretamente, en la calle Mesones. "De los últimos cuatro procedimientos incoados, dos de ellos han optado por retirar los carteles de manera voluntaria, uno no se ha logrado identificar al propietario aún y el último, se ha actuado por ejecución subsidiaria", confirman fuentes municipales.

Actuar de manera subsidiaria significa que el dueño del establecimiento, además de la retirada del cartel por parte del Ayuntamiento, tiene que pagar 1.000 euros de sanción. Este último paso viene precedido de una cadena de diez multas coercitivas de un valor de 600 euros que advierten de la retirada por parte del Consistorio pero que, en efecto, no amedrentan a los comerciantes.