El alcohol socialmente correcto

La ley es más estricta con el tabaco por los perjuicios que ocasiona en la salud del fumador y su entorno Las bebidas espirituosas, las más aceptadas

El alcohol socialmente correcto
L. Mingorance Granada

14 de febrero 2015 - 01:00

En el año 2011 Hollywood sacó la nicotina de las películas. El alto poder de influencia de la industria cinematográfica sobre el espectador motivó esta decisión que, de haberse producido años antes , habría dejado sin cigarro al mismísimo Humphrey Bogart. Por el contrario, la industria ha sido y es más benévola con el alcohol. No solo en territorio americano sino también en España donde los lingotazos en series y películas forman parte del imaginario diario. Permisibilidad que también se extiende a la legislación y a la sociedad.

Desde el año 2012, no se puede fumar en establecimientos, centros comerciales o incluso, en el entorno de colegios y hospitales. Además, el médico de cabecera invita a sus pacientes a no fumar, e incluso les ayuda. Sin embargo, el alcohol está por todas partes. Tanto que un brindis se convierte en la celebración perfecta para celebrar bodas, bautizos y comuniones, pero también finales de curso, de master, amores y rupturas. Todo vale para echar unos tragos.

Esta promoción persistente de las bebidas alcohólicas tiene sus consecuencias. Según explica el presidente de Proyecto Hombre, Manuel Mingorance, la edad de inicio de consumo de alcohol está entre los 13 y los 14 años. Si este dato es alarmante, Mingorance aporta otro aún peor: según el último informe Estude, un 30% de los jóvenes se ha emborrachado al menos una vez al mes en el último año. Este mismo dato en el año 1997 apenas superaba el 2,5% de la juventud. Para Mingorance, médico de profesión, vivir sin alcohol no solo es saludable, también posible. Es la recomendación que ellos hacen a las personas que acuden a su centro para rehabilitarse. Pero también el consejo que dan en los colegios e institutos donde imparten charlas, convencidos de que la prevención es la mejor herramienta para una juventud libre de copas. "Nosotros diferenciamos entre uso, abuso y dependencia. Las personas con problemas de alcoholismo que vienen a Proyecto Hombre suelen llevar más de 30 años bebiendo. Pero también vienen jóvenes que tienen, incluso, problemas puntuales como consecuencia del consumo", remarca.

Para ellos disponen de un programa específico que busca, sobre todo, fomentar la autoestima y las habilidades sociales con un único objetivo: que el alcohol no se convierta en el instrumento de la desinhibición para hacer amigos, ligar o para afrontar los problemas más graves. Los datos que dispone la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía no tranquilizan. El año 2014 cerró con un total de 271 asistencias en los centros hospitalarios granadinos. A razón de 22 al mes. En concreto, el Hospital Virgen de las Nieves atendió a 167 jóvenes de entre 10 a 24 años por abuso de alcohol en ese periodo. En el de San Cecilio fueron 104. Estos datos se complementan con el número de requerimientos al servicio de Emergencias Pública de Emergencias Sanitarias 061. En total, en 2014 recibieron 1.661 demandas, con distribución de 961 hombres y 659 mujeres (el resto no se definieron su género en la consulta). En 24 de ellas la petición estaba centrada en menores de 14 años; 168 entre 13 y 18 años y 322 de 18 a 25 (el rango de edad que más requerimientos hizo al servicio de emergencias).

Lo positivo es que del total, 787 casos no necesitaron de movilización de recursos sanitarios o se resolvieron con información. A medida que aumenta la edad, descienden las demandas al 061 aunque sorprenden rangos como 41-45 años con 151, de 51 a 55 (143), de 56 a 60 (74). Convertirse en alcohólico no resulta difícil. Dejar de serlo sí. De hecho, tal y como explican desde Alcohólicos Anónimos es una enfermedad que te acompaña para toda la vida. Ni siquiera el vinagre de la ensalada es un buen ingrediente para personas que, por culpa de su adicción, lo pierden todo. Uno de los integrantes de Alcohólicos Anónimos explica su historia "El alcohol por si solo no nos llama. Está muy malo", explica este hombre que estuvo a punto de perder a su mujer y sus hijos por culpa de sus problemas con la bebida. Él empezó a beber cuando tenía 13 años y recuerda cómo, hace algún tiempo, cuando un niño no comía, los padres le daban yema de huevo con fino, un supuesto elixir con propiedades "reconstituyentes".

Ya con trece, cuando empezó a trabajar sus compañeros le animaron a beber. "Una vez que ganas dinero puedes permitírtelo y sigues", reconoce este hombre que ha bebido hasta los 55 años. En total, fueron 42 años en los que "hice daño a las personas que tenía a mi alrededor", reconoce. A su juicio, su mujer sufrió en este periodo maltrato psicológico porque sabía cuando salía de casa, pero no la hora de regreso. "Me iba por las tardes y no volvía hasta el día siguiente. Ella lo pasaba muy mal". Esta situación lo llevó a casi perder a su mujer pero también a sus hijos que se distanciaron progresivamente. Sin embargo, desde que decidió atajar el asunto, ha descubierto una nueva vida.

Ya no le hace falta beber para pasar los días, ni para socializar con los demás. "Mi vida ha cambiado", dice orgulloso. Para llegar a este punto han ocurrido dos hechos imprescindibles: él admitió su problema, y decidió ponerle solución. No volver a probar ni una sola gota es su reto diario. Tomar, aunque sea solo un sorbo, supondría una auténtica recaída.

En las charlas de Alcohólicos Anónimos encontró su gran apoyo. Ahora se dedica a contar su historia para ayudar a los demás y transmitir el mensaje: Salir de la bebida es posible. No obstante, reconoce que también es trabajo de la sociedad. Resulta muy difícil dejar la bebida o evitar el consumo con un bombardeo continuo de whiskys y gin tonics de diseño alojado en la retina.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último