Granada año a año
  • El 19 de enero cayó tal nevazo que Granada quedó incomunicada durante un par de días

  • En mayo vinieron a Granada el sha de Persia y su esposa Soraya, a la que repudiaría meses más tarde por no poder darle hijos

1957: El año del Congreso Eucarístico y en el que murió La Tortajada

Tribuna montada para el Congreso Eucarístico Nacional en el Triunfo Tribuna montada para el Congreso Eucarístico Nacional en el Triunfo

Tribuna montada para el Congreso Eucarístico Nacional en el Triunfo / G. H.

Si en 1946 cayó una nevada sobre Granada gracias a la cual los más atrevidos pudieron esquiar en la Cuesta Gomérez, en el 1957 cayó tal nevazo que dejó completamente paralizada la ciudad durante dos días. Fue otra ‘nevada del siglo’, como llamaban los periódicos a las precipitaciones en las que hacían caer más nieve de la cuenta y que a los mayores nos hace pensar hoy que antes nevaba más que ahora. Comenzó la nevada el 19 de enero a las doce del mediodía y no cesó hasta bien entrada la madrugada. Además, la inclemencia meteorológica iba provista de una buena ración de aparato eléctrico, lo que le otorgó una singularidad más. Granada quedó incomunicada y las transmisiones telefónicas funcionaron con mucha dificultad. Los periódicos contaron la nevada con la suficiente dosis de tragedia, pero también llevaban en sus páginas fotografías de personas que se lo estaban pasando bien con la nieve. Incluso contaron la anécdota de ese señor que estaba desesperado en un hotel porque tenía que coger un tren que lo iba a llevar a Madrid y no encontraba quién lo llevara. Llamó a un taxi pero era imposible encontrar uno dispuesto a hacer el trayecto. Llamó después a la estación de autobuses, en donde le dijeron que el único transporte disponible era el autobús que cubría la línea con Puerta Real. Dijo que estaba dispuesto a dar lo que hiciera falta. Les explicó que era muy importante que cogiera ese tren porque su mujer estaba dando a luz. Los empleados de la estación se apiadaron de la situación y le enviaron el autobús. El hombre llegó a tiempo para coger el tren, pero tuvo que pagar cuarenta billetes de ida y otros tantos de vuelta.

1957 fue el año en el que nació el Zaidín, el barrio más populoso de Granada. Después de la construcción de las viviendas de Santa Adela, se construyeron 500 viviendas en el llamado Pago del Zaidín con el nombre de Barriada del Comandante Valdés, el militar que tanto había tenido que ver con la muerte de García Lorca. Vino a inaugurar la barriada el ministro de Vivienda José Luis Arrese, que dijo que esperaba que aquella zona se convirtiera en una “ciudad satélite de cuatro mil pisos” que fuera capaz de paliar el problema de la vivienda en Granada. Los pisos fueron puestos a la venta en 35.000 pesetas, dando grandes facilidades a los obreros que los compraran.

El 12 de abril de ese año hizo su último viaje el tranvía urbano que pasaba por la calle San Antón. Había que dejarle paso a los coches y los vecinos del barrio de Fígares protestaron por esta medida que los dejaba sin medio de transporte urbano. ¡Lo bonito que estaría hoy un tranvía por la calle San Antón! Desaparece un tranvía y viene un avión que apenas necesita 120 metros de terreno llano para despegar y aterrizar. Era un bimotor que el 12 de septiembre de 1957 dio una demostración en Granada y después se inauguraría una línea que uniría la capital de la Alhambra con Córdoba, Sevilla, Málaga y Algeciras. Tenía una capacidad para 16 pasajeros. El proyecto se fue a pique tres meses después cuando el avión se estrelló haciendo una excursión a Trípoli.

La visita del sha de Persia y Soraya

Entre las visitas importantes de ese año hay que destacar la del sha de Persia Mohamed Rez Pahlevi y su esposa la bella emperatriz Soraya. Fue el 29 de mayo y después de visitar la Alhambra y la catedral, comieron en el Gobierno Civil. El periodista que cubría la noticia detallaba al detalle el vestido de la emperatriz y dijo que tenía una mirada “tan subyugadora como triste”. Dio en el clavo el periodista porque unos meses más tarde Soraya sería repudiada por su marido por no poder haberle dado descendientes. El sha se casaría después con Farah Diva, que le dio cuatro hijos, mientras que Soraya, que se negó a seguir viviendo en palacio, se convertiría en una ‘princesa errante’, como la llamaba la prensa rosa. Estuvo en Roma donde probó suerte en el cine y después se fue a vivir a París, que alternaba con temporadas en Gstaad y Marbella. Murió sola en 2001 en su departamento parisino. La encontró tendida en la cama la mujer de la limpieza que iba cada mañana. Cuando se cerraron sus ojos tristes, la princesa Soraya tenía 69 años. Dejó unas memorias, El palacio de las soledades, y una cita en la que resumía su vida: “No le pude dar un hijo, pero le di mi corazón”. Una gitana del Sacromonte dijo cuando conoció la noticia del repudio: “Si cuando Soraya fuera venío a Graná yo le hubiera echao la buenaventura, seguro que se hubiera quedao preñá”.

Otra visita prevista y fallida fue la del rey Saud de Arabia Saudi. Estaban todas las autoridades esperándolo en el aeropuerto de Armilla cuando una ráfaga de viento obligó al avión en el que viajaba el monarca y su séquito a desviarse hasta Sevilla, en donde no había nadie que lo recibiera. Se dijo que vendría a Granada al día siguiente, pero envió a un tío y a un primo y él se quedó en la ciudad de la Giralda.

El sha de Persia y el alcalde Manuel Sola. El sha de Persia y el alcalde Manuel Sola.

El sha de Persia y el alcalde Manuel Sola. / G. H.

Ese año, por iniciativa del director general de Bellas Artes, Antonio Gallego Burín, se colocó en la muralla que enlaza la torrecilla de la Pólvora con las Torres Bermejas la placa que recuerda los famosos versos del poeta mexicano Francisco Asís de Icaza: “Dale limosna mujer/porque no hay en la vida nada/como la pena de ser/ciego en Granada”. Para la ocasión vino la escritora Carmen de Icaza, hija del poeta que tanto acierto tuvo con esa cuarteta. Carme de Icaza era una periodista y escritora de novelas rosas que tuvo una gran popularidad por esos años y dijo en el acto al inaugurar la placa con los versos que su padre siempre había sentido pasión por Granada. El crítico, poeta e historiador Francisco A. de Icaza conoció en Granada a Beatriz de León y Loynaz, con la que se casaría y tendría seis hijos. Y aquí fue donde se le ocurrieron sus versos mientras paseaba con su esposa y un ciego les pidió limosna. Tal vez el más bello piropo que se le haya echado a Granada.

Aunque el hecho que más atención atrajo en Granada ese año fue la celebración del Congreso Eucarístico Nacional, un acontecimiento religioso al que se sumaron varios miles de personas a lo largo de los seis días (del 13 de mayo al 19) que duró. Decenas de obispos, ministros y embajadores vinieron a Granada para la ocasión. Por supuesto no hubo hoteles ni pensiones para la gran cantidad de personas que llegaron esos días a la capital de la Alhambra. Las casas particulares con miembros de marcado matiz católico acogieron a miles de ciudadanos de toda España que quisieron estar presentes en el Congreso. Se allanó todo el terreno que hoy ocupan los Jardines del Triunfo y quedó una plaza donde cabían miles de personas. En la parte alta se construyó el altar y la tribuna. Los balcones se adornaron con banderas españolas y del Vaticano y se iluminaron muchas fachadas por la noche. Desde la plaza del Triunfo hasta el Salón se pusieron altavoces desde los que se oían las misas que se celebraban. Una locura. La megafonía también servía para advertir en donde estaban los niños que sus padres habían perdido e incluso para señalarle a algún obispo despistado en donde había dejado el coche. “Se comunica al señor arzobispo Fulano que su coche lo tiene en tal lugar”, decían los altavoces.

En la procesión final se sumó Francisco Franco y varios miembros del Gobierno. Aunque el momento más emocionante para los católicos fue cuando se oyó la voz del papa Pío XII, que por radio se dirigió a Granada y a los congresistas. El éxtasis total.

El Granada sube a Primera

En 1957 cantó por primera vez en el patio de los Arrayanes de la Alhambra Victoria de los Ángeles, con un programa que iba de Monteverdi a Falla. A partir de entonces su presencia en Granada tuvo continuidad, convirtiéndose en la artista vocal simbólica del Festival Internacional de Música y Danza. Victoria de los Ángeles cantaba y hasta los búhos de la Alhambra se asombraban, decía un crítico madrileño de la época.

Ese año murió en Santa Fe con 89 años Consuelo Tamayo Hernández, más conocida por La Tortajada. Fue una cantante y bailarina de la revista teatral de la conocida como Belle Époque. Le viene el mote porque desde muy joven se casó con su agente teatral, un tal Ramón Tortajada, que también tiene su espacio en la memoria de los granadinos porque participaba en la Tertulia del Rinconcillo y porque aquí fundó una línea de autobuses entre Granada y Motril que fue un fracaso. Un perla que al final se fugó con la cocinera La Toñica y con todos los ahorros del matrimonio. La Tortajada debutó con quince años en el Empire de París y se codeó con la Bella Otero. Tuvo muchos éxitos en París, Londres y en Estados Unidos. Incluso fue condecorada por el káiser alemán Guillermo II y por el zar ruso Nicolás II, y recibida en audiencia privada por el papa Pio X. Cuando deja los escenarios vuelve a Granada donde compra un palacete en la Plaza Mariana Pineda. Después de la fuga del marido, La Tortajada cae bajo los encantos de un joven gigoló granadino que le saca el poco dinero que tenía. Vivió su vejez sola, pobre y arruinada. Los periódicos nada dijeron de su muerte, nadie se acordaba de ella. En Santa Fe tiene una calle dedicada.

A Francisco de Icaza se le ocurrieron sus versos mientras paseaba con su esposa por Granada y un ciego les pidió limosna

En 1957 se rueda en Granada la película Simbad y la princesa. Los actores eran Kerwin Matheus y Katryn Grant, la esposa de Bing Crosby. Granada se convierte en Bagdad por obra y gracia de la magia del cine y la Puerta del Vino en un mercado árabe. El grueso del rodaje se hace en los Jardines del Partal y en el Patio de los Arrayanes, donde los amantes se hacen arrumacos y se prometen una vida juntas. Qué bonito. También se rueda Soledad, con Fernando Fernán Gómez, Germán Cobos y Pilar Cansinos, la prima de Rita Haywoord. En la película salen las cuevas, las zambras, los gitanos y todos los tópicos posibles.

Cuidar La Alpujarra

En 1957 se tardaba en ir desde Granada a Mecina Bombarón (unos cien kilómetros) seis horas y media. Así lo testifica en un artículo el periodista Blas de Piñar, que contó ese año en un periódico su aventura por La Alpujarra granadina. Gracias a ese artículo y otro de Gonzalo Martín Vivaldi, hermano de la poeta Elena, los granadinos empiezan a tomar conciencia de que La Alpujarra es una comarca a la que hay que cuidar más. Blas de Piñar –recoge José Luis Entrala en su libro sobre un siglo de anécdotas en Granada- escribió que el autobús en el que viajaba era un horno caldeado que hacía una gran cantidad de paradas en ventorros “en los que el hielo solo entra el día del Patrón del pueblo y solo es posible tomar cerveza caliente”. Y para colmo la última parte del viaje la tiene que hacer en burro porque el autobús solo llegaba a Cádiar. Martín Vivaldi lo que reclama es “una campaña de higiene para eliminar moscas y otros molestos insectos” a fin de que “el tipismo de la región no se convierta para la máquina fotográfica del extranjero, en plásticas instantáneas de niños mugrientos y casitas sórdidas”. Pero la “inmensa inoperancia”, según Entrala, de la Junta Provincial de Turismo solo se le ocurre para relanzar la comarca un proyecto “de excursiones para catedráticos o personas de solvencia intelectual”. Con un par.

1957 fue un año importante para la hostelería granadina porque se inauguró el hotel Nevada Palace, de la cadena Meliá. El que está en estos momentos cerrado por reformas y que abrió sus puertas el 22 de febrero de 1957. Para la ocasión fueron invitadas 1.200 persona, que dieron cuenta del inmenso ágape que el dueño de la cadena, José Meliá, había preparado para la ocasión. Los periodistas mojaron en tinta apresuradamente sus plumas para repartir elogios sobre el establecimiento en sus respectivas crónicas.

En cuanto al Granada Club de Fútbol, ese año sube a Primera División.

Lo hace posible la llegada de jugadores como Ben Barek, Vidal, Igoa, entre otros. En el último partido, aunque perdió frente al Extremadura, el pinchazo de su inmediato perseguidor el Hércules, consiguió el billete del ascenso a los nuestros. En esta temporada seguiría Bailón al mando de la presidencia, aunque debería dimitir al final de ésta tras las denuncias por el intento de soborno a entrenador y jugadores del Puente Genil. La Federación lo inhabilitó por dos años. El primer partido en Primera División lo jugó contra el Real Madrid de Kopa, Di Stéfano y Gento. Casi ná.

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