Crisis. Si algún investigador tuviera todo el tiempo del mundo para cotejar la palabra más utilizada en los titulares de periódico de todo el mundo durante los últimos años, es bastante probable que crisis estuviera entre las primeras. Supuestamente, hace cuatro años que oficiosamente se empezó a hablar de fin de la crisis, aunque lo cierto es que la palabra y sus consecuencias siguen estando más que presente en las vidas de miles de granadinos. Sin ir más lejos, en las de los más de 100.000 parados que hay en la provincia, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año. Una cifra muy superior a los 77.900 desempleados que había en la misma época en 2008, cuando ya empezaba a ir de un lado para otro la palabra crisis. Aunque todavía Granada no se había acostumbrado a superar constantemente la barrera de los 100.000 en las sucesivas encuestas de que elabora el Instituto Nacional de Estadística.

La tasa de paro que tenía Granada en aquella época era del 18,45% mientras que actualmente está instalada en un 23,8%, con todo el agravante de que muchos de los desempleados son de larga duración y que las cifras de jóvenes que ni estudian ni trabajan en la provincia sigue por encima de los 32.000, según los últimos datos actualizados. Además, la precariedad y la temporalidad se han convertido en la gran lacra de muchos trabajadores, hasta tal punto que aproximadamente el 93% de los empleos que se crean son de carácter temporal. Además, Granada está entre las diez provincias con los salarios más bajos de España u es de las primeras en la lista de las que tienen mayores tasas de desempleo.

El escenario y los datos siguen siendo difíciles de asumir, pese a que el clima económico de los últimos años se ha relajado. Precisamente, ayer se cumplieron diez años de la quiebra de Lehman Brothers, un momento que marcó un antes y un después en la economía mundial. La fecha es simbólica y un buen momento para hacer memoria. Si bien es cierto que la crisis ya venía lastrando la economía granadina desde antes del estallido que produjo la quiebra banco americano de inversión y el posterior crac de la bolsa. Así, en septiembre de 2008 un simple recorrido a las portadas de este periódico tales como "Las demandas por impagos y despidos saturan los juzgados" o "La Administración activa un paquete de más de 30 medidas anticrisis en apenas dos meses". Dos muescas más de los ríos de tinta y sufrimiento que desataría para muchas familias la recesión económica.

Han sido los años en los que se empezaron a multiplicar el número de personas pidiendo en las calles, surgieron los movimientos colectivos para evitar los implacables desahucios que iban subiendo como la espuma, la ciudadanía se familiarizó con los carteles de "compro oro" y era rara la familia que no llevaba consigo un drama motivado por cuestiones económicas. Un paisaje que sigue presente y que se puede ver en las calles de la séptima provincia española con mayor tasa de desempleo y donde según los últimos informes Caritas, la pobreza se ha enquistado y el número de gente que solicita ayuda es todavía muy alto.