Inauguración de temporada

Sierra Nevada : Un primer día de esquí a medio gas condicionado por un fuerte temporal

  • Estrenan la temporada 542 personas, una cuarta parte de los esquiadores el año pasado

  • La estación de Sierra Nevada abre la temporada con dos horas de retraso

Sierra nevada ha vivido este sábado un infierno blanco que ha reducido mucho las expectativas de la estación de disfrutar un año más de un estreno de temporada radiante. El día de apertura de la estación de esquí no consiguió cumplir con los datos a los que acostumbra Cetursa: ayer tan solo 542 ‘valientes’ se atrevieron a probar las mieles heladas de Sierra Nevada en un día marcado a fuego para los amantes del esquí y el snowboard. La apertura del año pasado, en el que se gozó de un día perfecto como el de Lou Reed, fueron 2.000 los que rompieron la primera capa de nieve del invierno.

Las adversas condiciones meteorológicas –y que se espera que para hoy cambien– fueron las que condicionaron la jornada. El día no comenzó bien, la duda de si sería posible abrir algunas de las pistas amaneció a la misma hora que los trabajadores de Cetursa. Pasaban las horas y el cielo blanco y opaco no daba una tregua a los rayos de sol que parecían que quedaban tan lejos como otra galaxia. Los que dejaban el coche en el parking de Pradollano bajaban del vehículo pensándose en otro plano astral: viento, frío y una niebla en movimiento hacía presagiar a los que portaban sus esquíes que –con suerte– habría que esperar para coger el telecabina si no pasaba lo peor y tenían que pasar el día sin deslizarse. Amén de los resbalones por las placas de hielo que recorrían las calles del pueblo efímero de Pradollano.

La estación no abrió a las 9 y tampoco lo hizo a las 10. Cetursa esperaba que el tiempo arriba, en Borreguilles, cambiara y diera una tregua para que al menos quienes habían subido pudieran ponerse los esquíes o la tabla durante unas horas.

Pero la espera no se hizo en interior, caminantes blancos portaban trineos a remolque para entretener a los pequeños en las inmediaciones de la plaza de Andalucía, otros tomaban café en una de las terrazas para “vigilar a los niños” que se tiraban bolas de nieve y otros, que también los había apurados por la incertidumbre de la apertura, daban paseos tablas en mano esperando que el temporal no los llevara de vuelta a Cádiz vírgenes de nieve.

Dieron las once de la mañana y en una de las cafeterías –que como tantos comercios esperan al puente de diciembre para abrir realmente su temporada– se escuchó de pronto un rumor: “ya han abierto”. Unos apuraban la tostada y otros, con el resorte engrasado, saltaban de sus sillas para acudir al telecabina. Hasta ese momento, el viento y la escasa visibilidad hicieron imposible cumplir con el horario del primer día, en el que se previó abrir a las nueve de la mañana.

Primer día en la estación Primer día en la estación

Primer día en la estación / Álex Cámara

El infierno blanco que abría estas líneas se materializaba en las primeras horas –aunque no llegó a mejorar notablemente– con una capa blanca de niebla que dejaba escasa visibilidad y un fuerte viento que se unieron a las dificultades para hacer funcionar los remontes a primera hora del día.

Según informó Cetursa, la lluvia y la nieve la noche anterior atrancó los remontes con gruesas capas de hielo que tuvieron que arrancar los trabajadores de la estación en una carrera de obstáculos con la meta en la apertura de la estación en tiempo y forma.

La estación gestionada por Cetursa viene de la segunda mejor campaña de su historia, superando el millón de visitantes, por lo que el reto no era sencillo. Ya de por sí la diferencia con el año pasado es que hay 40 kilómetros menos de pistas esquiables para la apertura, a pesar de toda la nieve caída. Ayer solo pudieron abrir 13 kilómetros de pistas, con un desnivel de 900 metros.

Aspecto de la estación Aspecto de la estación

Aspecto de la estación / Álex Cámara

Pese a su apertura, el estado del tiempo en Borreguiles no era apetecible aunque los más deseosos por estrenarse en la nieve pudieron hacerlo –a duras penas– en las áreas de Borreguiles y El Río. Los remontes que se pusieron en marcha fueron el telecabina Al-Ándalus, las alfombras Dauro, Borreguiles y El Bosque, y los telesillas de las pistas bajas, Emile Allais, Veleta II y Veleta.

Desde un telecabina bamboleante a causa de las rachas de viento se observaba a esquiadores y snowboarders deslizándose ladera abajo, eso sí, sin abusar de la velocidad ya que la capa lechosa solamente dejaba ver apenas unos metros por delante. El viento, frío y la nieve no fueron óbice para los amantes del deporte de invierno, esos más de 500 infatigables que no renunciaron a sus horas de esquí. Para muestra sus propias caras al bajar del telecabina: en esos centímetros de piel helada no cabía medio gesto de resistencia al medio ni mirada de soslayo al cielo o a la inmensidad blanca que los rodeaba.

Granadinos había pocos, los acentos que se confundían en la autopista del viento de Sierra Nevada eran madrileños, gaditanos y sevillanos, sobre todo. Muchos de ellos habían subido a la estación en familia y se consolaban con la previsión del tiempo de hoy, que dibuja una óptima apertura de temporada, eso sí, en diferido.

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