Granada

Las bonitas historias del ingeniero Santa Cruz

  • Juan José Santa Cruz, el ingeniero que diseñó la carretera de Sierra Nevada, tuvo tiempo de contar bonitas historias antes de ser fusilado en 1936 La Criolla y la Maharaní de Kapurthala

Lamentablemente poco queda ya de aquel primer trazado histórico de la carretera más alta de Europa, pero el hecho ingenioso, atrevido y heroico nunca debiera ser olvidado. Sirva este amable recuerdo de una bonita historia contada por Santa Cruz hace 90 años.

Acudiendo a la revista Reflejos del año 1926 y a los estudios y comentarios del profesor Titos Martínez sobre la obra de Santa Cruz, traemos hoy una de las historias que el ingeniero contaba en su serie de artículos titulada Cualquier tiempo pasado. La historia lleva por título La Criolla y la Camelia; sirvió de pretexto una caricatura que el ilustrador gráfico Manuel Tovar, granadino nacido en la Plaza de la Mariana, había realizado de una tonadillera malagueña que trabajaba en los cabarets del Madrid de finales del siglo XIX llamada Antonia Fernández, la Criolla. Fue corista del Eslava, luego cupletista del Romea y después animadora del Central Kursaal.

La curiosa manera de cómo La Criolla engañó al joven de la casa de empeño no está clara. ¿Era torpe el dependiente o era demasiado guapa y astuta la cantante? Acuciada por la necesidad llevó a empeñar un viejo reloj con la cuerda rota. "Apoyando su talle en el mostrador y agitando su brazo para que no dejara de sonar el tic-tac de la máquina", hizo creer que el reloj funcionaba. El joven admirador más atento a su "grácil cuerpecillo y a la gracia de sus ojos negros" que al verdadero funcionamiento del reloj, ofreció unas pesetillas de más junto a la papeleta de empeño.

Tiene su historia otro capítulo. Fue en el Central Kursaal donde La Criolla se encontró con Las Camelias, dos hermanas también malagueñas que bailaban por quince pesetas diarias. Una de las Camelias, la menor, era Anita Delgado la que con el tiempo acabaría siendo la Maharaní de Kapurthala al casarse con Jagatjit Singh, el marajá de Karputhala en la India. "La nueva heroína de un cuento oriental había seducido el regio corazón de un soberano de las Indias", así lo escribe Santa Cruz. Acudiendo a la obra de Maha Akhtar titulada La nieta de la Maharaní nos enteramos de los entresijos de esta aventura. Fue con motivo de la boda de Alfonso XIII con la princesa Victoria Eugenia en 1906, cuando en la Puerta del Sol Anita Delgado, su hermana Victoria y sus padres esperaban el paso del séquito real. En uno de los coches descapotables más lujosos viajaba el marajá tocado con un llamativo turbante de seda azul turquesa. El hombre, "alto, moreno y guapo", miró fijamente a Anita y quedó totalmente fascinado. Una noche decidió asistir al cabaret del Central Kursaal para ver bailar a Las Camelias y fue allí donde quedó certificado su enamoramiento de la joven Anita Delgado a la que recordaba haber visto en la Puerta del Sol. Boda espectacular en Kapurthala en 1908 a la que ella asistió a lomos de un elefante. Anita Delgado, casada con 17 añitos y separada luego de su marido, murió en Madrid en 1962.

Así termina el ingeniero Santa Cruz su relato en la revista Reflejos: "Tal vez para la favorita oriental sea muy poco la pobre tonadillera, ya que con iguales orígenes fue muy vario el destino de aquellas dos niñas malagueñas. Mariposa de bellos colores lució la una su belleza por orientales y regios camarines. Cigarra alegre y bullidora alegró la otra tertulias bohemias: quede el retrato de la mariposa en los regios salones de Kapurthala que para recuerdo de la cigarra basta el ágil lápiz de Tovar que la perpetuó en esta silueta".

No está mal recordar de vez en cuando a Juan José Santa Cruz, "el hombre que acercó las nubes", como lo llama Manuel de Pinedo, y a Manuel Tovar, o Don Hermógenes, como a veces se firmaba el simpático caricaturista granadino. (Ver mi artículo El gran caricaturista Manuel Tovar. Granada Hoy, 12 de octubre 2009).

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