El verano se despide en el calendario con un descenso de temperaturas y posibles lluvias, que posiblemente dejen paso a unos días de calor notable. Atrás queda un estío marcado por lo extremo de las máximas sobre todo en el mes de julio, en el que se sucedieron varias olas de calor. Según los indicadores del Panel MoMo, que recoge el exceso de mortalidad a lo largo del año, apunta a que desde el pasado 1 de junio se han producido en Granada 27 muertes atribuibles a las altas temperaturas.

Junio se descolgó con una tempranera ola de calor que marcó el final del curso escolar y la festividad del Corpus. Se alcanzaron registros notables pese a estar todavía en primavera. En aquel mes se apuntaron ocho fallecimientos por calor en Granada. En julio, que encadenó episodios de alerta por calor uno tras otro, se registraron según la estimación del Instituto de Salud Carlos III, otros 17 decesos, mientras que en agosto hubo otros dos óbitos.

Pese al número, 27, no se trata de uno de los peores veranos en cuanto al aumento de mortalidad. El pasado año, sin ir más lejos, hubo 32 fallecimientos en agosto y 12 más en julio. Especialmente llamativo es el caso de 2017, cuando -siempre según las estimaciones realizadas por este sistema de monitorización- hubo 51 muertes en agosto y 46 más en julio.

De vuelta al verano de 2022, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntó a que el pasado estío (junio, julio y agosto) resultó el más cálido de su serie, iniciada en 1961, con una anomalía media de 2.2 grados por encima del promedio; esto supone haber superado en 0.4 grados al anterior verano más cálido, que era, hasta ahora, el de 2003. En algunos puntos de Andalucía oriental -donde se ubica Granada- se llegó a alcanzar valores próximos a 4 grados por encima de la media en algunos puntos de estas regiones.

En el caso puntual del aeropuerto de Granada, la gráfica realizada por la Aemet recoge que se estuvo por encima de la media calculada con los datos de 1981 a 2020 prácticamente durante todo el verano, salvo un breve respiro a finales de junio (cuando finalizó la ola de calor extrema de mediados de ese mes) y varios días de la tercera semana de agosto. El resto de jornadas la máxima no bajó de los 35 grados. 

También las mínimas fueron muy elevadas, según la gráfica elaborada por la Agencia Estatal, con una sucesión de noches en las que no se bajó de los 20 grados tanto en junio como entre finales de julio y primeros de agosto. 

En cuanto a las precipitaciones, fueron prácticamente nulas en unos meses que, por sí, suelen ser secos.