Once años han pasado desde que el Ayuntamiento de Granada decidió poner pies en pared y afrontar el desalojo de las cuevas del cerro de San Miguel en el Albaicín. Vivir en un agujero en la montaña sin ningún tipo de habitabilidad, en un entorno insalubre y sin garantías de seguridad no parecía digno ni para la ciudad ni para los moradores, así que la capital inició el procedimiento de desalojo. En 2006, en 2007, en 2013... el procedimiento se ha abierto tantas veces como fracasos ha registrado. Ayer, en el pleno municipal, el concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Fernández Madrid, avanzó que el próximo mes habrá una reunión de todos los grupos políticos del Ayuntamiento y los vecinos para, además de iniciar el desalojo de las personas que habitan de manera irregular en las cuevas, se pueda adecentar la zona y recuperar el espacio público de gran valor patrimonial y paisajístico para los vecinos de Granada y, principalmente, del Albacín.

"Es una actuación importante que ya no puede esperar más así que el mes que viene tendremos una reunión con todos", relató el responsable de Urbanismo.

Además de la actuación en el cerro, los vecinos del Albaicín verán otras mejoras en el barrio como la rehabilitación de la iglesia de San Luis de los Franceses. La construcción de la iglesia formó parte de la campaña de evangelización promovida por los Reyes Católicos tras la conquista del Reino de Granada. Se erigió en 1526 y es de tipología gótico-mudéjar. A raíz de una moción presentada por el grupo del PP (que fue aprobada por unanimidad) el concejal de Urbanismo apuntó que están esperando autorizacion de la Consejería de Cultura para acometer obras de urgencia y es que el deterioro de la iglesia "es importante".

En principio, la rehabilitación de esta joya patrimonial se acometerá cuando lleguen los fondos europeos Dusi. Mientras tanto el equipo de gobierno avanzó que han pedido ayudas para que esas primeras obras sean inmediatas. Fernández Madrid dijo ayer que en el marco del convenio firmado con la Alhambra , van a intentar que haya más equipamientos y edificios municipales con usos compartidos en el barrio. Esto permitiría liberar parte de la intervención y del dinero municipal para dedicarlo a otras actuaciones importantes como la del Cerro de San Miguel.