La Casa de los Pisa, con dos escudos, una cámara santa y un belén por Navidad
El ADN de Granada
En una de sus estancias vivió y murió San Juan de Dios, acogido por la esposa del dueño del palacete
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Estamos en tiempos navideños y muchos granadinos programan su tiempo libre pensando en ir a visitar algunos de los belenes que se montan en Granada, que son muchos porque la ciudad de la Alhambra es proclive a este menester. Casi un centenar se levantan todos los años y muchos de ellos participan en un concurso que organiza el Ayuntamiento con el fin de que esta tradición no se pierda. Pues bien, uno de los belenes que suele ganar dicho concurso es de la Casa de los Pisa, lugar en donde está el Museo de San Juan de Dios y en donde el hermano Juan de Dios Orquín, veterano belenista, consigue embelesar a miles de granadinos que todos los años pasan a ver su recreación de figuritas de barro, norias de juguete y construcciones en miniatura.
La Casa de los Pisa la construyó un mercader judeoconverso o ‘cristiano nuevo’ llamado Juan Rodríguez de Pisa, que desde Almagro había llegado a Granada como oidor de la Chancillería. En poco tiempo este noble consiguió ser caballero veinticuatro y tener poder político dentro del concejo. Estamos hablando de un poco después de la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Fue pues Rodríguez de Pisa quien hizo construir este palacete que pasaría a la historia y al ADN de la ciudad porque acogería a San Juan de Dios en los últimos días de su vida. El santo había muerto de una pulmonía al intentar salvar a un joven que se estaba ahogando en el río Genil. Lo acogió Ana de Osorio, esposa de Juan Rodríguez de Pisa, una incondicional del santo y dueña del palacete. Según cuenta la leyenda, el santo antes de morir cogió un crucifijo en sus manos y se dispuso de rodillas. Así estuvo durante ocho horas. En esta posición quedó sin movimiento alguno, hasta que falleció. Es por esto por lo que la imagen de San Juan de Dios que preside su estancia se encuentra recreando esta misma postura, tal cual se relata.
La Casa de los Pisa es uno de los palacetes más antiguos de la ciudad y destaca por el detallismo de sus elementos, sus cubiertas mudéjares y su fachada de cánones renacentistas, que fue una de las primeras que se vio de este movimiento arquitectónico en Granada. En esa fachada destaca el dibujo del alfiz y dos pequeños escudos pertenecientes a los Pisa y a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Dos ventanas de rejas, una a cada lado, completa el frontispicio.
La restauración
El palacete está situado en la Calle Convalecencia, muy cerca de la Plaza de Santa Ana. Como muchas de las familias nobiliarias urbanas, la familia Pisa sufrió dificultades económicas a partir del siglo XVIII que se desprendió de la casa a finales de dicho siglo. Hasta que fue adquirida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1927 para honrar a su patrón. El palacete necesitaba una reforma y la orden encargó al arquitecto Fernando Wilhelmi que la llevara a cabo. A partir de ahí tuvo muchas utilidades. Fue hospicio de sacerdotes ancianos. Posteriormente sirvió también como aulas de la Escuela de Artes y Oficios, hogar de los pobres y refugio de vagabundos y menesterosos. Todo pobre que en pleno invierno no tenía a donde ir a dormir, se iba a la Casa de San Juan de Dios.
Fue en el año 1931 cuando se decidió que en el antiguo palacete se instalara un museo dedicado a garantizar el conocimiento y conservación del patrimonio cultural de la orden. Y es en el año 2000 cuando dicho museo se consolida y empieza a estar tenido en cuenta a la hora de visitar lugares curiosos y con mucha historia.
La casa tiene un bonito patio central porticado y una capilla neogótica. El museo consta de doce salas y tres galerías. Para los amantes de los fetiches allí podemos encontrar, por ejemplo, unas zapatillas rojas del papa Benedicto XVI, que el pontífice regaló al hermano de la orden Rafael Cabrerizo, director de la farmacia que hay en el Vaticano. Los zapatos fueron artesanalmente hechos por el diseñador Adriano Stefanelli, el zapatero de los papas. También se guarda allí el bastón –o uno de los bastones– con el que San Juan de Dios recorrió las calles y los caminos de Granada pidiendo limosna. Así como una capacha limosnera y una saya que pertenecieron al susodicho.
Pero el museo es mucho más. Se considera el centro aglutinador del Patrimonio de la orden, a través del cual se puede conocer la historia de esta y de su fundador, recogida en sus diferentes estancias con obras procedentes de artistas de todo el mundo y también de Granada. Hay obras, por ejemplo, de Alonso Berruguete, Alonso Sánchez Coello o diferentes cuadros de pintura flamenca. También hay obras de Pedro de Raxis, Diego de Mora, Juan de Sevilla y hasta de Alonso Cano. Durante el recorrido, es posible contemplar pinturas, grabados, marfiles, muebles y porcelanas del siglo XVI. Muchos de estos objetos han sido donados por instituciones religiosas. Así como tiene mucha documentación sobre los hospitales que la orden posee en todo el mundo.
Aunque lo que casi todo el mundo quiere ver cuando entra en el museo es el lugar en donde murió el santo. Está en la tercera planta, a la que se accede a través de una pequeña escalera. Allí se ha recreado la humilde alcoba en la que vivió y murió el santo y que está enterrando en la basílica que lleva su nombre. Y allí también está el bastón del que hablábamos antes, además de vestimentas, rosarios y otras reliquias conservadas por la orden. Además de cuadros con diferentes etapas de su vida. Todo un cúmulo de objetos religiosos que a los creyentes incita a rezar por el santo y a los no creyentes a contemplar la cámara como un curioso habitáculo de barroquismo y arte sacro.
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