Los comerciantes de Granada capital aseguran que la Zona de Bajas Emisiones ha "vaciado" sus tiendas en dos meses

Los representantes del Centro Comercial Abierto de Granada han vuelto a criticar la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones en Granada capital con el actual modelo de prohibición de acceso al término municipal a vehículos considerados contaminantes que no estén inscritos en la ciudad. Los datos del Observatorio de la institución, realizado en el conjunto de la capital, revela que la medida está provocando una pérdida sostenida de actividad económica, con una caída generalizada de las ventas y un clima de rechazo social creciente.

Según el informe, el 82,2% de los negocios consultados declara haber registrado ventas más bajas en octubre y noviembre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Entre los establecimientos que han sufrido descensos, la caída media se sitúa en el 25,46%, un dato que el sector califica de especialmente preocupante al afectar a un periodo clave para la estabilidad económica, el empleo y la planificación comercial.

Desde el Observatorio señalan que el problema no es ideológico, sino "económico, inmediato y medible", y lo resumen en una frase que se repite entre comerciantes: “si mi coche no entra, mi dinero tampoco”. Las restricciones de acceso, que segíun denuncian no cuentan con alternativas de movilidad suficientemente claras y eficaces, "se traducen en menos afluencia y menos compras, desplazando el consumo a otros destinos".

El impacto económico va acompañado, además, de un fuerte deterioro del clima social. El estudio recoge una valoración mala o muy mala por parte del 94,3% de la clientela, mientras que el 96,2% de los trabajadores de los establecimientos con plantilla comparte esa percepción negativa. Según los comerciantes, cuando la calle pierde pulso y el cliente percibe barreras, el consumo deja de ser espontáneo y tiende a posponerse o trasladarse fuera del centro.

Las previsiones del sector tampoco son optimistas. "El 94,3% de los negocios califica el impacto global de la ZBE como negativo o muy negativo, y el 94,1% anticipa que el efecto seguirá siendo negativo en 2026, con un 64,3% que prevé un escenario muy negativo. Para el comercio, estos datos indican que no se trata de una fase de adaptación, sino de un cambio estructural que pone en riesgo la continuidad de negocios y empleo", han denunciado.

El Observatorio recuerda que ya en los primeros diez días tras la implantación de la ZBE se detectó un impacto similar, con un 82% de comercios con ventas más bajas y una caída media del 23,2%. Dos meses después, no solo se mantienen los porcentajes, sino que la caída media ha aumentado, lo que refuerza la idea de que el efecto no se diluye con el tiempo, sino que se consolida.

Asimismo, el sector recuerda que en un estudio previo realizado en febrero, antes de la entrada en vigor de la ZBE, el 97,9% de las personas entrevistadas ya mostraba su desacuerdo con el modelo planteado, advirtiendo del riesgo para la supervivencia de parte del tejido comercial. A ello se suma, según el informe, el peso del consumo procedente de fuera del núcleo urbano, que se ve directamente afectado por las restricciones de acceso.

El presidente del Centro Comercial Abierto de Granada, Ángel Rodríguez Párrizas, ha señalado que en Granada "no se puede hablar de sostenibilidad expulsando al cliente y dejando al comercio sin oxígeno”. A su juicio, los datos demuestran que “la caída no se corrige, se instala”, por lo que reclama una revisión urgente del modelo y medidas inmediatas para compatibilizar la sostenibilidad ambiental con la actividad económica y el empleo.

Desde el Centro Comercial Abierto de Granada se exige a las administraciones una respuesta proporcionada a la gravedad de los resultados, que incluya medidas compensatorias, alternativas reales de movilidad y un diálogo efectivo con el sector, con decisiones concretas y calendario definido.